Manuela Burló Moreno, directora de XHOXB: “Malasaña es una mezcla de modernos de pueblo y los hijos de la Movida”
Manuela Burló Moreno (Cieza, 1978) conoce bien Malasaña, la zona donde transcurre la serie que ha escrito y dirigido, Por H o por B (XHOXB). Cuando hace casi 20 años aterrizó allí recién llegada de su pueblo murciano, se encontró con un lugar que le impactó tanto que el barrio ha acabado siendo un personaje más en los diez capítulos que estrena este 22 de julio.
Poco antes de su lanzamiento, hablamos con ella de hipsters, de modernos de provincias y de los ojos con los que mira esta particular área de Madrid, en la primera comedia producida para HBO España, un manual de modernidad y de autenticidad contemporánea contado a través de dos chonis de Parla que desembarcan en el barrio más cool de la capital.
SOMOS MALASAÑA: XHOXB nace de Pipas, un corto muy pequeño que se ha acabado convirtiendo en una temporada de HBO. ¿En qué momento pensaste que darías este salto?XHOXBPipas
MANUELA BURLÓ MORENO: Parece un cuento de hadas, nadie lo pensó en su momento. Pipas (2013) era un plano secuencia con dos actrices, que se convirtió en viral, ganó muchos premios y acabó nominado al Goya. La gente le cogió muchísimo cariño a los personajes y eso hizo que fuera rumiando en mí el saber más de estas dos chicas. Mientras, hice dos largometrajes (Cómo sobrevivir a una despedida y Rumbos) y fue en el 2015 cuando me ofrecieron crear una serie de chicas. Entonces pensé que para serie de chicas ya estaba Girls, y yo ofrecí a esas dos chicas que tenía en el corto. Era un momento fabuloso para recuperarlas y a partir de ahí creé la serie, le puse el título y construí su universo, lo llevamos a HBO y justo tuvieron mucho interés en el proyecto.
SM: ¿Por qué elegiste Malasaña para llevar a tus personajes desde Parla?
MBM: El proyecto es autobiográfico. Autobiográfico entre comillas, porque yo no soy choni ni de Parla, pero sí de un pueblo de Murcia que se llama Cieza y por hace o por be (bromea con el título de la serie) terminé viviendo en Malasaña cuando vine a Madrid a estudiar cine. Entonces no sabía nada del barrio y me enfrenté a una fauna y flora que alguien de pueblo no había visto nunca. Estaba fascinada porque era una manera de vivir distinta, con una mezcla fantástica del madrileño auténtico y castizo con un montón de tiendas y de gente que iban a la última, con una estética visual muy fuerte, con muchísima personalidad, muy diferente de lo que había conocido hasta ese momento.
Con XHOXB quise fusionar esos dos universos: la gente que viene de pueblo con la gente de la zona. Yo siempre digo que Malasaña es una mezcla de modernos de pueblo y los hijos de la Movida madrileña. La fusión es fabulosa y es un barrio al que le tengo un cariño descomunal.
SM: ¿Cómo ha cambiado Malasaña desde tu llegada en 2001?
MBM: Malasaña ha cambiado poco, en esencia es lo mismo: el ambiente y el vestir de la gente sigue siendo fascinante, mientras que mantiene su carácter de barrio, que es algo que también me gusta mucho. Lo que sí que ha evolucionado son los sitios, que abren-cierran-abren-cierran y se transforman a la velocidad del rayo. Malasaña cambia más rápido que Google: cuando buscas una cafetería te puedes encontrar que en el mismo lugar ya han abierto una zapatería. Es el epicentro hipster, aunque tenga cosas como que cambiaran El Palentino: que mantuvieran el nombre pero que desapareciera todo lo que realmente lo hacía auténtico me dio mucha pena.
SM: ¿Malasaña es tan de aparentar como aparenta la serie?
MBM: Obviamente XHOXB es una ficción, y cuando trabajas en una comedia acentúas cosas. Pero sí que es verdad que yo viví en su momento situaciones absurdas, o momentos peculiares con personas que me gusta retratar. Aunque las modas van muy rápidas y ha cambiado todo: hace diez años en Malasaña todo era hipster, ropa vintage, retro, gafas de pasta y eso era lo moderno. Pero ahora, de repente, lo cool es lo que en su momento era choni: las uñas largas, la coleta, el chándal, los oros, las cadenas, los aros. Todo va a tal velocidad es realmente pasmoso. Hace una década una riñonera era la cosa más hortera que se podía llevar y ahora es lo más que puedas tener. Ese retrato de modas efímeras, de querer pertenecer a un colectivo y querer vivir en un lugar que es el barrio de referencia es lo que quería mostrar en la serie, con respeto, cariño y mucho humor, porque es una ficción y una comedia.
SM: Esto que cuentas de que lo choni es lo nuevo moderno... ¿a lo mejor la gente de Parla puede enseñar muchas cosas a los de Malasaña?
MBM: El principal objetivo en XHOXB era que las protagonistas de la serie no tuvieran que fingir quienes no son. Ellas llegan desde Parla con muchísima autenticidad, para lo bueno y para lo malo y pasan un viaje personal. Cuando se llega al final descubren que no todo es lo que parece y se conectan consigo mismas. Siempre hay algo de querer pertenecer a una tribu urbana que crees que te va a proteger y vas a tener más amigos, pero al final te das cuenta que fingir quien no eres es agotador, y que personajes que parecen muy diferentes al final tienen muchas cosas en común.
SM: ¿Por qué elegiste a las mismas actrices de Pipas en lugar de a rostros más conocidos?Pipas
MBM: La serie no podría existir sin ellas. No son mediáticas pero sí son actrices profesionales: Marta Martín (H) había protagonizado Gordos, de Sánchez Arévalo, y Saida Benzal (B) había hecho muchas series. Eran fundamentales de cara a la venta, el corto era el piloto de la temporada. HBO lo respetó, porque quería buenos actores y ellas lo eran. La premisa era contar con un elenco con talento, más allá de su currículum. El proyecto está repleto de actores secundarios que se salen.
En el caso de Brays Efe, el actor más mediático, no lo era cuando se gestó el proyecto, en el 2015. Entonces solo había salido en Cómo sobrevivir a una despedida y lo metí en la serie porque sabía que era alguien que tenía el carisma para poder hacer el personaje de Oli en XHOXB. Pero las cosas tardan tanto en llegar que en estos cinco años Brays lo ha petado, lo que al final es muy bueno para este lanzamiento.
SM: No sé si existe un registro de actrices meando, pero se podría apostar que XHOXB es la serie de la historia en la que más actrices aparecen haciéndolo, ¿por qué?XHOXB
MBM: Esta serie no podría existir en una cadena generalista como Telecinco o La 1. HBO me dio apoyo incondicional, respetó mucho mi voz como autora y no he sentido ninguna censura en la parte creativa. Lo que quería retratar con esas escenas en el servicio es la realidad: es normal hablar con una amiga mientras meas en el baño, o preguntar si te has manchado cuando te ha venido el periodo... estas cosas cotidianas son reales y yo quería retratarlas para llenar la serie de verdad, más allá del estereotipo. No había caído en que las protagonistas salían tantas veces en esta postura. ¡Es que somos muy meonas! ¡Y nos encanta mear y hablar! (se ríe mucho).
SM: Algunos de los mejores momentos de la serie están en las largas charlas entre H y B, ¿de dónde salen estos diálogos?
MBM: Los diálogos beben mucho de las reflexiones que hago a través de lo que observo, de lo que me gusta, de pequeños detalles... yo hablo por los codos y siempre me han gustado los personajes que hablan, que cuentan cosas que aparentemente no son trascendentales pero que tienen un poso de cotidianeidad, algo que ya se reflejaba en Pipas. Para mí el corazón de la serie es la amistad entre estas dos chicas y la espontaneidad que tienen.
SM: ¿Cómo fue lo de rodar en Malasaña? ¿Es un barrio complicado para una filmación?
MBM: Para mí Malasaña es un personaje más en la serie, tiene mucho protagonismo y era fundamental incluirlo. Yo tenía que retratar la plaza de San Ildefonso, la del Rastrillo, la del Dos de Mayo, sus calles... alguien que nunca haya estado no lo va a reconocer, pero quería que la gente que ha vivido o ha pasado por ahí sintiera algo empático al ver cada capítulo, que realmente pudiera sentirse identificado con todos esos lugares.
El rodaje fue muy laborioso y difícil, porque en Malasaña siempre hay obras, gente en la calle, muchos espontáneos que se cruzaban ante las cámaras, algunos sinhogar que querían salir, el sonido de los claxon de los repartidores que se colaba en las escenas... fue como una gymkana, pero creo que hemos conseguido retratar bien el barrio.
Los que vivan allí pueden pensar que la serie se ha pasado tres pueblos con determinadas cosas, pero a veces pienso que la realidad supera a la ficción. Cuando le conté a mi madre en el pueblo que habían abierto un puesto de gofres con forma de pene, se creía que le estaba tomando el pelo. En la serie cuento el caso de la tienda que ofrece cosas de toda la vida a un precio desorbitado, que está inspirado en un caso real: un lugar que solo vendía bolsas de red de pescador a 150 €. Hay cosas que cuando las ves en los ojos de un moderno, te parece cool y artístico. Pero cuando lo miras con la visión de alguien de pueblo...
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