España, el fuera de juego del PP

Cuba se prepara para la visita del Papa Francisco (Himar Bethencourt)

Enrique Bethencourt

La Habana —

En el deshielo de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba han jugado un determinante rol sus respectivos máximos dignatarios, Barack Obama y Raúl Castro. Pero al tiempo ha sido clave la intervención mediadora de Canadá, Francia y el Vaticano. Al respecto, no son casuales la visita de Françoise Hollande, el pasado mes de abril, la primera que realiza a la isla un presidente francés, y la del Papa Francisco, que se iniciará este 19 de septiembre.

¿Y España? El profundo sectarismo ideológico del PP, su total alineamiento con los sectores estadounidenses más duros, primero con Aznar y ahora con Rajoy, han dejado a España fuera de ese interesante proceso de distensión y apertura. Mientras otros trabajaban, más o menos silenciosamente en el terreno diplomático, el Gobierno del PP jugaba a los espías, con los mortadelos y filemones de turno, y al apoyo económico a la Oposición.

Como quedó al desnudo con el trágico accidente de Ángel Carromero, que costó la vida al dirigente anticastrista cubano Oswaldo Payá, dejando descabezada a la ya exigua oposición. Para apoyarles, el PP tuvo a bien enviarles a un dirigente político de extrema mediocridad y de reconocida imprudencia y falta de pericia al volante, acreditadas por un amplio expediente de multas y pérdidas de puntos.

La actuación de la dupla Aznar-Rajoy y de sus ministros de Exteriores se sitúa a años luz de las decisiones tomadas en su momento por el fundador del partido y presidente de honor hasta su fallecimiento. En efecto, Manuel Fraga, en su larga etapa al frente de la Xunta de Galicia, tendió puentes hacia Cuba y su Gobierno.

El pragmatismo de don Manuel, pese a su profundo anticomunismo y su total rechazo del modelo político cubano, contrasta vivamente con la torpe estrategia de los líderes del PP desde los años noventa del pasado siglo. Una estrategia que solo ha conseguido minimizar la influencia española en Cuba en estos momentos de cambio.

Posada

Paseando por La Habana Vieja abordo al presidente del Congreso, Jesús Posada, de visita oficial a Cuba junto con una delegación de la Cámara de la que forman parte Ignacio Gil (PP), Teresa Cunillera (PSOE) y José Luis Centella (IU). Este viaje fue en su momento criticado por el diputado popular Teófilo de Luis, que consideró que era inoportuno y que daba aire al régimen castrista.

Posada me comenta su agenda y las reuniones previstas, entre ellas una con representantes de la Asamblea Nacional de Cuba, que preside Esteban Lazo,

Así como encuentros con distintos ministros del gabinete de Raúl Castro, entre ellos el de Comercio Exterior.

El presidente del Congreso asegura que “se trata de una visita de carácter fundamentalmente institucional. Pero, sin duda, estoy convencido de que supone un paso más en la mejora de relaciones entre España y Cuba en este momento histórico. Me refiero a las relaciones políticas pero también a las comerciales”.

Unos lentos pasos que no sé si llegan a tiempo ni si son capaces de rectificar adecuadamente el cúmulo de errores de la diplomacia española en los últimos años.

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