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Sobre este blog

Adiós a las armas nace con el objetivo de contribuir a la construcción de un mundo más seguro, a través de la cultura de paz y el desarme, desde la investigación y difusión de los efectos perversos del militarismo y el armamentismo, prestando especial atención al comercio de armas, la financiación de las armas, el gasto y presupuestos militares, las fuerzas armadas, la industria militar, la Investigación y Desarrollo (I+D) de armamento, las operaciones militares en el exterior, con especial atención en el Estado español; también hacemos análisis de conflictos armados, el militarismo y armamentismo mundial y de las doctrinas de seguridad y defensa de España, la UE y la OTAN.

Adiós a las armas es un blog coral en el que escribimos investigadoras y colaboradoras del Centro Delàs de Estudios por la Paz, pero dónde también se pueden encontrar artículos firmados por autoras que hacen una lectura de los conflictos y las relaciones internacionales incorporando un análisis crítico desde la cultura de paz y la no-violencia.

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Censura, violencia y corrupción militar

Luís Gonzalo Segura. /Tropoeditores.

Gemma Amorós

Centre Delàs d'Estudis per la Pau —

¿Se acuerdan de la censura? ¿De cuando estaba prohibido hablar de según qué temas o criticar a según qué gente? ¿Esto que parece tan pasado de moda? Pues todavía existe. Y no hay que ir demasiado lejos. El pasado viernes 18 de julio se privó de libertad a un hombre por escribir un libro.

El teniente de las fuerzas armadas Luís Gonzalo Segura publicó la novela “Un paso al frente” el pasado mes de abril. En este libro, donde combina la realidad con la ficción, hace una fuerte crítica a la corrupción imperante en la cúpula militar del ejército español y al sistema de justicia militar. Poco después de que saliera al mercado se produjeron una serie de reacciones previsibles en contra de este libro porque cuestiona la institución militar en muchos sentidos a lo largo del texto, pero que quedan concentrados en el capítulo final, donde el protagonista escribe una carta al Ministro de Defensa donde se incluyen 16 propuestas de mejora, como son evitar el amiguismo a la hora de conceder condecoraciones o plazas vacantes, eliminar las escaleras e imponer un sistema de ascenso por méritos, asegurar la independencia de la justicia militar, que un sistema auditor e interventor externo haga una auditoría completa que incluya las condenas, los juicios y todos los gastos que se realizan y eliminar los privilegios de los oficiales generales como son los clubes militares, campos de golf, residencias, vehículos privados y chóferes, por citar sólo algunos.

A consecuencia de estas publicaciones el autor ha sido condenado a dos meses de prisión militar y pérdida de destino, y queda pendiente de juicio la posible expulsión de las fuerzas armadas. Su encarcelamiento y la prohibición de que los propios militares hablen del libro son injustificables. No es lógico que escribir un libro tenga estas consecuencias. Y es injusto que sea legal dentro de la jurisdicción militar. Las leyes militares actuales permiten esto e impiden, además, la sindicación y la manifestación. Es decir que si eres militar no te puedes quejar. Militar de los “de abajo”, quiero decir. Si eres de los “de arriba” puedes disfrutar de los privilegios que se otorgan a los rangos superiores, y las leyes y el sistema -basado en la obediencia y el respeto a la jerarquía- te amparan. El hermetismo del mundo militar hace que sea prácticamente desconocido para la población civil, lo que facilita que se perpetúen prácticas arcaicas, corruptelas e injusticias.

En el informe “La política militar del gobierno Rajoy” publicado por el Centro Delàs de Estudios por la Paz, consta un análisis de los avances que figuran en la ley de Derechos y Deberes, como son la creación del Observatorio de la Vida Militar, la regulación del asociacionismo profesional militar y la creación del Consejo de Personal, con representación de asociaciones profesionales de militares en activo. Estas iniciativas, ideadas para “democratizar” aunque sea un poco las fuerzas armadas, se han aplicado aunque, tal como era de esperar, no funcionan correctamente. En el informe del Centro Delàs también se hace mención a la violencia interna en las fuerzas armadas, donde se incluye una recopilación de las sentencias dictadas por la Sala Militar del Tribunal Supremo entre los años 2009 y 2013, organizadas según el tipo de delito cometido, que incluye abuso de autoridad, insulto a superior, maltrato de obra a superior/centinela, amenazas, violación, delitos contra el régimen disciplinario y delitos contra los derechos fundamentales. No obstante, cabe destacar que son pocas las denuncias que llegan al Tribunal Supremo ya que la mayoría de casos son tratados por los tribunales militares.

En el libro, el teniente Segura incluye algunos de los casos reales que se pueden encontrar en las sentencias y otros casos de los que se han hecho eco los medios de comunicación, por ejemplo el caso de la expulsión de una mujer soldado con cáncer o el expediente que recibió una juez militar por el hecho de investigar un caso de corrupción.

Estamos asistiendo a un momento de fuerte crisis a nivel estatal, de fuertes cambios. Una época también de oportunidades. El mundo militar no está exento de estos cambios, aunque sus leyes estén escritas para impedirlo. El debate está sobre la mesa. Es necesario que nos planteemos qué ejército queremos. Y también tenemos el derecho de discutir si queremos o no ejército. Pero mientras tengamos, debe ser un espacio donde la corrupción, la violencia y la censura no sean el pan de cada día. Es necesario hacer un ejercicio de transparencia para poder conocer qué ejército tenemos, y a partir de ahí generar estrategias de cambio, porque nos guste o no, en él se destina una parte muy importante de nuestros impuestos, y eso hace que nos afecte a la población civil. Por tanto es también nuestro deber criticarlo y cambiarlo.

Con “Un paso al frente”, Luís Gonzalo Segura ha hecho, efectivamente, un primer paso para dar a conocer qué pasa dentro de las fuerzas armadas. Un paso que ha de ser el primero de muchos otros para conocer el ejército y establecer mecanismos para evitar la corrupción y la violencia interna. Hay que modernizar las fuerzas armadas y adaptarlas a la democracia, evitando su independencia jurídica y asegurando la transparencia.

A partir de aquí nos podremos plantear si necesitamos realmente un ejército. Si hay que mantener unas fuerzas armadas con todo lo que supone ese paradigma a nivel de políticas de estado y de fomento de la industria de armamento, o bien buscamos alternativas no violentas a la defensa. Pero eso ya es otro debate.

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Adiós a las armas es un blog coral en el que escribimos investigadoras y colaboradoras del Centro Delàs de Estudios por la Paz, pero dónde también se pueden encontrar artículos firmados por autoras que hacen una lectura de los conflictos y las relaciones internacionales incorporando un análisis crítico desde la cultura de paz y la no-violencia.

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