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El alcalde de Villel de Mesa “presionará” para conseguir la declaración de zona catastrófica tras la DANA

Labores de limpieza tras la DANA en Villel de Mesa

Francisca Bravo Miranda / Europa Press

14 de noviembre de 2024 12:06 h

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El alcalde de la pequeña localidad de Villel de Mesa, Pedro Lozano, ha lamentado que no se haya aceptado “todavía” la declaración de su pueblo como zona catastrófica tras los daños producidos por la DANA de finales del mes de octubre. El agua llegó a acumularse hasta dos metros en el municipio. “Nuestro pueblo está muy afectado, porque es muy pequeñito, de solo 200 habitantes y 40 casas se han visto afectadas”, explica el alcalde a elDiarioclm.es.

Lozano se dirigirá a través de un escrito al presidente del Gobierno de España para que sepan “que aquí ha habido mucho daño” y que las casas que no tienen seguro se quedarán “desamparadas”. “Los daños que han tenido mis vecinos me afectan mucho y voy a presionar para que las ayudas vengan, porque también se que los seguros no van a llegar a cubrir el cien por cien de los daños”, recalca Lozano.

“Entiendo que hay prioridad en València, en Albacete y en Cuenca, donde ha habido más daño, pero es que aquí también ha habido mucho”, destaca el alcalde.

Lozano advirtió al día siguiente de la riada de los “cuantiosos daños” sufridos en la localidad, que también cuenta con el handicap de tener una población más envejecida y ha advertido de que sin sin ayudas por las “numerosas pérdidas materiales” registradas, en poco tiempo, los mayores que quedan o que pasan largas temporadas en el pueblo, podrían marcharse también.

El alcalde lleva más de 40 años al frente de su municipio, una pequeña localidad de la España despoblada donde el temporal no causó daños personales pero sí “miles de euros” en pérdidas que ahora se están cuantificando, sin que desde las administraciones se contemplen las mismas ayudas para este pueblo de la España vaciada que para otros de comarcas más habitadas.

“Somos un pueblo pequeñito pero hemos sido tan afectados como otros de mayor población y no entendemos por qué no se declara como zona catastrófica”, abunda este regidor, muy afectado por lo ocurrido y por la tremenda burocracia que hay siempre detrás de todo esto. “Es el veneno que tenemos”, incide a la par que señala que, como no les ayuden más, Villel de Mesa será una zona despoblada más.

Pide a García-Page que se “vuelque” con el pueblo

Con respecto a las ayudas provenientes del Gobierno regional, Lozano espera que el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, “se vuelque” con su pueblo. Agradece las ya anunciadas pero demanda más apoyo del Gobierno central si no se quiere que Villel de Mesa sea en breve uno de esos municipios que se unen a la lista negra de la despoblación. Para este alcalde, independientemente de la ideología por la que se presentara al cargo, su pueblo es su prioridad por encima de todo.

Y tras esta tragedia y ante “el desastre” que causó el temporal que se ha llevado la vida de cientos de personas en Valencia y Castilla-La Mancha, solo pide la declaración de zona catastrófica de un municipio donde se anegaron de lodo y agua cerca una cuarentena de casas, hubo daños importantes en la farmacia, el bar y la tienda, así como en los bajos del Ayuntamiento, en naves, maquinaria y en cientos de hectáreas de tierra.

“El bar para un pueblo de estos es esencial, porque es ahí donde se reúne la gente. Hay muchas casas que se han quedado sin calefacción y ya veremos cuándo pueden ponerla, y la farmacia está también destrozada”, manifiesta mientras insiste en que “el destrozo ha sido grandísimo” para un pueblo pequeño como es el suyo.

Asegura que han sufrido “miles de euros en pérdidas”, en calderas de calefacción destrozadas, electrodomésticos anegados, muebles, gran parte de las medicinas de la farmacia, bebidas, comida y daños en las propias dependencias municipales, donde el agua ha asolado todo lo que veía a su paso.

Daños en el bar y la farmacia

“Hay muchos daños en todos los sitios”, señala este regidor mientras recuerda a Europa Press que sus vecinos han perdido uno de los pocos alicientes que tenían, el bar en el que se reunían. Además, la farmacia se instala temporalmente en la sala de espera del consultorio médico, una decisión que ha adoptado este alcalde pese a que no se lo han puesto nada fácil. “En momentos de estos, si no hay peligro, ¿por qué no se puede?”, se pregunta ante las negativas recibidas inicialmente.

Algunos ya han realizado las solicitudes de ayuda. Sin embargo, Lozano se muestra muy reacio tras conocer que, de momento, solo se está teniendo en cuenta a los propietarios de viviendas “de primera utilidad”, y pide que se incluyan también algunas que han sufrido importantes destrozos y que son segunda residencia e incluso alguna que carece de seguro.

“A estos hay que ayudarles también porque varias casas nuevas de una sola planta tienen prácticamente todo destrozado”. “Todos somos españoles. No tiene que ver nada que sea primera o segunda vivienda porque, además, son vecinos que van teniendo años y vienen mucho al pueblo y, si no se les ayuda, tal vez no vuelvan”, declara.

Alguno de los más mayores recuerdan un hecho similar hace unos 80 años. Sin embargo, tal y como remarca este regidor y agricultor de profesión, entonces los bajos de las casas eran cuadras de mulas y no parte de la vivienda habitable.

Otra cuestión que preocupa muchísimo a este alcalde es la suciedad del río y la falta de soluciones para desbrozar y limpiar el cauce, convencido de que como no se aporte una decisión y se actúe al menos en uno de los tramos del río Mesa, esto volverá a pasar.

“Lo que nos ha pasado, volverá a pasar”, subraya. Lleva toda su vida de alcalde y presume de su pueblo y de que todavía haya casi 200 habitantes en invierno y más de un millar en verano, sobre todo, teniendo en cuenta que hay pueblos en los alrededores con apenas 10, 20 o 30 personas en muchos de ellos, incluso menos en alguno.

“A mí, lo que más me preocupa es mi pueblo. Por él me dejo la vida, pero hablamos mucho de las zonas rurales y del turismo rural y ahora es cuando toca volcarse, y no dar bombo y que luego no haya platillo”, concluye.

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