El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.
En Nueva York, el monarca que tenemos como Jefe de Estado, Felipe VI, ha participado en la Cumbre de líderes mundiales que Obama convocó para impulsar políticas de apoyo a las personas refugiadas que huyen de las guerras.
Allí nos avergonzó con una cruel y vergonzosa mentira cuando, sin cortarse un pelo, afirmó que “España ha hecho un ‘gran esfuerzo en materia de refugiados” y añadió que “seguirá dando prueba de su solidaridad y generosidad”.
Es profundamente cruel, en principio, estar en una cumbre mundial para hablar del drama de las personas refugiadas y no cuestionar las guerras que causan el drama. Es, además de cruel, cínico, populista y oportunista que líderes mundiales, de los países que causan las guerras, traten el drama que provoca la guerra en vez de hablar de la causa del drama que es la guerra que apoyan.
Es cínico y mentiroso afirmar el “gran esfuerzo” que este país ha hecho. No hay más que mirar las cifras. Si lo hacemos, vemos que de las 17.387 personas que, tras mucho regateo indecente, el Gobierno se comprometió a rescatar de los campos, tan solo han sido recibidas 516.
Ya cuento las 16 personas que, el lunes 20 de septiembre, han llegado a Barajas procedentes de los campos de Grecia. Ese es el “gran esfuerzo” que hemos hecho en dos años.
Ni siquiera hemos cumplido el compromiso asumido en mayo pasado cuando, en un gesto electoralista (recuerden que se votaba en Junio), el PP prometió “un impulso al programa de acogida y llegar a los 586.
En Europa la situación es igual de indignante. Los datos que conocemos a través de las ONG que trabajan con las personas refugiadas lo demuestran. Los países de la UE acordaron, hace un año, reubicar o asentar a 120.000 personas pero tan sólo se ha cumplido el compromiso con 13.200.
Lejos de resolver la situación se dificulta poniendo trabas policiales, represoras y burocráticas para la llegada de refugiados/as y para el trámite de acogida llegando a convertir los campamentos en auténticos centros retención e internamiento.
Mientras tanto,…. Sigue la guerra. En Nueva York hablaban de refugiados y refugiadas, se rompía el “alto el fuego” en Alepo y se bombardeaban el convoy humanitario y los castigados barrios de Alepo.
Mientras en Nueva York hablan los líderes y lideresas mundiales,…siguen llegando a Europa miles y miles de personas que huyen de las guerras, siguen muriendo personas ahogadas, sigue el vergonzoso acuerdo de la UE con Turquía y sigue la guerra que convierte en un infierno la vida de quienes, jugándose la vida, escapan de esa sinrazón.
Cinismo absoluto el de D. Felipe, y los demás, cuando hablan de “seguir dando pruebas de solidaridad y generosidad”. A este ritmo tardaríamos 50 años en dar un mínimo de dignidad a los cientos de miles de personas que buscan asilo.
Crueldad sin límites cuando siguen apoyando las guerras imperialistas que causan la tragedia y el drama prometiendo, a la vez, solidaridad.
Indecente prometer generosidad cuando apoyas la política militarista que destroza la vida y el futuro de pueblos enteros.
Tras el fracaso absoluto de las políticas de acogida, reubicación y asentamiento, la ONU ha alumbrado una resolución, que han firmado los 193 países miembros, y que compromete a “proteger totalmente los derechos humanos de todos los refugiados y migrantes”. Nada dice de acabar con las guerras que es el mayor ataque a esos derechos que, dicen, hay que proteger. El colmo es que esa resolución no es vinculante y, por tanto, no obliga ni supone ningún problema para el país que la incumpla.
Por supuesto el Borbón, en nombre de España, la ha firmado también aunque no hemos realojado ni siquiera al 3 % de las 17.387 personas a las que, hace ya dos años, el Gobierno de Rajoy se comprometió a acoger.
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