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Nueve razones para consumir cerezas ahora que son de temporada

Un cuenco de cerezas frescas.

ConsumoClaro

27 de mayo de 2023 06:01 h

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Las fresas acaban de dar paso a las cerezas en las fruterías y verdulerías del país, coincidiendo con el pico de la recolección esta característica fruta de la primavera tardía.

España es un país productor neto de cerezas, que exporta a Alemania y el Reino Unido principalmente, pero también es un gran consumidor. Según el Ministerio de Agricultura, en 2021 se consumieron en el estado 18.730 toneladas solo en julio.

La cereza puede madurar en el árbol durante todo el verano y se puede consumir desde finales de abril hasta finales de agosto, sin embargo, es una fruta no climatérica, que no madura una vez cortada, por lo que hay que recogerla madura y distribuirla con rapidez si se quiere evitar que pierda las cualidades que a continuación te explicaremos.

Cerezas: diez virtudes para la salud

1. Son buenas para el corazón

Las antocianinas, o antocianos, son los compuestos que le dan el color rojo oscuro característico a los frutos y vegetales, desde las ciruelas a los arándanos, las fresas, la uva, etc. Son compuestos con grandes cualidades antioxidantes y antiinflamatorias, por lo que su valor de prevención ante las enfermedades cardiovasculares es muy elevado.

Una revisión de 2011 de la Universidad de Tucson Arizona estableció una fuerte correlación entre el consumo de cerezas y la prevención cardiovascular en personas mayores de 40 años.

Otro estudio realizado por la Universidad Miguel Hernández de Oriola (Alicante), y publicado en la revista Food Chemistry, descubrió que aplicar tratamientos con ácido acetilsalicílico (aspirina) antes de las cosechas mejoraba sus cualidades de prevención en salud cardiovascular.

2. Ideales para diabéticos

Las cerezas presentan ocho gramos de azúcares por cada 100, lo que es equivalente a dos terrones. No obstante, poseen casi 2 gramos de fibra alimentaria, lo que hace que su carga glucémica se limite a 22, inferior a otras frutas y desde luego a los productos procesados.

La Federación Española de Diabetes (FEDE) incluye las cerezas entre las frutas y verduras recomendadas y recuerda que se recomienda el consumo de al menos 400 gramos de fruta y verdura a diario.

3. Son ricas en betacarotenos

Los betacarotenos o ß-carotenos son otro grupo de antioxidante importante. Precursores de la vitamina A o retinol, son los betacarotenos, de los que las cerezas poseen 32 µgramos por cada 100 gramos.

También están presentes, por ejemplo, en las zanahorias e intervienen en la protección frente a la radiación ultravioleta. Mantienen el sistema inmunitario y ayudan al retinol en la protección de la salud ocular.

4. Ayudan a comer menos

Debido a su bajo contenido en azúcares, pero también a su insignificante contenido en grasas, las cerezas aportan a tu dieta apenas 48 Kcal por 100 gramos, menos incluso que una manzana o una pera, con un sabor dulce más pronunciado.

Pero además sus casi dos gramos de fibra dietética y su contenido en agua le otorgan un gran poder saciante.

5. Aportan vitamina C

Sin estar entre las frutas que más vitamina C aportan, presentan 15 miligramos por cada 100 gramos, lo que les confiere un importante poder preventivo y antioxidante si se suma a los ya citados antocianos y a los betacarotenos.

6. Una fuente de ácido fólico

Un puñado (100 gramos) de cerezas aporta 52 µgramos de ácido fólico, una de las vitaminas más importantes del grupo B, que destaca por sus propiedades antioxidantes y que es fundamental para la síntesis de la hemoglobina.

Además, la carencia de ácido fólico es uno de los principales riesgos durante el embarazo por su importancia en el desarrollo del sistema nervioso y cognitivo del feto, por lo que las cerezas pueden formar parte de la suplementación preventiva.

7. Previenen contra la gota

Un estudio transversal realizado por la Universidad de Boston en 2012 destacaba que aquellos varones propensos a la gota que consumían con frecuencia cerezas tenían menos incidencia en los ataques a igual cantidad de ingesta de proteínas y otros productos nitrogenados característicos que provocan esta enfermedad.

Las conclusiones fueron que entre las causas se encontraban significativamente las sustancias antiinflamatorias como los citados antocianos y otros compuestos complejos.

8. Ayudan a conciliar el sueño

Poseen cantidades significativas de melatonina natural, una hormona relacionada con la entrada en el ciclo del sueño. Un estudio de la Universidad de Extremadura apreció beneficios en el sueño en un grupo de personas tras la ingesta de cerezas.

También la Universidad de Agricultura China, en Pekín, ha estudiado la concentración de melatonina de las cerezas, así como sus fluctuaciones a lo largo del día. Sus autores sostienen que la melatonina en las frutas como la cereza tendría una función protectora del del estrés oxidativo.

9. Son una fuente antiestrés natural

Las cerezas también contienen significativas cantidades de triptófano (ocho miligramos), un aminoácido precursor de la serotonina, un potente neurotransmisor implicado en la mejora del estado de ánimo y los procesos de euforia y felicidad.

Llamar a las cerezas por su nombre

No es lo mismo hablar en genérico de cerezas, de picotas o de guindas; y sin embargo las tres son frutos propios del cerezo. ¿En que se diferencian? En realizad cada denominación corresponde a un tipo de cereza característico.

Por un lado, lo que solemos llamar “cerezas” como producto de frutería corresponde a la mayoría de las cerezas que podemos comprar desde finales de primavera hasta agosto y es la denominación más genérica que podemos encontrar.

Sin embargo, se distingue entre las cerezas comerciales la picota, que es una variedad de cereza con denominación de origen en la provincia de Cáceres, Picota del Jerte. Se trata de una variedad tardía, que puede permanecer en el árbol hasta incluso septiembre.

La picota es la que más se consume según avanza el verano. Se caracteriza por su tamaño grande y porque se cosecha sin rabillo. Respecto al color, hay diferentes subvariedades que pueden tener desde color vino tinto a rojos más vivos o intensos.

La guinda, una cereza que crece en una variedad silvestre del cerezo llamada Prunus Cerasus, se caracteriza por ser pequeña, muy roja y ácida. No se come directamente, pero sí que en el centro y norte de Europa se utiliza en repostería, en las conservas de almíbares o para fabricar destilados como el marrasquino croata o el kirsch bávaro, muy célebres en sus respectivas zonas.

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