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La combinación de alto tráfico y anticiclones aboca a las ciudades a padecer picos de contaminación como el que vive Madrid

Vista de la 'boina' de contaminación en Madrid / I.C.

Raúl Rejón

La concentración de contaminantes en una zona depende, grosso modo, de la cantidad de tóxicos que se lancen al aire y la meteorología. A más contaminante, más concentración. Y si el tiempo es estable, la capa de atmósfera donde pueden expandirse es más delgada por lo que se concentran más, según atestiguan los estudios sobre calidad del aire.  

El Ayuntamiento de Madrid ha activado estos días su protocolo por alta contaminación. Se superan los niveles de dióxido de nitrógeno (NO). Este es un gas que proviene en, al menos, un 70%, del tráfico rodado. Un tóxico que también crea problemas por superar los umbrales legales en Coslada, Getafe y Leganés (Comunidad de Madrid), Barcelona, Sant Andreu de la Barca y Mollet del Vallès (Catalunya), Bilbao y Granada, según la recopilación del Ministerio de Transición Ecológica.

En los últimos tres años, sobre estas fechas (entre noviembre y enero), Madrid ha debido activar en diferentes ocasiones y niveles la alerta por exceso de NO. En todos esos episodios se estaba produciendo un fenómeno de altas presiones atmosféricas. Lo mismo puede comprobarse en los avisos a la población por picos contaminantes en Barcelona en 2011, 2015, 2017...Un anticiclón como el que se vive estos días.

El anticiclón aporta estabilidad: no hay lluvias. No hay viento que limpie el aire y arrastre la polución. Pero, además, estrecha la capa de atmósfera por la que circulan estos gases nocivos. “Es una especie de tapa. A menos volumen por donde expandirse, más concentración”, explica Juan Bárcena, experto en contaminación de Ecologistas en Acción.

Hace apenas unos días, se ha estrenado la zona de bajas emisiones llamada Madrid central y la oposición política ha criticado la efectividad de esta medida justificando que no ha evitado el pico de polución: la contaminación no tiene que ver con restringir el tráfico, ha argumentado.

“Madrid central ha funcionado tan bien, tan bien, que mañana toca protocolo anticontaminación”. La ironía tuitera es de la portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Madrid, Begoña Villacís.

El responsable del PP en el consistorio madrileño, José Luis Martínez-Almeida, ha argumentado públicamente: “Contra todo pronóstico, mañana se activa el protocolo anticontaminación. Las políticas de los que venían a mejorar la salud de los madrileños siguen empeorando la calidad del aire en Madrid”.

Sin embargo, el documento de Diagnóstico de Calidad de Aire del Área Metropolitana de Granada explica cómo se producen las superaciones del umbral legal registradas en su estación Norte: tráfico, calefacciones y anticiclón. Sobre el origen del gas dice que “el tráfico y las calefacciones son unas de las fuentes que mayor contribución tienen”. A lo que luego añade que las lecturas tan altas “tuvieron lugar durante los meses comprendidos entre noviembre y febrero, y estuvieron relacionadas con situaciones anticiclónicas persistentes caracterizadas por una gran estabilidad atmosférica”. 

“Sobre el tiempo no podemos actuar directamente. Sobre el tráfico sí”, resume Bárcena. Los datos, de momento, cuentan los siguiente: la alerta por alta polución de Madrid se basó en las lecturas por encima de los umbrales establecidos de tres estaciones de medición. Ninguna está situada dentro de los límites de la zona de exclusión Madrid central. De hecho, y aunque esta medida lleva cinco días de recorrido, la gráfica de las dos estaciones en su interior (plaza de España y plaza del Carmen) muestran cómo los niveles de NO cayeron desde el 30 de noviembre hasta repuntar algo al llegar el tiempo estable.

Al entrar en funcionamiento esta LEZ (Low Emmission Zone, como se conocen estas áreas en la Unión Europea) que abarca 5,4 km, el Ayuntamiento informó de las cifras de reducción del tráfico: en el perímetro de Madrid central, entre las 7.00 y las 19.00, la intensidad media del tráfico cayó un 1,4%. En la autovía de circunvalación interna M-30, de 6.00 a 19.00 la intensidad creció un 1,8%. En un vial interior como es la Gran Vía hubo un 30% menos de coches. 

El panorama que ofrecen los datos generales indica que, todavía, mucho del tráfico privado que circula por la gran urbe, y que emite en gran medida ese NO nocivo, no se ve directamente afectado por Madrid central. De los 2,1 millones de trayectos diarios, 1,7 millones se producen en áreas fuera de Madrid central, según los informes de Intensidad de Tráfico del Ayuntamiento madrileño. “Es una primera medida que resta tráfico y provoca un efecto contagio. Pero la contaminación exige implementar más”, concluye el ecologista Bárcena. ¿Cuál? “Dar alternativas a los accesos a la ciudad”, añade. Traducido: carriles bus.

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