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Decía Gloria Fuertes que “un niño con un libro de poesía en las manos nunca tendrá de mayor un arma entre ellas”.
No conozco a la sociedad americana, ni siquiera tengo relación o contacto con nadie que viva allí, pero, evidentemente, por las noticias que me llegan de ese país tan incomprensible para mí, la sociedad americana ha leído muy poco o nada de poesía.
En Estados Unidos se producen alrededor de 30 homicidios por armas al día, unos 12.000 al año, y mueren a causa de ello 31 personas por cada millón de habitantes.
Por poner una comparativa con el extremo opuesto del mundo, en Japón, el porcentaje de asesinatos con armas es tan ínfimo, que apenas alcanza el 1 por cada diez millones de habitantes.
Tampoco conozco la sociedad japonesa, ni tengo relación o contacto con nadie que viva allí, pero sí sigo los consejos y la sabiduría de la inteligentísima Gloria Fuertes, en Japón se lee mucha poesía.
Hace pocos días, un chaval americano entró en el instituto del que había sido expulsado y se dedicó a disparar a diestro y siniestro con un fusil de asalto. Tenía el arma desde un año antes. La compró sin ningún problema en una tienda de su ciudad. En Estados Unidos puedes salir a hacer la compra y volver a casa con una barra de pan, un litro de leche, una bolsa de pipas y un rifle AR-15.
Estaba recibiendo entrenamiento militar y se le consideraba vinculado a un grupo supremacista. Según han informado, el joven llevaba armas hasta en la fiambrera de la comida que llevaba al instituto. No han dado ningún dato de si en la mochila de los libros llevaba alguno que fuera de poesía.
En Florida sigue vigente la pena de muerte, es el segundo estado del país con más presos en el corredor de la muerte. Es más que probable que este nuevo asesino acabe dando los últimos pasos de su vida camino a una inyección letal. Un recorrido de sangría y muertes con ausencia de rimas y estrofas.
Y, mientras, el presidente de EEUU, Donald Trump, expresa si ningún tipo de pudor que “ningún niño debería sentirse inseguro en una escuela estadounidense” y que todo esto se debe “al gran problema que es la salud mental en su país”.
A finales del año pasado, en el día de Black Friday, las tiendas tiraron la casa por la ventana y ofrecieron a precio de chollo su arsenal de armas. Tan tiradas de precio estaban que hubo 203.086 solicitudes de información de antecedentes penales en el FBI.
Por más que lo he intentado no he conseguido saber el número de compras de libros de poesía en el mismo día, en el mismo país. Quizás la ausencia de petición de antecedentes penales para poder comprar un libro origine no tener estos datos. O, quizás, es un dato irrelevante para la sociedad americana cuántas personas prefieren tener las estanterías de casa con versos y sonetos.
De verdad, necesito mandar a Estados Unidos algún libro de poesía. O mejor una biblioteca entera. A ver si teniendo las manos ocupadas con libros se les quitan las ganas de seguir pegando tiros. Eso, o mandarles de presidenta a la inolvidable Gloria Fuertes.