Apostillas al “zagalico”
“Al contrario de lo que creían los pseudoapóstoles, la Justicia no lleva prisa, y la de Dios tiene siglos por delante”
Umberto Eco. El nombre de la rosa
Las aceitunas siempre dejan rastro. Así sucede que siguiendo el rastro de huesos puedes llegar al lugar del crimen. El líder bis del PP, Teodoro García Egea, lanzó el otro día un huesecillo. Lo hace bien, como tantas otras cosas, no en vano es campeón. La cuestión es que siempre hay un perro que se apega al hueso y se afana en roerlo hasta llegar al tuétano y eso es lo que yo me he dedicado a hacer esta semana.
Teodoro, además de sus otras cualidades, es un tipo afable. A mí me cae muy bien y lo digo sin ironía alguna. Una cosa es la persona y otra el personaje. Teodoro, al que sus paisanos murcianos llaman con cariño el “zagalico”, por lo que es y por dónde ha llegado, lanzó el otro día un huesecillo en forma de tuit, celebrando el sobreseimiento y consiguiente absolución por parte de la Audiencia Provincial de Murcia de su antiguo mentor y ex presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez (PAS) por el Caso Pasarelas: “La Justicia sentencia que se han vulnerado los derechos fundamentales de una persona. No podemos permitir que esto ocurra en una democracia. PSOE y Podemos acusaron y ahora se esconden tras la cobardía”.
Uno puede instalarse en la posverdad e incluso en la mentira y en la manipulación más delirante, pero eso no quedará impune mientras queden perros con olfato y ¿qué otra cosa somos los periodistas sino perros? Por eso voy a contarles cómo, detrás de la tergiversada afirmación de Egea, lo que se esconde es un escándalo que aúna las reformas legales realizadas por el propio Partido Popular para protegerse en su miriada de casos de corrupción y, por otra, los conflictos y actuaciones anómalas de los propios magistrados murcianos que, sin ningún control, crean enredos, propician nulidades y, en fin, conspiran contra la propia Justicia que están llamados a impartir. Esta es la historia de los “derechos vulnerados” del ex presidente de Murcia. Pasen y vean.
Es cierto que la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Murcia decidió sobreseer con efectos de absolución a Pedro Antonio Sánchez de las acusaciones que pendían sobre él por el caso Pasarelas, al considerar que se habían vulnerado sus derechos por no haberle aplicado el actual artículo 324 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, o sea, “el plazo PP de instrucción”, que ordena que se archiven las causas si no se terminan en seis meses o se ha solicitado su prórroga. Una reforma hecha por el Partido Popular en pleno vendaval de sus causas por corrupción con la advertencia pública de muchos jueces y fiscales de que esto crearía espacios de impunidad. Bienvenidos a uno bien gordo. Dicho sea de paso, la derogación de esta vergüenza de artículo, hecho a medida de las miserias de los populares, lleva paralizada en el Congreso meses y meses debido a la ampliación en 58 ocasiones del trámite de enmiendas por el PP y Ciudadanos. 58 veces. Un párrafo.
Un párrafo que le ha aligerado la vida a PAS. Se la ha aligerado tanto que la Sección Tercera llamada a enjuiciarlo decidió sobre las cuestiones previas in voce y fue el ponente, Álvaro Castaño, quien comunicó su decisión de archivar la causa sobre la marcha y de viva voz porque “de esta forma le sería más llevadera la Nochebuena” al ex presidente murciano. Acto seguido, terminada la sesión, se dirigió directamente al abogado del político, Jose Antonio Choclán, para felicitarle por su magnífica intervención. Cierto es que Choclán, además de buen jurista, fue un buen magistrado, por eso no dudo de que también se sorprendería de la falta de recato del entusiasmado magistrado que le ha ahorrado además al PP un desfile de testigos en pleno periodo electoral.
Este era sólo el fin del acto, pero no la tramoya. En este asunto, que nos ha dejado sin saber si el ex presidente murciano delinquió cuando era alcalde de Puerto Lumbreras, ha quedado también al descubierto la miseria de una Justicia que está corrompida no sólo de ideología sino también de dejadez y de luchas intestinas personales y de poder que se pudren sin que exista un control fehaciente y real. En ese mismo desahogo, el ponente de la Sección Tercera de la Audiencia de Murcia al absolver se ocupó de verter varios carros de mierda sobre sus compañeros de la Sección Segunda que en su día obligaron al juez instructor del Lorca a reabrir. Algo inaudito y que causa indefensión al ser parte del mismo órgano judicial, pero vayamos por partes.
El Caso Pasarelas contra el ex presidente murciano deriva de una petición de deducción de testimonio del Caso Auditorio. Unos documentos aparecidos en la instrucción revelaron este nuevo caso de corrupción en Puerto Lumbreras cuando PAS era alcalde. Así se abrieron unas diligencias previas nuevas en un juzgado de Lorca. La jueza sustituta a la que le cae por reparto el caso se limita a enviarlo a la Fiscalía para que informe. No me digan cómo pero la Fiscalía ni se inmuta y no hace absolutamente nada HASTA DOS DÍAS DESPUÉS de que haya expirado el plazo legal de seis meses. El juez que está entonces en el juzgado, el titular, archiva el procedimiento por haberse superado “el plazo PP de instrucción”. El propio fiscal jefe de Murcia ha reconocido que la cagaron y, en su día, esta cuestión cabreo mucho a Anticorrupción.
Este archivo fue recurrido. La Sección Segunda de la Audiencia de Murcia se pronunció afirmando que el tiempo fijado por el “plazo PP de instrucción” es orientativo y no formal, así que ordenó reabrir el caso e instruirlo, cosa que el juez hizo hasta llevar a PAS a juicio. La Sección Segunda tomó esta decisión en un también insólito “pleno de sección” de seis magistrados, algo que no aparece en ninguna ley. Un tipo curioso el presidente de esta Sección Segunda, Abdón Díaz. Conflictivo. Un magistrado que no contento con alabar un día en sala “las magníficas cualidades estéticas” de una testigo caribeña, está a la greña con todos sus compañeros hasta el punto de que muchos han huido de su sala, como Álvaro Castaño, el citado ponente que ahora le ha puesto verde, y otros como Augusto Morales y Ruíz Hernandez llegaron a elevar queja escrita al Tribunal Superior por sus usos y maneras de deliberar y de llevar la sección. Así cuentan que Juan del Olmo aspira a sustituirle y tiene muchos apoyos.
En esta tesitura, la sección de enjuiciamiento, la Tercera, no ha dudado en lanzar sus iras contra la resolución del pleno creativo de Abdón. Les han puesto a caldo y han llegado a decir que su resolución “fue poco razonable y contraria al tenor del texto de la ley”. Esto si que son bomberos pisoteándose las mangueras. El caso es que el ex presidente de Murcia, de momento, se va de rositas. Ahora habrá un recurso a un Tribunal Superior también copado por los afines y, ya veremos, qué dice el Supremo cuando llegue.
Todo este enjuague de dejadez, ineficiencia, enfrentamientos personales y leyes creadas para la impunidad es lo que García Egea llama “cobardía” de las acusaciones populares. En Murcia hay un sindios en los tribunales y el CGPJ ha nombrado presidente de la Audiencia a Larrosa, a quien según dicen el puesto le viene tan grande que aún no ha terminado de enterarse de quién apuñala a quién en su propio tribunal. Cómo para poner orden. Yo creo que Teodoro, que tanto quiere a su Murcia, haría bien en exigir que este desmadre cese y en promover que se deje de tardar todo un embarazo en dictar sentencias, no tanto por atasco, sino por un enrarecido y estancado ambiente que perjudica a la Justicia y beneficia a los corruptos. Luego podría pedir perdón por no dejar que se derogue ese artículo hecho para proteger a los corruptos y, por último, podría guardar silencio sobre las circunstancias en las que se ha salvado de momento su mentor.
¡A otro perro con ese hueso!