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El Gobierno de PP y Cs echa a pelear a los grupos de izquierda por la elección del Defensor del Pueblo Andaluz

Elías Bendodo, consejero de Presidencia (PP), junto al vicepresidente de la Junta, Juan Marín (Ciudadanos).

Daniel Cela

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La figura del Defensor del Pueblo Andaluz se ha convertido en el epicentro de una pugna entre los partidos del ala izquierda del Parlamento, orquestada desde fuera -y con cierto regocijo- por el Gobierno de PP y Ciudadanos. En el enredo está metido el consejero de la Presidencia, el popular Elías Bendodo. Éste, junto con el vicepresidente de la Junta y líder de Cs, Juan Marín, firmó un acuerdo con el PSOE para renovar todos los órganos de extracción parlamentaria, incluida la oficina del Defensor del Pueblo Andaluz, puesto que ocupa de forma interina Jesús Maeztu, cuyo mandato expiró hace un año.

Lo más relevante de ese pacto es el desbloqueo, tras cinco años, del Consejo de Administración de la Radio Televisión Pública Andaluza (RTVA). El Parlamento ha aprobado este miércoles, por amplia mayoría, el nombramiento del nuevo director general del ente público, el periodista Juan de Dios Mellado, y los nueve miembros del Consejo de Canal Sur, que presidirá Rafael Porras.

La coalición Adelante Andalucía (Podemos-IU) fue la única que no se adhirió a ese acuerdo. Dos semanas después, Bendodo convenció a su portavoz, el ex líder de IU Antonio Maíllo, para sumarse al pacto a cambio de un compromiso escrito por el que la Junta apoyaría al candidato propuesto por Adelante para la oficina del Defensor: “Preferentemente una mujer implicada en la defensa de los valores sociales y que concite el consenso de la Cámara”, rezaba el texto, con la rúbrica del consejero de la Presidencia. Un acuerdo firmado con el PSOE y otro con Adelante. Dos documentos, aparentemente contradictorios, con una letra pequeña que cada partido ha leído a su conveniencia. Los socialistas sostienen que su pacto con la Junta implica la continuidad de Maeztu hasta que éste, que tiene 75 años, decida retirarse voluntariamente. Pero hace unos días el Defensor anunció que el PSOE le había propuesto renovar otro mandato de cinco años y él había aceptado. En Adelante Andalucía niegan con la cabeza, mientras el vicepresidente de la Junta asiente. “Tienen un mes para presentar una propuesta de consenso y, si no, Maeztu será ratificado para otro mandato”, advierte Marín.

De momento, la coalición de izquierdas ignora la presión y afirma que ya está en conversaciones con la Junta para buscar a la sustituta del Defensor. Quieren hacer valer su acuerdo firmado con el consejero de la Presidencia. Pero el mayor riesgo que corren es que ese documento quede en papel mojado, puesto que PSOE, PP y Ciudadanos avalan públicamente la continuidad del Defensor actual.

En el seno de la izquierda hay ahora mismo montado un lío considerable que trasciende las funciones, la labor y la persona del Defensor. Nadie discute, en público, el trabajo de Jesús Maeztu, pero lo que está en juego ahora es la hegemonía de la izquierda en este debate.

Bendodo le reconoció a Maíllo la auctoritas potestas -el ex líder de IU es profesor de Latín- para elegir el mejor perfil de Defensor del Pueblo Andaluz, dada la vinculación de la izquierda con esta institución. Al hacerlo, estaba cabreando al PSOE, que se veía orillado por un Gobierno de centro derechas que regala espacio político a la otra izquierda, con el supuesto objetivo de ningunear a Susana Díaz como líder de la oposición. No ha habido ni una sesión de control al Gobierno, desde las elecciones del 2 de diciembre, en la que el presidente Juan Manuel Moreno no haya advertido a la socialista que está “desdibujada” en la oposición, “descolocada”, “sin encontrar su sitio”.

Fuera o no la estrategia del consejero de la Presidencia, el hecho es que las dos izquierdas se han echado a pelear en torno a la figura del Defensor. El portavoz socialista, Mario Jiménez, aparenta nula preocupación y se encoge de hombros. “Ellos sabrán lo que han firmado con Adelante, el acuerdo con nosotros es claro. El Defensor es y va a ser Maeztu”, dice. Aparentemente tiene las de perder la coalición Adelante Andalucía, que se enfrenta a la posibilidad de que el último gran acuerdo firmado por Maíllo en el Parlamento, antes de retirarse, quede en nada. Papel mojado.

El vicepresidente de la Junta advirtió el martes que el documento firmado por Bendodo y Maíllo habla de una candidata “que concite el consenso de la Cámara”. Y ese consenso, hoy por hoy, no existe. La primera propuesta de Izquierda Unida fue la activista y defensora de los derechos humanos de los inmigrantes, Helena Maleno, pero su nombre decayó de la terna apenas se hizo público. La formación de extrema derecha Vox reconoce que la figura del Defensor del Pueblo Andaluz “no le importa”, porque es una institución que preferirían eliminar. Vox no ha hecho guerra de este asunto, y se ha adherido al acuerdo de todos los partidos para la renovación de los órganos de extracción parlamentaria. Pero una cosa es no hacer guerra y otra apoyar el nombre de una activista comprometida con los migrantes que arriesgan su vida cruzando el Estrecho. Esto choca directamente con la crítica de esta formación a la política inmigratoria.

Adelante Andalucía está buscando otras candidatas que susciten ese consenso que reza en su acuerdo con la Junta, pero parece ser un camino a ninguna parte, porque es el PSOE el que no tiene intención de respaldar un nombre distinto al de Maeztu. En los próximos días irán aflorando nombres de mujeres. Es difícil imaginar que PSOE, PP y Ciudadanos vayan a cambiar de parecer, después de haber respaldado públicamente al actual Defensor del Pueblo, y después de que éste haya declarado su intención de seguir en el cargo otros cinco años. Pero también existe la posibilidad de que PP y Cs cambien de parecer, apoyen la candidata de Adelante y aíslen políticamente al PSOE, que votaría en contra junto al previsible rechazo de Vox.

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