Las periodistas se plantan en la calle contra el machismo en los medios
Contra la injusticia salarial, contra las cúpulas sin jefas, contra la cosificación de las presentadoras, contra el baboseo entre bromas que se permiten compañeros de trabajo y fuentes (algunos, personajes públicos) con los que tratan cada día; contra el paternalismo en las reuniones, contra las interrupciones constantes para explicarle a una redactora algo que sabe mejor que tú. Contra la inercia de que la mayoría de los analistas y columnistas de opinión y jefes y reporteros con visibilidad seamos hombres. “Exigimos a las empresas transparencia salarial”, ha dicho Lucía Méndez, de El Mundo, sobre el escenario de la plaza de Callao a la que se han subido varias periodistas a leer el manifiesto de #LasPeriodistasParamos, una movilización para este 8 de marzo respaldada ya por más de 8.000 firmas. “Estamos aquí también por las mujeres que no pueden estar, por miedo en sus trabajos o porque tienen que dedicarse a labores de cuidado que son inaplazables”, ha dicho Ana Requena, periodista de eldiario.es en huelga, como todas nuestras compañeras.
Contra esa filosofía de trabajo en la que siempre hay que estar disponible, el presentismo, que impide seguirle el ritmo a los hombres que no tienen (o abandonan, de nuevo, a mujeres) cargas familiares o dependencias. “Si no hay conciliación real ya, seguiremos siendo las mujeres periodistas las que tendremos que modificar nuestros horarios, cambiar nuestro puesto o incluso abandonar la profesión. ¡Y no queremos!”, ha dicho Mercedes Doménech, de La Sexta, antes de la enésima ovación del manifiesto que ha revolucionado el sector de los medios de comunicación. “Las mujeres periodistas sufrimos el mismo machismo que el resto de mujeres en otros sectores, con la particularidad de nuestro trabajo: lo que hacemos es determinante para la sociedad”, han dicho, y eso “tiene consecuencias: la visión de la realidad que se transmite sin mujeres es parcial y sesgada porque no tienen en cuentan los relatos, las vivencias y la experiencia de las mujeres”, ha añadido Mariola Lourido, de la Cadena SER.
Hoy no hemos escuchado a Pepa Bueno en la radio, no hemos visto a Ana Rosa Quintana en Telecinco, no hemos visto a Susanna Griso en Antena 3. El impacto mediático de una huelga de periodistas con ese perfil público es enorme. Pero además Callao se ha llenado de las Belenes, las Martas, las Ziortzas, las Saras, las Jessicas, las Teresas, las Evas, las Cristinas, las Milenas, las periodistas que hoy han vaciado las redacciones y oficinas (y las casas) que normalmente sostienen.
Aplausos, gritos, vítores y lágrimas. “Ha sido muy emocionante ver desde arriba a tanta gente llorando y a la vez riendo mientras se leía el manifiesto”, nos cuenta otra de las compañeras de eldiario.es en huelga. También han tomado la palabra para leer el texto consensuado Gabriela Weiner, que ha puesto el acento sobre la especial vulnerabilidad de las colaboradoras sin contrato y las falsas autónomas, Laura Campillo, de 20minutos, Isabel Gemio o Carmen López, de Amnistía Internacional, entre otras. Madrid no ha sido la única ciudad donde se ha vivido una concentración de estas características. Decenas de periodistas en Toledo, en Albacete y en Ciudad Real, en Sevilla o Barcelona, también han protestado en diferentes plazas.
El acto ha sido breve, pero la concentración se ha prolongado durante más de una hora. La plaza de Callao se ha convertido en un centro de reeencuentro de personas que normalmente se ven en situaciones totalmente diferentes, profesionales o entre amigos, pero nunca así: casi solo mujeres, vestidas de negro o morado, cogiéndose la mano para protegerse del machismo que todas viven en sus centros de trabajo. La sororidad había que fotografiarla y las trabajadoras de diferentes medios de comunicación se han ido reuniendo en zonas de la plaza para inmortalizar el momento: un 8m que, al menos para el periodismo, ya es histórico.