Las vacunas para frenar la COVID-19 llegan a las residencias vascas: “Hemos tenido miedo a que entrara el virus e hiciera el estropicio que ha hecho en otros sitios”
Al otro lado del teléfono, Laura Rodríguez se disculpa mientras espera su turno para recibir la vacuna de la COVID-19. Es la directora de la residencia de Hondarribia Caser Betharram y desconoce completamente por qué la suya ha sido una de las tres primeras en Euskadi en recibir las dosis de Pfizer, 405 unidades llegadas este domingo por la mañana al hospital de Txagorritxu con protección policial. Aunque algo saturada por la “presión mediática”, está encantada con el golpe de suerte. “Estos meses han sido de muchísima tensión. Hemos tenido miedo a que entrara el virus e hiciera el estropicio que ha hecho en otros sitios. Hemos tenido miedo a cometer un error y que hubiera un contagio. Esto es una esperanza para recuperar la normalidad”, explica a este periódico.
En este centro con 118 mayores y alrededor del centenar de gerocultores, Bernardina Escudero, de 87 años, ha sido la primera en recibir el pinchazo. Natural de Oiartzun, la directora explica que fue seleccionada en una suerte de 'casting' en el que únicamente se precisaba no temer a salir por televisión. Casi a la misma hora, han tenido el mismo honor Consuelo Landa, de 91 años e interna en el centro Ajuria de Vitoria, y Begoña del Olmo, de 80 años, residente el centro público de Elorrio. Araceli Hidalgo ha sido la primera en hacerlo en España como hace unos días lo fue Margaret Keenan en el mundo.
Bernardina llegó a la residencia “en plena pandemia”, antes del verano. Para entonces, en Betharram ya habían sufrido un brote. “Fuimos uno de los primeros centros con casos en marzo”, recuerda la directora. El 23 de abril se recuperó el último anciano con coronavirus pero tres de los que hoy se tendrían que estar vacunando fallecieron. Desde entonces han sorteado la segunda ola. Allí, las vacunas se han puesto junto al árbol de Navidad. La enfermera Ainara Sarasola ha pinchado a internos y trabajadores. “Un día largo”, ha explicado la directora. Solamente dos mayores no se vacunarán. En un caso es por un tema de alergias. En el segundo la causa es “un familiar antivacunas”. “Pero es algo puntual. Las familias se han portado muy bien”, añade Rodríguez.
El Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) ha redactado una carta en la que destaca que las de la COVID-19 son “vacunas que han demostrado una elevada eficacia en los ensayos clínicos previos” y que, siete días después de la segunda dosis, esa eficacia es del “94,8%”. “Es igual que la vacuna de la gripe”, razonaba Begoña del Olmo tras ser la primera vizcaína en recibir la primera parte de la inmunización de la mano de la sanitaria Itxaso García. En su caso, los presentes han prorrumpido en una ovación cuando ha quedado vacunada. Ella misma ha hecho un gesto de victoria con los dos puños en alto. Hace unas semanas, esta residencia superó un brote con una veintena de positivos.
En Vitoria, Consuelo Landa -“cumplo 92 en marzo”- no le daba importancia a la efeméride. “Alguno tenía que ser el primero”, se encogía de hombros tras haber sido vacunada por la enfermera Paula Ortiz de Zárate. “Llevamos mucho tiempo solos. Estamos deseando salir a la calle. Nosotros también tenemos familia. Si sale la cosa bien, todos saldremos beneficiarios”, ha enfatizado esta mujer, que recordaba con emoción sus 40 años de trabajadora de la histórica fábrica de naipes Heraclio Fournier y hasta sus pinitos como jugadora de baloncesto. En Ajuria ha habido casos de COVID-19 en ambas olas con dos muertos en la primera y un tercero -usuario del centro de día- fallecido en la segunda.
Dentro de un período de entre 21 y 28 días, los primeros vacunados recibirán la segunda dosis. Siete días después ya se podrán considerar inmunizados. “Tras recibir las vacunas, se deben seguir manteniendo las medidas de control como uso de la mascarilla, distancia social y lavado de manos”, recuerda Osakidetza. “Esperaremos instrucciones y, mientras tanto, seguiremos los protocolos que nos planteen, pero estoy muy contenta”, zanja la directora de la residencia de Hondarribia.
Un fallecido más en las residencias mientras arranca la vacunación
Y es que no se puede bajar la guardia. La felicidad en Ajuria, Elorrio o Betharram contrasta con otras situaciones. Mientras llegaban las primeras vacunas, se ha confirmado otro fallecimiento en el centro GSR Debagoiena de Aretxabaleta. Es el cuarto en unas semanas y quedan 83 mayores infectados de coronavirus. Desde marzo más de 130 internos de este centro han contraído la COVID-19.
Sumados los contagios de los trabajadores, son al menos 6.734 los positivos en residencias. En esta segunda ola han muerto ya 286 mayores y desde el arranque de la pandemia los decesos son 905. Quedan 468 mayores infectados repartidos en 27 residencias, diez de Gipuzkoa, nueve de Bizkaia y ocho de Álava. Una de ellas, en cambio, ha dado por cerrado su foco este domingo, Txara II, en Donostia. En esta segunda ola se han contagiado 26 y seis de ellos no han podido superar la COVID-19.
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