Consejos y precauciones ante la contaminación por ozono troposférico en Madrid
Después de mucho tiempo sin episodios de contaminación por niveles elevados de ozono troposférico debido a la menor movilidad por la pandemia, Madrid vuelve a registrar elevados niveles de polución de este elemento que aparece especialmente durante los meses de verano, en días muy soleados, con ausencia de viento y con altas temperaturas.
El ozono (O3) es un potente oxidante que a concentraciones elevadas puede ocasionar efectos no deseables en la salud humana, afectando principalmente al aparato respiratorio y al sistema cardiovascular. Y es que el ozono troposférico es un contaminante secundario, procedente de las reacciones fotoquímicas de precursores que llegan de emisiones naturales, al tráfico rodado, determinadas fuentes industriales y o, en otros periodos, de calefacciones domésticas (mira aquí este vídeo explicativo del Ayuntamiento).
A diferencia de otros contaminantes, los niveles de ozono suelen ser menores en zonas urbanas contaminadas por otros compuestos. Esto se debe a que el ozono desaparece cuando reacciona ante ellos. En el centro de las ciudades con mucho tráfico, las concentraciones de ozono suelen ser inferiores a las existentes en la periferia e incluso menores que en algunas zonas periurbanas o rurales cercanas en las que hay menos tráfico.
Además, hay que tener en cuenta que por efecto del viento el ozono puede expandirse y recorrer grandes distancias. Por ello, se recomienda lo siguiente:
- En días con niveles de ozono elevados, y en especial los grupos de riesgo, se debe moderar la actividad en el exterior y evitar realizar trabajo intenso o ejercicio al aire libre por las tardes, que es cuando los niveles de ozono son más altos.
- Si se opta por practicar algún deporte o actividad al aire libre limitarlo a primera hora de la mañana, que es cuando la calidad del aire suele ser mejor.
- Cuanto más intensamente respiremos, más expuestos estarán los pulmones al ozono y otros contaminantes del aire. Por lo tanto, hay que evitar ser demasiado activos al aire libre, optando, por ejemplo, por caminar en vez de correr.
- Es aconsejable que las personas con especial sensibilidad o vulnerabilidad programen sus actividades y limiten su estancia en el exterior, permaneciendo incluso en ambientes interiores en caso necesario.
- En el caso de personas asmáticas se recomienda tener a mano el medicamento de rescate.
- Acudir al servicio de urgencias en caso de sentir ahogos, dificultad al respirar, tos profunda, o agravamiento de síntomas respiratorios o cardiovasculares preexistentes.
Los grupos de población potencialmente más sensibles a la acción del ozono son los siguientes:
- Niños menores de 6 años: pasan más tiempo al aire libre, son más activos y sus vías respiratorias no se han desarrollado.
- Personas con enfermedades respiratorias crónicas: el ozono puede irritar aún más las vías respiratorias de personas que ya sufren de enfermedades pulmonares o de las vías respiratorias. Personas con enfermedades como asma, enfisema y bronquitis crónica, con la capacidad pulmonar reducida, pueden experimentar un agravamiento de los síntomas habituales.
- Pacientes con patología cardiovascular crónica: la exposición al ozono se ha venido relacionando con un incremento de los ingresos por episodios agudos cardiovasculares.
- Ancianos: vulnerables por la mayor presencia de patología de base, su mayor consumo de medicamentos y su sistema inmunitario deficitario.
- Otros casos de personas sensibles: determinadas personas especialmente reactivas que, por causas aún desconocidas, experimentan una mayor sensibilidad o susceptibilidad al ozono.
También deben extremar las precauciones las mujeres embarazadas, los pacientes polimedicados, los pacientes oncológicos y, en general, los inmunodeprimidos. Además, en caso de elevados niveles de ozono en la atmósfera, los adultos sanos que hacen esfuerzo físico al aire libre también pueden verse afectados.
¿Es todo el ozono dañino?
El ozono es un gas inodoro e incoloro y tiene efectos beneficiosos o perjudiciales dependiendo de la capa de la atmósfera donde se encuentra. Existen dos tipos: ozono estratosférico (el bueno), se encuentra en la atmósfera superior, a unos 10-20 km de altura, y forma una capa que protege de los efectos nocivos de los rayos solares dañinos; ozono troposférico (el malo) está situado en la parte baja de la atmósfera, donde se encuentra el aire del que se respira y que, a partir de ciertas concentraciones, llega a ser perjudicial para la salud.
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