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El Salvador conmemora el aniversario del asesinato de Romero y reclama justicia
La celebración el 35 aniversario de la muerte en El Salvador de monseñor Oscar Romero, que será beatificado el próximo 23 de mayo, comenzó hoy con una misa en el Hospital de la Divina Providencia de San Salvador, donde fue asesinado en 1980 cuando oficiaba la eucaristía.
En la ceremonia religiosa, a la que no pudieron acceder todos los asistentes debido al reducido espacio, los oficiantes recordaron al “mártir”, al “amigo de los pobres” e invitaron a la población a la marcha hasta la Plaza El Salvador del Mundo, tras la misa, para seguir con los homenajes a Romero.
Finalizada la ceremonia religiosa, los asistentes, a los que se sumaron unas 2.000 personas, caminaron hasta la Plaza El Salvador del Mundo, en la capital salvadoreña, lugar en el que se encuentra el monumento a Romero y en donde se celebrará su beatificación el próximo 23 de mayo.
Entre cánticos y celebraciones, los fieles, acompañados por representantes de organizaciones sociales, sindicales, instituciones y congregaciones religiosas, lucieron camisetas y banderas con la imagen del que llaman “nuestro santo”.
En la marcha participaron personas llegadas de todos los países de Centroamérica y otros lugares del mundo.
Cientos de imágenes de monseñor Romero, confeccionadas por los propios devotos, se mezclaron entre la multitud que, una vez finalizada la primera etapa en la Plaza El Salvador del Mundo, se dirigieron al Monumento a la Memoria y la Verdad, en el parque Cuscatlán.
En el monumento en el que figuran los nombres de las víctimas de la guerra, está inscrito también el de Monseñor Óscar Arnulfo Romero.
A la llegada al parque Cuscatlán, algunas personas se acercaban al monumento a buscar los nombres de los familiares que perdieron la vida durante la guerra y otras el del mártir salvadoreño.
Finalizada la visita al muro de la Memoria y la Verdad, el grupo inició la última etapa de la marcha hacia la Catedral Metropolitana de San Salvador, donde los fieles de monseñor Romero depositaron flores en la tumba donde descansan los restos del arzobispo.
En la plaza de la catedral otro grupo de devotos se reunió para rendir un homenaje improvisado en el que clamaron justicia para Romero.
El presidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, que también reclamó justicia para el que fuera arzobispo de San Salvador, dijo al término de la ceremonia religiosa que “nuestro país tiene ahora una luz constante, un santo, San Romero de América, así lo dijo la Iglesia”.
Sánchez Cerén, que pidió que los culpables intelectuales y materiales del asesinato de Romero sean juzgados “debidamente”, agregó que “no podemos estancarnos en eso; justicia sí, pero también tenemos que seguir adelante en la lucha”.
Monseñor Óscar Arnulfo Romero fue asesinado en 1980 por orden del fundador de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Roberto d'Abuisson, que gobernó El Salvador entre 1989 y 2009.
La Comisión de la Verdad que investigó los crímenes ocurridos durante la guerra civil de El Salvador dictaminó en su informe de 1993 que D'Abuisson fue el autor intelectual del asesinato de Romero y que dio la orden para la ejecución del religioso a Marino Samayor, miembro de su equipo de seguridad.
Los responsables del asesinato de Romero no fueron juzgados debido a la aprobación de la Ley de Amnistía General para la Consolidación de la Paz, en favor de las personas que “en cualquier forma hayan participado en la comisión de delitos políticos”, cometidos antes del 1 de enero de 1992.
La Ley de Amnistía fue aprobada por la Asamblea Legislativa de El Salvador “para la consolidación de la paz”, un año después de la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec, por lo que los criminales de guerra quedaron absueltos de cualquier tipo de delito.
Durante la celebración del aniversario de Romero, numerosas voces se alzaron en favor de la derogación de la Ley de Amnistía.
El magistrado de la Sala de lo Constitucional de El Salvador Florentín Meléndez, preguntado sobre la posible derogación, subrayó que “hay que preguntar a los responsables de la Asamblea Legislativa” por qué no se deroga.
Meléndez añadió que la asamblea y los “seis últimos gobiernos de este país” son los responsables que la Ley de Amnistía siga vigente.
Aseguró que “estamos estudiando una demanda de inconstitucionalidad de la Ley de Amnistía y ya estamos en la parte final” y anunció que “pronto la sociedad salvadoreña sabrá la decisión de la Sala de lo Constitucional”.
Para los devotos de Romero, la derogación de esta ley cerraría una etapa que numeros ciudadanos consideran abierta, y así lo manifiestan reiteradamente en los actos en honor al mártir salvadoreño.
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