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El País Valenciano se despide del lastre reputacional de la corrupción: escala a la sexta posición en calidad pública

Todos los altos cargos del PP de Francisco Camps de la imagen, menos Alberto Fabra, tienen o han tenido abiertas causas por corrupción.

Lucas Marco / Laura Martínez

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El lastre reputacional de la corrupción ha sido un fardo difícil de sobrellevar para la Comunitat Valenciana, convertida durante la era del PP en una referencia indiscutible, en medios de comunicación y en salas de justicia, del saqueo de los fondos púbicos. La corrupción, como la paella, se cocina mejor en Valencia; ese era el adagio que se aplicaba, a pesar de que otros territorios también han contado con buenos ingredientes para los amantes del robo de lo público. Sin embargo, los datos demuestran que ha habido un cambio muy relevante.

El prestigioso índice sobre las regiones de los países de la Unión Europea que elabora, con el apoyo de la Comisión Europea, el Instituto de Calidad del Gobierno de la Universidad de Gotemburgo ha rebajado a la Comunitat Valenciana del puesto 14 en 2017 al sexto en su último informe. El estudio reseña una mejora muy importante en materia de transparencia y lucha contra la corrupción en los últimos años. Y todo ello cuando España ha bajado del puesto 33 al 34 en el último Índice de Percepción de la Corrupción que elabora Transparencia Internacional.

El jurista y consultor Rafael Jiménez Asensio ha analizado los resultados del informe, incidiendo en la mejora notable de la Comunitat Valenciana. “A diferencia del índice de 2017, donde los gobiernos autonómicos con mejores resultados se situaban en la España septentrional, pero especialmente en parte del Cantábrico y valle del Ebro, con la excepción de Extremadura, ahora se suman a ese grupo aventajado la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha e Islas Baleares, lo que cambia la geografía de la calidad institucional territorial, con interesantes aportaciones”, explica en su análisis.

“La mejora de la Comunitat Valenciana en relación con el índice de 2017”, agrega el jurista, “es evidente, dejando la zona negativa y pasando a un digno sexto lugar, solo empañado por los datos negativos (pero muy leves) en materia de corrupción”.

El director de la Agencia Valenciana Antifraude (AVA), Joan Llinares, destaca que el Índice sobre Calidad de los Gobiernos subnacionales en los países de la UE “ha pasado completamente desapercibido” y “es mucho menos conocido” que el que elabora Transparencia Internacional. “Para nosotros es mucho más riguroso porque el análisis lo hace respecto a Europa y mirando región a región”, explica Llinares, quien lamenta la posición de España en materia de percepción de la corrupción “con arreglo a su importancia y su peso en la OCDE”.

En 2017, recuerda el director de Antifraude, la Comunitat Valenciana “estaba debajo de la media europea en cuanto a índices de calidad gubernamental, calidad pública y de percepción de la corrupción, ”a tres puestos de ser los últimos“. Sin embargo, cuatro años más tarde, ”da un salto a la sexta posición“ situándose además por encima de la media europea.

“Por delante de nosotros”, abunda Llinares, “están comunidades autónomas bastante más pequeñas”, como La Rioja, País Vasco, Navarra, Asturias y Extremadura. “Muy por detrás de nosotros tenemos Madrid, Catalunya, Andalucía y las Islas Baleares”, destaca el director de la AVA. 

¿A qué se debe la inusitada mejora? “Por nuestra parte, desde luego, pensamos que las mejoras se deben a un compromiso general en buena parte de las administraciones”, sostiene Joan Llinares, quien alude a mejoras en materia de protección de alertadores de prácticas irregulares o la implementación de canales internos de denuncias en ayuntamientos y diputaciones, entre otros factores.

El Instituto de Calidad del Gobierno de la Universidad de Gotemburgo, codirigido por el catedrático de Ciencia Política Víctor Lapuente, confirma así que la corrupción, a diferencia de la paella, ya no se cocina tan bien ni a tan gran escala en el País Valenciano.

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