La biblioteca liliputiense que conserva Madrid Comics y otros comercios históricos de la capital
Madrid es una ciudad en la que continuamente desaparecen lugares con un importante valor cultural, histórico o sentimental. ¿Cómo conservar su recuerdo, más allá de la memoria? Están los registros documentales, como fotografías o vídeos, pero mucho se pierde en esas reproducciones en 2D donde no podemos tocar ese espacio tangible. Quizá la capacidad para transportarnos de forma mucho más directa a esos sitios (también a otros imaginarios y fantásticos) explica el éxito de algunas reproducciones en miniatura elaboradas por Susana López del Toro en su Biblioteca de Liliput. La última, de Madrid Comics, ha triunfado en redes sociales.
El cierre de esta tienda de tebeos decana en la capital, situada en la calle Silva (cerca de Callao) hasta su repentino cierre en febrero, dejó un gran hueco en sus clientes habituales y en cualquier amante del noveno arte de la ciudad. 40 años de actividad, con Mario Ayuso al frente en sus inicios, que ahora reciben un homenaje a la altura de lo que merecen, aunque sea en miniatura. Un tributo por parte de Susana que le ha valido todo tipo de halagos y agradecimientos incluso antes de haber finalizado la pieza.
“Me contrataron para una muestra de comercios antiguos en el centro comercial Moda Shoppig [en el Paseo de la Castellana, muy cerca del Santiago Bernabéu]. En el taller quedaron unos cuantos dioramas que me gustaría haber terminado de reproducir, uno de ellos el de Madrid Comics. Como soy una comunicadora compulsiva, lo subí a Facebook cuando solo tenía la fachada y un escaparate, comentando que me gustaría exhibirlo en la siguiente exposición de comercios porque su cierre había sido una pena”, cuenta esta artista y coleccionista.
Sin que ella lo supiera, entre sus seguidores estaba el propio Mario Ayuso, así que “todos los ilustrados de Madrid y muchos aficionados empezaron a compartirlo, ha sido un boom”. Lógico, ya que según Susana “para los que vivimos la eclosión del cómic en Madrid era un establecimiento muy representativo con el que tenemos cierta vinculación sentimental”. La repercusión fue tal que el Mercado de Motores, que los días 26 y 27 de noviembre celebraba su décimo aniversario, organizó un sorteo del diorama original (Susana ya vendió réplicas a escala 1/2).
Periodista de formación, Susana es una eterna amante de la literatura, las manualidades y el coleccionismo de miniaturas. Estas aficiones le vienen ya de la infancia, cuando su intolerancia al sol le obligaba a pasar mucho tiempo en casa. Con el tiempo, su interés no dejó de crecer: “Empecé a crear mis propias reproducciones cuando vi que no tenía dinero para comprar todo lo que me interesaba”. Su especialidad son librerías y bibliotecas, aunque si algo está presente en sus obras es aquello que rememora de su infancia: “Quería darle forma tridimensional a los establecimientos de mis recuerdos”.
Metódica en su tarea, Susana admite que algunas noches no ha dormido para terminar una obra. “Por eso me da hasta rabia que digan que tengo paciencia”, bromea. Las piezas más pequeñas, como estantes de dimensiones reducidas, le llevan un par de horas. Con otras ha necesitado años, “a veces no tanto por la dificultad sino porque me aburro o me bloqueo”. El tiempo medio que necesita para un diorama del tamaño de una caja de zapatos se mueve entre una o dos semanas.
Así, ha ido elaborando una tienda de ultramarinos ya inexistente de la que nunca se olvidó, una botica, una lechería... Y otros lugares “con nombre y apellido”, como Madrid Comics. También es el caso de La Duquesita, histórica pastelería y confitería en Alonso Martínez fundada en 1914.
En sus miniaturas le encanta jugar con la idea de continente y contenido, meter una pescadería en una lata de atún o una panadería en una panera de persiana. La reproducción de Sobrinos de Pérez está dentro de una antigua caja de reloj. Esta tienda de artículos textiles (especialmente religiosos) en la calle de los Esparteros, muy cerca de Sol, cuenta con un valor histórico añadido ya que Benito Pérez Galdós la referencia en Fortunata y Jacinta.
“Involucrar a la gente en mi locura”, como ella misma dice, es otra faceta que adora de esta labor. En Valencia, mientras su marido y su hijo iban a la playa, ella se quedó en la habitación del hotel debido a su problema con el sol. Aprovechó para avanzar con algunas piezas del diorama de la tienda de ultramarinos, en el que estaba trabajando por aquel entonces. En un momento dado, entró una empleada para recoger el baño. Como para su artesanía Susana utiliza todo tipo de objetos cotidianos, le pidió que no tirara los tapones de la pasta dentífrica que dan en el hotel: “Yo ya les había echado el ojo, eran muy monos y muy finitos”. Al día siguiente, la trabajadora la visitó con los taponcitos que había ido encontrando sueltos en todas las habitaciones.
Ahora Susana desea organizar alguna exposición más ambiciosa junto a otros miniaturistas, en la que recojan diversos establecimientos que han ido desapareciendo en Madrid durante la pandemia y antes: “Estos cierres han desfigurado el paisaje urbano. Ahora todas las ciudades parecen iguales y han perdido un poco su esencia”. Asegura que en la muestra de Moda Shopping mucha gente acudía a recordar, y otra a descubrir: “Venían muchas visitas de grupos de la tercera edad para las que era un ejercicio nostálgico. Y a la vez, para los más jóvenes era un aprendizaje. Muchos no sabían lo que era un ultramarinos”.
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