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Puigdemont y Rovira pugnarán por el voto indignado con los encarcelamientos

Carles Puigdemont es felicitado por los lideres de ERC, Oriol Junqueras y Marta Rovira, tras ser investido presidente de la Generalitat el 10 de enero de 2016

Neus Tomàs

La decisión del juez Pablo Llarena de mantener en la cárcel a Oriol Junqueras, al exconseller Joaquim Forn y a Jordi Sànchez y Jordi Cuixart cambia una campaña que de por sí era tan decisiva como excepcional. Y previsiblemente tendrá efectos en el resultado del 21D. Ya hay algunas pistas de cómo puede afectar. La primera es que cohesiona al electorado independentista, pese a que los partidos de este bloque sean también rivales entre ellos. “Esto va de democracia o autoritarismo”, es la consigna más repetida en las últimas horas por ERC, PDeCAT y CUP.

Canalizar la indignación en votos. Esa es la estrategia del independentismo. A partir de ahí cada partido sale a capitalizarla lo mejor que sepa. La decisión del magistrado del Supremo convierte a Marta Rovira en la candidata de facto de los republicanos, un protagonismo que ya había asumido desde que el líder republicano ingresó en la cárcel de Estremera y que no ha tenido precisamente efectos positivos para sus expectativas electorales.

En ERC interpretan el auto del magistrado del Supremo un “intento encubierto” de ilegalizar este partido y asumen la dificultad de encarar las próximas dos semanas con Junqueras en prisión. 

ERC ganaría pero Puigdemont es el preferido

ERC sigue a la cabeza pero Carles Puigdemont le ha recortado, y mucho, la distancia, según todos los sondeos conocidos hasta ahora. Según el CIS publicado este lunes, los republicanos ganarían las elecciones mientras que Puigdemont es el candidato preferido para ser presidente. Eso explica la estrategia de la candidatura de Junts per Catalunya, basada en un personalismo que no se recordaba desde las mesiánica campaña que Artur Mas protagonizó en el 2012 (en su caso el resultado fue nefasto puesto que aspiraba a la mayoría absoluta y perdió 12 diputados).

El CIS dibuja una Catalunya ingobernable, con un empate técnico entre ERC y Ciudadanos en la que ningún bloque, ni el independentista ni el constitucionalista ni el de izquierdas, alcanzaría la mayoría suficiente para gobernar. Si hay campañas decisivas, esta puede ser una de ellas puesto que un tercio de los encuestados asegura que todavía no tiene decidido su voto. 

El auto del Supremo ha vuelto a evidenciar las diferencias entre Ciudadanos y el PSC. Mientras Inés Arrimadas evita cualquier declaración que pueda ser interpretado como un gesto de comprensión hacia el independentismo. En cambio, Miquel Iceta reiteró que es una mala noticia que haya políticos que no puedan participar en la campaña porque están en la cárcel.

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