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València tramita una zona de bajas emisiones de mínimos: un 8% de vehículos afectados y camiones y furgonetas exentas

Carteles que advierten de la Zona de Bajas Emisiones de Barcelona, durante su instalación

Carlos Navarro Castelló

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Los particulares empadronados en València no podrán circular en coches o motos de gasolina de más de 27 años en 2028 (matriculados en 2001), así como tampoco de gasoil con más de 22 años (matriculados en 2006), pero sí podrán hacerlo los vehículos de empresa, ya sean coches, furgonetas o camiones.

Esta es una de las contradicciones en las que incurre el borrador de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) presentado este lunes por el concejal de Movilidad, Jesús Carbonell, quien justificó la medida en la necesidad “de no perjudicar la actividad económica de la ciudad de València, ya sean autónomos o pymes”.

Tampoco tendrán obligación los vehículos usados por titulares de tarjeta de estacionamiento PMR (para personas con movilidad reducida), los de familias numerosas o con menores de tres años, y aquellos donde viajen embarazadas o personas con movilidad reducida temporalmente. Tampoco tendrán restricciones los vehículos de emergencias, de servicios esenciales y los considerados históricos.

Y eso, a pesar de que la implantación de la ZBE, cuyo objetivo es reducir las emisiones contaminantes originadas por el tráfico, ya tendría una mínima incidencia si se aplicara tal y como la ha planteado el equipo de Gobierno municipal del PP y de Vox: “Si hoy se implantara de forma efectiva la ZBE, en la ciudad, sólo el 8% de los vehículos censados en València se verían afectados en la práctica por las restricciones, en total unos 16.000”, dijo Carbonell, quien aseguró que “esta cifra aún será más baja dentro de cuatro años, en 2028, cuando la medida ya afecte de hecho a los residentes en la ciudad”.

Señala Carbonell: “Los vecinos de València no tendrán que preocuparse por la ZBE hasta 2028, ya que hemos optado por una normativa blanda, porque pretendemos proteger los intereses económicos y sociales de los vecinos, y especialmente para evitar que los perjudicados sean aquellos con menos recursos”. Además comenta que “en 2028, la cifra de vehículos que no podrían circular será muy baja, y aún así podrán circular 48 días al año, y tendrán un título para viajar gratis todo el año en la EMT. La normativa no puede perjudicar a las personas con menos posibilidades para cambiar su vehículo”.

Como informó este diario, la ZBE se aplicará de forma gradual. Durante 2025 se pondrá en marcha una fase informativa y se dará un preaviso a los vehículos limitados por las restricciones, pero sin multar. En 2026 comenzará la fase sancionadora, que afectará a los vehículos más contaminantes registrados fuera de la provincia de València. Posteriormente, en 2027, no podrán acceder los registrados en la provincia que carezcan del distintivo medioambiental necesario, a excepción de los de la propia ciudad, que también quedarán afectados por las restricciones a partir del 1 de enero de 2028.

Según los datos que ofreció Carbonell, a fecha de hoy, el 32% del parque móvil de la ciudad corresponde a vehículos sin etiqueta (o, dicho de otra manera, con etiqueta A). En cifras concretas, se trata de 132.016 vehículos. “Pero es un número teórico porque de los estudios realizados a través de las cámaras de Tráfico se concluye que de ese total sólo circula un 8%, es decir 16.000 vehículos, que significa el 44% del total que circula sumando residentes y no residentes por la ciudad que son 36.000, los incumplirían la ordenanza”.

En la aplicación de la normativa, se definen dos zonas de diferente aplicación: ‘València ZBE’ y ‘Ciutat Vella ZBEES’. La primera, genérica y de carácter más laxo, ZBE, está delimitada por la Ronda Nord, avenida dels Tarongers, avenida de Serrería y Bulevard Sud, es decir, prácticamente toda la ciudad. La segunda, declarada como Zona de Bajas Emisiones de Especial Sensibilidad, ZBESS, está dentro del distrito de Ciutat Vella y suma las especificaciones actuales de la APR, es decir, que sólo podrán circular vehículos autorizados de residentes (salvo las excepciones previstas), que no tengan etiqueta A.

Un total de 278 cámaras de tráfico, situadas por toda la ciudad, vigilarán para hacer efectivo el cumplimiento de la normativa. Las sanciones se impondrán según lo previsto en la normativa estatal sobre este asunto, y serán de 200 euros. También se prevé instalar cartelería informativa a lo largo del perímetro. El Ayuntamiento elaborará un registro de vehículos “excepcionados” de la aplicación de la ZBE y, además, después del verano, en la web de Tráfico del Ayuntamiento y en la web municipal se podrá comprobar la situación de cada vehículo mediante la matrícula.

El Ayuntamiento aprobará un nuevo título de la EMT, de carácter gratuito para las personas afectadas por las restricciones de movilidad, válido por dos años de plazo o hasta la compra de un vehículo, dentro de ese plazo y en el futuro habilitará aparcamientos disuasorios a la entrada de la ciudad.

Críticas de Compromís y PSPV

El concejal de Compromís, Giuseppe Grezzi, comentó que “el PP ha tardado un año en poner sobre la mesa su ordenanza para la ZBE, o lo que es lo mismo, su mecanismo para convertir València en la única capital europea en la que en 2028 todavía, con una excusa u otra, se pueda circular por la ciudad con vehículos altamente contaminantes; un anuncio que confirma la renuncia de la alcaldesa María José Catalá a cumplir el objetivo de las ciudades Misión de reducir las emisiones y los contaminantes para 2030 en un 80%”.

Grezzi denunció que “lo que Carbonell ha presentado como las normas definitivas de funcionamiento de la ZBE para 2028 es una recopilación de las excepciones que temporalmente han operado y operan en otras ciudades para hacer la transición hacia ciudades sin emisiones en un futuro cercano; sin embargo, el objetivo que plantea el Partido Popular es una ciudad en la que, por los motivos más arbitrarios, como ser familia numerosa o llevar a los niños en coche al colegio te puedes saltar cualquier restricción, independientemente de lo que contamine tu vehículo”.

El concejal de Compromís lamentó que “el ánimo de boicotear esta política medioambiental por parte del PP es tal, que deja sin efecto la principal bondad de la ZBE en todas las ciudades, que es la de poner fecha límite al plazo de la sustitución de flota de los vehículos de empresa”. En lugar de hacerlo y poner una fecha tope, “el PP dice que camiones, furgonetas y coches, dedicados a la distribución, pero también sencillamente a nombre de un autónomo, podrán circular libremente independientemente de lo que contaminen; València se convertirá así en el cementerio de vehículos contaminantes que rechacen todas las ciudades de Europa”.

La concejala socialista María Pérez cuestionó el borrador de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) de mínimos del PP y Vox que da “barra libre para seguir contaminando en todos los barrios de la ciudad hasta 2028 y que, además, no se sujeta en ningún estudio técnico”.

“El borrador de la ordenanza es un documento que no busca en ningún caso reducir la contaminación de esta ciudad que era o debería ser el principal objetivo. Es, además, una ordenanza que no se basa en ningún dato objetivo que mida el impacto de estas medidas sobre la contaminación y en el expediente no consta tampoco ningún informe técnico que avale ni la elección del calendario ni el tipo de etiqueta que es elegido ni todas las excepciones que sean considerado”, destacó la concejala tras analizar el expediente.

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