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Comienza un nuevo curso escolar. Antes de dar la salida vamos calentando motores. En los centros escolares los equipos directivos se rompen la cabeza con los horarios y las reuniones informativas. El profesorado se coordina y prepara los aspectos más relevantes de su materia, esto funcionó, lo mantenemos, aquello otro que no, lo cambiamos. En casa las familias sacan mochilas y estuches de los estantes donde llevan un par de meses relegados; y los verdaderos protagonistas, no lo olvidemos, las alumnas y alumnos se van haciendo a la idea de lo que les espera.
Lo que les espera va a depender en gran parte de cada uno de estos actores: profesorado, familias, ellas y ellos mismos, pero también de la Administración. Y mucho.
En Castilla-La Mancha hace unos años, con aquella crisis financiera que arrasó con tantos derechos y servicios, pero poco se llevó de los causantes de la misma. El entonces gobierno autonómico aplicó una serie de duros recortes. Fueron los años del Gobierno de Cospedal, tras el 2011, y las mareas verdes. Miles de docentes en nuestros centros y en las calles salimos a clamar en defensa de una Educación pública, de todas y para todas, las personas que enseñaban y aprendían, para toda nuestra sociedad, porque la Educación afecta a toda nuestra Comunidad.
Es significativo que entonces, en esos años oscuros de recortes de la derecha neoliberal, hubiera recortes en casi todos los sectores, pero educación junto a sanidad se llevaban el premio gordo. Aún no se han recuperado de aquel golpe dado hace ya 13 años. Y eso es lo más grave. Que hoy ya no se da aquella situación de carestía que les servía de excusa, que las cifras macroeconómicas parecen positivas, y que en el gobierno regional está el PSOE de Page, que prometió acabar con estos recortes hace ya más de diez años. Y no lo ha hecho.
Por eso, la comunidad educativa empezamos este curso en huelga. Porque cuando salimos de una crisis nos metimos en otra, y la comunidad educativa no dejó de sufrir golpes. Porque ahora que llega la posibilidad de invertir vemos con temor que la educación pública está lejos de ser la prioridad de este gobierno autonómico. Y no queremos permitirlo.
Queremos una educación pública de calidad y, como sabemos que podemos alcanzarla, queremos que su consecución sea una prioridad para este gobierno regional.
No queremos aulas saturadas, donde la educación personalizada resulta complicada, el desarrollo y seguimiento de las clases se resiente, y donde es imposible atender adecuadamente al alumnado con necesidades especiales por falta de personal o formación específica.
No queremos centros escolares con instalaciones precarias, donde haya edificios que se caen a trozos o departamentos sin condiciones ni material para poder desarrollar su función. Por un bienestar mínimo de profesorado y estudiantes, que pasamos frío en invierno y un calor insufrible cuando llega el verano. Por una cuestión de eficiencia energética, porque los gastos en edificios y sistemas anticuados de calefacción son insoportables, por esa misma Transición energética que intentamos inculcar en nuestras aulas, es inaceptable la situación de demasiados centros educativos de nuestra región.
Queremos unas condiciones de horario lectivo y derechos acordes con nuestra realidad, que no se perpetúe el aumento de horas lectivas que se asumió en tiempo de crisis y se reinstauren los derechos entonces perdidos. Queremos que el profesorado interino tenga unas condiciones dignas, comenzando por cobrar el verano. Queremos una formación continua de calidad, no el simulacro que con la excusa de la Digitalización se nos ha impuesto, eliminando la auténtica y necesaria formación continua. Ningún sector profesional, ni público ni privado, tiene tan abandonada la formación de sus profesionales como está la de quienes ejercemos la docencia.
Queremos unas condiciones de horario lectivo y derechos acordes con nuestra realidad, que no se perpetúe el aumento de horas lectivas que se asumió en tiempo de crisis y se reinstauren los derechos entonces perdidos
Y hablando de simulacros, resulta esencial también que la burocracia creciente deje de ocultar la realidad tras de tantas tareas inútiles que cada nuevo curso se multiplican. El profesorado queremos dedicar nuestro tiempo y esfuerzo a lo que es lo importante: enseñar a nuestro alumnado y acompañarles en su proceso de aprendizaje, y no pegarnos con los sistemas informáticos, ser conejillos de indias en aplicaciones escasamente desarrolladas, o perder el tiempo rellenando informes innecesarios por la existencia de protocolos ineficientes y algunos poco respetuosos con el medio ambiente.
Nos resistimos a perder el tiempo en rellenar tablas, que en nada mejoran la evaluación ni la enseñanza. Que son meros ejercicios de ofimática para presentar una programación o un proyecto con formatos que se convierten en pesadilla para quienes tenemos que hacerlo. Mientras nos venden la facilidad y la usabilidad de lo superfluo. Porque enviar o reenviar un mismo email a distintas personas de la comunidad se lleva por delante el tiempo que no tenemos y la paciencia que nos queda. Porque no hay confianza en nuestra profesionalidad a la hora de evaluar y se diseñan sistemas cada vez más engorrosos que nada realmente útil aportan tras la verborrea de la evaluación competencial.
Queremos en definitiva una educación de calidad en Castilla-La Mancha. Por eso el 11 de septiembre desde STE, CCOO y CSIF se ha convocado una huelga. Por eso el 11 de septiembre nos concentraremos frente a las Delegaciones Provinciales. Por eso desde Movimiento Sumar apoyamos esta huelga.
Porque calentamos motores para el inicio de curso, pero queremos un curso de calidad, un curso que se inicie con un profesorado motivado para transmitir lo mejor de sí mismo, a un alumnado que no merece menos. Queremos que la administración nos escuche y atienda las demandas. Por todo ello el 11 S en Castilla-La Mancha hacemos huelga en educación. Porque queremos calentar motores para una mejor educación pública.
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