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“No pasa nada por ver un espectáculo sentado en el suelo”

Marta López Mazorra, actriz y directora de CIRCAM.

Cristina Sobremazas

Marta López Mazorra ha bajado de los escenarios para acompañar al público en el circo de calle. Estudió Arte Dramático en Santander y, desde entonces, ha formado parte de obras teatrales de Lorca o Shakespeare. Asimismo, ha trabajado en prestigiosas compañías como Comediants o Els Joglars, realizando giras por Japón o Alemania. Sin embargo, ahora aterriza en Maliaño dispuesta a sorprender con CIRCAM, el primer Festival Internacional de Circo en Camargo, que se celebra del 2 al 4 de septiembre.

Por primera vez once espectáculos de circo gratuito en diferentes calles del municipio camargués se sucederán, destinados a todos los públicos, desde las 13.00 horas hasta las 22.30 horas. Las compañías, procedentes de Francia, Reino Unido o diferentes zonas de España como Cataluña, País Vasco o la propia Cantabria, actuarán en espectáculos con duraciones de entre 45 y 90 minutos.

Siendo actriz, ¿cómo se embarcó en un proyecto como este?

Porque en los principios de mi carrera como actriz, recién salida de la universidad, empecé a viajar y a conocer el mundo, porque ya tienes tus estudios pero no sabes muy bien lo que hay fuera. Empecé a ver muchas cosas, viajé a Japon, a Alemanaia y acabé trabajando espectáculos de calle con mi compañía en Cataluña. En este ámbito siempre conoces a muchos compañeros que trabajan en esas disciplinas y estamos todos relacionados, porque cada uno se especializa. Es un mundo que admiro mucho con esa inquietud que ha estado siempre. Yo creo que los comediantes empezaron haciendo calle así que ¿por qué no íbamos a meternos en este 'tinglao'? De todos modos me gustan mucho las artes escénicas en general.

¿Qué ofrecen los circos para aportar novedades y diferenciarse los unos de los otros?

Hay muchas especialidades que utilizan el circo clásico o actuaciones que parten de especialidades, por ejemplo, malabalares, camas elásticas o equilibrios. Pero luego cada compañía lo enfoca de distinta forma: con humor, puestas en escena arriesgada, con imaginación… Otros vienen de fuera porque, en Sudamérica, las escuelas son muy potentes y utilizan un humor diferente pero que, al fin y al cabo, nos gusta a todos porque se trata de valerse de una ilusión, volar por los aires o cuatro personas haciendo equilibrios, es decir, que atentan contra la gravedad y eso es de admirar. Otras han acabado en teatros de calle, con música mucho más cercana y con un público que no se queda como mero observador. Cada uno enfoca con virtuosismo lo que hace, pero, al final, el nuevo circo es una gran miscelánea. Todos vivimos de todos y todos necesitamos de silencios, músicas, historias corporales. Somos una gran familia mundial y cada uno lo enfoca a su manera, para contar historias que admiran al ser humano como creador.

¿Hay lugar para la improvisación en espectáculos como estos?

Siempre, porque muchos de ellos hacen partícipe al público. Y ya no cada ciudad, sino cada pueblo, cada plaza, cada espacio es diferente. El público reacciona diferente por sus costumbres, su educación, su cultura, porque su día a día está irrumpido por unos cómicos que sorprenden. Es algo que siempre está ahí, evidentemente hay unas bases porque sino no podrías hacer algunas propuestas, ya que, a veces, hay cosas arriesgadas, pero siempre hay un margen, abierto al humor la mayor parte de veces, se saca a alguien del público y es el aquí y el ahora.

¿Por qué Camargo ha sido el municipio elegido para realizar el proyecto?

Realmente fue al revés. Hace años me vinieron a buscar, porque también he sido directora en otras ocasiones, y me comentaron que querían hacer un espectáculo internacional. Creé un proyecto como este -de circo y teatro de calle- y gustó mucho, pero por motivos económicos, porque siempre hace falta ayuda institucional, no salió. Aun así, me quedó el gusanillo y seguí ofertando este proyecto hasta que a alguien le interesase y pudiese. Presenté el proyecto en Camargo por ser uno de los ayuntamientos mas grandes y contar con zonas absolutamente maravillosas para albergarlo. Como conozco bien el sitio, lo pudieron estudiar y llevar a cabo.

¿El proyecto va a continuarse en otros municipios?

En general debería haber muchas propuestas de este tipo porque es otra forma de educación y cultura. Vivimos en Cantabria, con posibilidades increíbles, y ya hay una cierta costumbre de turismo. Siempre pienso que si hubiera más actividades de interés internacional, ese turismo se incrementaría en un 200%. Algunos te dicen que no pueden por el presupuesto y los espacios más delimitados, pero todo es estudiarlo. No se trata de cosas tan grandes, sino iniciativa y tesón, porque aunque lleva mucho trabajo, se pueden llevar a cabo ideas preciosas. Pero también es un tema político y, cuando apuestan, tenemos animarles para que pidan más y más propuestas.

¿Prefiere la experiencia como actriz o como directora?

[Duda] Me gusta mucho la parte de dirección porque se aprende mucho, pero no puedo vivir sin actuar, no puedo. Es algo que, desde pequeñita, cuando estudié arte dramático dije: “Esta va a ser mi vida, acepto sus subidas y bajadas”. No puedo decirlo claramente, pero si tuviese que decidirme, siempre sería actriz porque cuando sales ofreces algo y el público disfruta porque los artistas son seres generosos que trabajan para los demás, es una satisfacción. La dirección también está bien, o la organización de este tipo de eventos, pero es más papeleo y tienes que saber muy bien qué tienes, o que te traes entre manos. Igual no me hubiese metido a esto si tuviese 25 años y no la experiencia de ahora, todo cuenta. Pero no podría dejar de ser actriz, de hecho hace unos días trabajé como actriz de teatro de calle en otro ayuntamiento de Cantabria. No quiero apartar la actuación de mi vida, no puedo [Ríe].

¿Tiene algo en mente para presentar en un futuro próximo?

Sí, proyectos siempre hay pero algunos siempre se quedan en cajones porque ves que no es el momento o que no lo estás enfocando en el sitio adecuado. Es como con esto, que lo dejamos un poco pero todo tiene su momento y su por qué, no hacer las cosas deprisa viene bien. Siempre hay proyectos pero, aunque no sea yo quien los presente, lo importante es que le escuchen, sobre todo si es cultural, siempre para adelante.

¿Qué consejo le daría al público que va a presenciar los espectáculos de CIRCAM? 

Más que consejo, decir que un festival como este, de esta envergadura, es la primera vez que se hace y tiene una programación muy potente. Como consejo, le pido al público que esté alerta, que esté muy receptivo a todo lo que pasa en sus 360 grados y que aprendan que un festival de calle implica una escucha especial porque a veces hay distracciones. Hace falta también una forma de estar, no pasa nada por ver un espectáculo sentado en el suelo, con tus hijos al lado porque los artistas están así, expuestos a pie de calle, a la misma altura que tú, sin barreras. Les propongo que lo entiendan como un regalo durante tres días, con muchas propuestas de gente que trabaja por y para ellos. Lo importante es que disfruten y el año que viene nos exijan más. Quiero oír “este año ha estado muy bien, pero a ver el que viene qué hacéis”, que nos pidan esa pirueta posible que los artistas ofrecen.

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