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La Consejería de Cultura cambia el modo de elección de la dirección del Centro Andaluz de Fotografía tras rebelarse el sector

Centro Andaluz de Fotografía (CAF)

Olga Granado

La vacante en la dirección del Centro Andaluz de Fotografía (CAF) ha tensado las relaciones entre la Consejería de Cultura y representantes del mundo de las artes después de que este miércoles se hayan rebelado en la comisión constituida para que este nombramiento fuera consensuado con expertos y no como hasta el momento.

Hasta el punto de que la Consejería de Cultura se ha visto obligada a suspender la evaluación de las 15 candidaturas que aspiran a la dirección del CAF que ostentaba Pablo Juliá y que ha sido relevado tras casi una década en el cargo. Tras calificar la situación que se ha generado en la reunión de “error de comunicación”, se ha consultado a los servicios jurídicos y se ha decidido publicar en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) una nueva composición para el órgano que decidirá el nombramiento, y donde los distintos colectivos del sector tengan también voto y no sólo voz.

Todo ha empezado porque miembros de cuatro colectivos muy representativos que habían sido “invitados” a sentarse en la comisión han sido informados que tendrían voz pero no voto. Éste se reservaba sólo para cinco de los seis integrantes propiamente dichos de la comisión en función de la convocatoria publicada en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) el pasado 18 de noviembre.

Sin embargo, para las asociaciones, esto convertía la comisión en un “paripé” para dar apariencia de participación y debate en el codiciado nombramiento, máxime cuando este año se cumplen las bodas de plata del CAF, cuando en realidad se deja la decisión “en manos de los mismos”, que son algunas de las expresiones que se han podido escuchar en la reunión.

Se da la circunstancia de que en las bases se establecía una comisión presidida por el director del Instituto Andaluz de las Artes y las Letras que ostenta Francisco Cervantes; un representante de los servicios jurídicos como secretario (éste también con voz, pero sin voto); y cuatro vocales: los responsables de las direcciones de Recursos Humanos y Coordinación de la propia Consejería de Cultura y “dos expertos en la materia, independientes”, designados por la propia Agencia Andaluza de Instituciones Culturales. Dichos expertos eran el propio Pablo Juliá, con una larga trayectoria de relación con la Junta de Andalucía, y una investigadora elegida por él, Laura Terré. Sentados con todos ellos, los citados representantes del sector para aportar en el “asesoramiento”.

Cabe recordar que el exdirector del CAF no ha sido renovado en un puesto que ocupaba desde 2007 en una decisión de la Consejería de Cultura no exenta de polémica, entre otras cosas porque coincidió con el escándalo de los supuestos cargos fantasma en la Consejería de Cultura indagados por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), que de momento ha supuesto la dimisión como diputado del exconsejero Luciano Alonso por estar investigado en la causa. El propio Pablo Juliá ha sido citado como testigo. Una cuestión por la que el juez le pidió “perdón porque no tenía ningún sentido”, según ha revelado Pablo Juliá.

Éste ha lamentado el episodio de este miércoles, porque entiende que debió mantenerse el proceso como estaba planteado y no ir a un nuevo retraso en un nombramiento que “debió producirse hace mucho tiempo porque el CAF lleva demasiado tiempo sin dirección y más en el año de su 25 aniversario”, lo que atribuye a que “las cosas no se han hecho bien”, sin ocultar cierto tono de reproche hacia la administración.

Un compromiso de cambio en la metodología

Pese a que la consejera, Rosa Aguilar, matizó que Pablo Juliá no fue destituido, sino que no se le renovó el contrato a su finalización, lo cierto es que la presión de C's hacia sus socios de investidura tras el referido escándalo llevó a que los socialistas se comprometieran a sacar a “concurso público abierto a todos” la plaza y a proceder a éste, y a los sucesivos nombramientos de este tipo, siguiendo el Documento de Buenas Prácticas en Museos y Centros de Arte, donde se invita a contar con expertos.

Por ello, para renovar la dirección del CAF se ha invitado a distintas asociaciones. Y los elegidos, y convocados este miércoles, son Dionisio González, por la Unión de Artistas Visuales de Andalucía (UAVA); Ignacio González, por el Consejo de Críticos de Artes Visuales (CCAV); Juan Carlos Robles, por el Instituto de Arte Contemporáneo (IAC); y José Guirado, en nombre de la Asociación de Directores de Arte Contemporáneo de España (Adace).

El puesto, para el que se han presentado candidaturas de toda España, busca a una persona para la Dirección de Programas de Fotografía, tal y como se denomina en la convocatoria, que ahora será modificada en lo relativo a la comisión que debe evaluar las candidaturas, lo que el secretario general Eduardo Tamarit prevé que esté en el BOJA la próxima semana. Para volver a reunir de nuevo la ampliada comisión no hay fecha.

Desde la Consejería de Cultura han insistido en que la convocatoria era clara sobre el papel de cada uno en la comisión pero que en todo caso se ha tenido el gesto de modificar las bases “para hacer el proceso todavía más participativo”. La mismas fuentes han insistido, además, en que en estos órganos “no se vota como en un pleno, sino que la decisión se consensúa”, restando con ello importancia a la reivindicación de los colectivos.

No obstante, la crisis en el caso del CAF choca con el proceso que se está llevando a cabo para nombrar la dirección en Córdoba del Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A), donde la misma Consejería de Cultura ha anunciado una comisión con los expertos como protagonistas, y compuesta en este caso por José Lebrero, director del Museo Picasso de Málaga; Ana Salaberria, directora de contenidos y coordinación de la Sala de Exposiciones del Koldo Mitxelena Kulturunea de San Sebastián; Armando Montesinos, presidente del Instituto de Arte Contemporáneo; la artista Soledad Sevilla; y Rosina Gómez-Baeza, presidenta de Factoría Cultural.

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