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Empieza la carrera contrarreloj por los fondos europeos ante el escepticismo de que Cantabria llegue a tiempo para cumplir los plazos

La aprobación inicial de La Pasiega será en 2020 y el proyecto se ejecutará en "al menos" 3 fases

Javier Fernández Rubio

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El Gobierno de Cantabria ha iniciado una carrera contrarreloj para obtener financiación europea con cargo a los 70.000 millones de euros a fondo perdido del Plan de Recuperación y Resiliencia, con el reto añadido de ejecutar los proyectos de desarrollo en un 70% antes de 2023, algo que, si no imposible, sí es de difícil consecución dada la premura de plazos que la Unión Europea ha marcado. Una propuesta como la del centro logístico de La Pasiega aún no ha sido declarada como Proyecto Singular de Interés Regional (PSIR), ni constan trámites, ni licencias, ni la propiedad de terrenos para hacerlo realidad antes de 2023, año límite en donde tendrá que tener el gasto comprometido en su mayor parte.

Es un ejemplo de a qué se enfrenta Cantabria. La Comunidad todavía no ha cerrado el paquete de proyectos que aspira a recibir los parabienes de Europa, con la mediación del Estado, para superar la crisis que ha desatado el coronavirus. Sea cuales sean, deberán estar presididos por el rigor y una gran celeridad en su desarrollo. Bruselas es una trituradora burocrática en donde el presidente español, Pedro Sánchez (PSOE), o el cántabro, Miguel Ángel Revilla (PRC), tienen una capacidad de influencia limitada.

La Unión Europea, regida por un club de países protestantes que miran con desconfianza al Sur católico, se guía por unos principios de eficiencia propios de una multinacional. El consejo de administración de esta 'multinacional' llamada Unión Europea está controlado por los representantes de la 'Europa triste' (nórdicos y centroeuropeos) que desconfían de los países del Sur y no le pasan una. Hay 70.000 millones de euros disponibles que no serán para quien haga más notas de prensa sino para quien presente proyectos serios, rigurosos y con un cumplimiento prusiano de los plazos. Como el valor en el ejército, se da por supuesto que la Administración regional cántabra es seria y rigurosa, pero no destaca por su puntualidad a la hora de cumplir las previsiones.

Si el proyecto para La Pasiaga será arduo de desarrollar, otros son prácticamente imposibles, si finalmente se proponen. Este es el caso del tren rápido Bilbao-Santander, el último proyecto-estrella que el Gobierno Revilla abandera. El proyecto, de cuya necesidad pocos dudan ya, puede encajar dentro de las inversiones sostenibles que sean susceptibles de ser financiadas, pero nadie cree que pueda estar totalmente comprometido en 2023. Es decir, el proyecto “encaja de libro” en el Plan de la UE, como ha dicho el presidente Miguel Ángel Revilla, pero no tiene siquiera estudio informativo, que en principio se contrata esta semana.

Líneas rojas

No es un proceso declarativo en donde basten anuncios y promesas. La financiación que la Europa rica ha concedida a la Europa del Sur es un regalo envenenado con plazos tan ajustados que pondrán a prueba la capacidad de gestión. Cada proyecto habrá de ir acompañado de un listado de ítems, todos los cuales deberán cumplirse en cada fase. Si falta uno, falta el cumplimiento. Son criterios objetivos para comprobar la evolución del cumplimiento de un proyecto.

Miguel Ángel Revilla ha explicado que, en la Conferencia de Presidentes de esta semana, el mandatario nacional Pedro Sánchez ha anunciado que el plazo de presentación de proyectos se amplía hasta enero de 2021 -hasta ahora se había fijado octubre como límite-, algo que al jefe del Ejecutivo autonómico “le parece bien”.

Los fondos del Plan de Recuperación y Resiliencia que la Unión ha concedido a España ascienden a 140.000 millones de euros, de los cuales 70.000 millones son a fondo perdido. Esta es la tarta a la que Cantabria aspira a comer un pedazo, pero con condiciones. Los plazos, que marcan líneas rojas, son inapelables: los proyectos que se presenten tienen que tener el gasto comprometido entre 2021 y 2022 en un 70%. El restante 30% tiene que estar comprometido, es decir, proyectado, licitado y adjudicado, en 2023. El abono de los millones por Cantabria para ejecutar los proyectos no puede demorarse más allá de 2026.

La Unión Europa solo adelantará el 10% de lo que se le pida. El resto lo tendrá que poner la Comunidad u otra fuente de financiación a expensas de que las sucesivas liquidaciones de gasto le vayan generando créditos de ingreso, cosa que no ocurrirá si no se ejecutan las distintas fases de los mismos, como en cualquier obra contratada por una Administración pública. Pero si los plazos no se cumplen, ese adelanto del 10% habrá que reintegrarlo a las arcas de Europa, de igual modo que un contratista privado tiene que reintegrar una ayuda pública si no cumple en la entrega. En este caso, el contratista es la Administración regional, pero no será la única, lo cual complicará las cosas: también habrán de ser diligentes en la gestión otras administraciones como ayuntamientos y ministerios del Estado en aquello que les concierna.

Proyectos

Los proyectos susceptibles de ser financiados conciernen a áreas como digitalización, inclusión y resiliencia de la economía y sostenibilidad. Estas áreas serán como percheros en donde colgar las propuestas y posibilitan suficiente margen para una amplia gama de propuestas. Sin embargo, hay que atinar bien, ya que el 'coste de oportunidad' por equivocarse es importante ante el volumen de financiación que está en juego y que solo pasará una vez.

El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla (PRC), se ha mostrado “optimista” de que el Gobierno central, que canalizará las peticiones, acepte los “sólidos” proyectos que la comunidad presentará para obtener financiación de los fondos europeos, entre ellos el de La Pasiega -cuya presentación para este lunes ha quedado aplazada- y confía en que en la elección de los mismos se base en la “fiabilidad” y consistencia de las actuaciones.

El Ejecutivo, en este sentido, está trabajando en una cesta de proyectos de todo tipo, como los señalados, pero también los hay de corte científico y recientemente trascendía que hay entre manos ahora iniciativas en materia de investigación y ecosostenibilidad que requerirían una financiación de 156 millones de euros.

El caso del centro logístico de La Pasiega tiene encaje dado que es un proyecto estratégico de desarrollo al estar llamado a ser un nodo del tráfico de mercancías que beneficiará especialmente al puerto de Santander. Pero los plazos aprietan ya, toda vez que desde hace cinco años se anuncia su inminente desarrollo.

El último anuncio fue hecho hace unos meses y fue para indicar que se declarará el PSIR necesario este año. Si se aprueba el PSIR antes de que acabe el año, harán falta entre 18 y 24 meses para la adquisición de los terrenos y la ejecución de las obras, según plazos anunciados por el propio Ejecutivo Revilla, lo que en el peor de los escenarios lleva a que el polígono no esté listo hasta finales de 2022, prácticamente al límite del 2023 en donde un proyecto de estas características tendrá que estar listo, entregado y justificado al 70%. ¿Está el proyecto de La Pasiega lo suficientemente maduro como para ponerlo en marcha con rapidez y que pueda activar todo el maremágnum de trámites, licitaciones, ejecuciones y pagos? Esa es una duda que 'sotto voce' campa por la propia Administración, en donde, más allá del escalón político, se es francamente escéptico.

Para Cantabria el reto del acceso al Plan de Recuperación tiene un 'coste de oportunidad' en la misma selección de proyectos. Si no se atina bien, o no se ejecuta como se debiera, se perderán los beneficios que se hubieran podido obtener de la selección de otros proyectos que sí pueden llevarse a cabo en tiempo y forma, que es a lo que se refiere el concepto 'coste de oportunidad', lo que cotidianamente se conoce como oportunidades perdidas.

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