Ración mensual de Torreznos en el Teatro del Barrio
El dúo artístico Los Torreznos se ha hecho fuerte en el Teatro del Barrio, donde una vez al mes están repensando y reestrenando algunas de sus obras. La próxima parada es La Realidad este 14 de abril, pero hay otras propuestas programadas que conviene no perder de vista (Jornadas de reflexión -mayo-, Identity + Energía española normal -junio-...)
En sus 23 años de proyecto estable en común, Rafael Lamata y Jaime Vallaure han conseguido una legión de fieles seguidores que están de enhorabuena con esta serie de citas con sus propuestas que se han instalado en Lavapiés.
“Nos planteamos explorar de manera directa o indirecta la relación entre el arte y la vida cotidiana. No hay más remedio. Abarcar un concepto tan amplio nos permite abordar toda una serie de tópicos sociales y personales que traman una visión crítica de lo que hay. Partimos de la situación concreta que vivimos aquí y ahora: dos individuos observados por espectadores en una sala. Desde esa posición recorremos diferentes formas de experimentar lo que nos está ocurriendo. Hace nueve años realizamos una pieza sobre la cultura y consideramos que ya va siendo hora de desarrollar una pieza sobre la realidad”, afirman Los Torreznos sobre La Realidad.
Lamata y Vallaure se conocieron en 1990, en un taller artístico que impartía Isidoro Valcárcel Medina en el Círculo de Bellas Artes. Allí, ambos coincidieron como alumnos junto con otras personas vinculadas a la performance y el arte conceptual. En la década que transcurrió desde entonces hasta el año 2000 pasaron muchas cosas: trabajaron para una feria donde ironizaron con el catálogo de tópicos que se asocia al universo de la performance -cortes en el cuerpo, bromas que solo comprenden los seres queridos…-, fundaron varios colectivos artísticos (como Circo Interior Bruto), una anti galería… Luego llegó Los Torreznos, proyecto con el que se lanzaron a investigar, en espacios asociados al arte contemporáneo (museos, galerías…), lo social, lo político y las costumbres más arraigadas, recurriendo al humor absurdo y al juego con el lenguaje.
“La ironía y la búsqueda del desconcierto era el pegamento que los había juntado desde el principio. Les salía de forma natural, espontánea, necesaria. ¿El nombre de Los Torreznos? Ninguno de ellos recuerda muy bien de dónde salió. Quizá fue una ocurrencia, una decisión arriesgada, sonora, rotunda e irreverente, para ir a la contra del glamour del arte contemporáneo”, afirman desde el Teatro del Barrio, un espacio que ha sido determinante en su trayectoria: “Nos permite convivir con un público de nuestra ciudad de manera mucho más continuada y regularizada. También nos ayuda a entender más a fondo lo que implica un marco teatral de recepción”. Los ubica en un entorno artístico, el teatral, que inicialmente les resultó algo ajeno, aunque en ningún caso hostil: “por un lado, nosotros no interpretamos, no encarnamos a nadie, no dejamos nunca de ser nosotros. No hay ficción, solo nos colocamos en una situación. En una hipótesis”.
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