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“València iba en dirección contraria a las ciudades europeas en mejora del espacio público y reducción de velocidad”

El arquitecto José María Tomás muestra las imágenes del proyecto de la plaza de la Reina

Carlos Navarro Castelló / Adolf Beltran

La transformación de la plaza de la Reina en un gran espacio peatonal es sin duda uno de los proyectos más emblemáticos del gobierno de izquierdas (Compromís, PSPV-PSOE y València en Comú) que dirige el Ayuntamiento de València, con Joan Ribó a la cabeza.

Tras un concurso público, el proyecto presentado por los arquitectos José María Tomás y Antonio Escario fue finalmente seleccionado para ejecutar una remodelación que ha incluido las propuestas de un ambicioso proceso participativo y que simboliza el cambio de paradigma urbanístico y de movilidad que se extenderá a todo el centro histórico, y en particular a las plazas del Mercado y del Ayuntamiento.

Así lo explica José María Tomás, uno de los ideólogos del proyecto estrella del mandato municipal, que recuerda cómo la evolución del urbanismo de la ciudad dio lugar a la actual configuración del centro histórico. Ese conocimiento es fruto del estudio pero tiene también un componente personal para este arquitecto nacido en 1954 precisamente en la plaza de la Reina, en una casa desde la que vio en su infancia cómo se abría el subsuelo para construir el aparcamiento subterráneo que conocemos en la actualidad.

¿Cómo van los plazos para que puedan iniciarse las obras?

La noticia es que el proyecto ya está en todos los servicios por lo tanto están tramitando ya su aprobación. Al mismo tiempo están preparando el pliego para la contratación de la obra, por tanto, es posible que después del verano se pueda adjudicar y comenzar antes de final año.

Esta es la mayor intervención urbanística que se hace en el centro de València en mucho tiempo, va más allá de una simple remodelación de una plaza, ¿no?

El proyecto ha tenido en cuenta el proceso que ha seguido la plaza desde 1870, cuando comenzó la primera apertura en la calle de la Paz, entonces calle de la Revolución, y se inició la remodelación de la reforma interior. Acaba en la reforma completa de ahora. Un intento de reforma completa se hizo para construir el parking, pero la finalidad en cierta medida no era acabar la plaza, sino la organización monumental de la plaza, que venía de un proceso anterior, y sin embargo se centró más en la concesión del parking que en otras cosas.

Se habla de una plaza, pero no lo era originariamente, surgió tras derribar varias manzanas para abrir el espacio...

Bueno, empezó la plaza de Santa Catalina con el final del derribo del Convento de Santa Tecla y de San Cristóbal, y comenzó a producirse la calle de la Paz y poco a poco se fue ampliando en diferentes reformas y planes municipales de reforma interior de arquitectos municipales como José Calvo primero y luego Rafael Alfaro. Después Ferreres también hizo una propuesta para la plaza de la Reina que no se llegó a ejecutar. Finalmente, con los planes especiales ya del periodo democrático en 1984, se consolidó la protección del centro histórico y se dio la alineación definitiva y protección a los edificios que configuran la plaza. Por tanto, ahí se configuró la parte urbanística y arquitectónica de la plaza y ahora lo que se está haciendo es acabar de darle un tratamiento de proyecto, de diseño de plaza grande.

¿Qué destacaría de ese proyecto que parece concebido como una gran explanada?

El proyecto lo hemos diseñado Antonio Escario y nosotros en forma de Unión Temporal de Empresas (UTE). El principal concepto de la plaza es hacer una gran alfombra con el material de piedra con el que se han hecho los grandes monumentos de la ciudad y de todas las ciudades. En el caso de València, es una caliza de tipo travertino, que es de canteras parecidas a las que se usaron para la Catedral, la Lonja y otros grandes edificios. También está en los pavimentos de la calle del Micalet. De manera que utilizaremos esos mismos materiales o parecidos. Haremos con ellos el nuevo pavimento que tiene un diseño muy contundente, en diagonal, y una organización de la piedra que le da una personalidad propia, complementaria a los edificios históricos que la marcan, como la Catedral.

¿Cómo quedarán las zonas verdes?

Ampliaremos las zonas verdes, pero no hay que perder de vista que es una plaza, no un parque. Por lo tanto, se ampliará el número de árboles, que era uno de los aspectos que demandaba la comisión de seguimiento del plan de participación, una comisión con representantes de diferentes sectores de la ciudad con la que hemos trabajado para ir decidiendo aspectos importantes de la configuración de la plaza. El arbolado es un elemento importante del espacio público y en este caso está medido dónde tienen que ir los árboles, su tamaño, el tipo de hoja para darle el mejor resultado a la filtración del sol, a las sombras, teniendo en cuenta la dificultad de que gran parte de la plaza está afectada por el parking.

¿Cómo se han resuelto los accesos al aparcamiento?

La peatonalización de la plaza es el objetivo, pero se respeta el parking y se modifica el acceso. Las rampas cambian de ubicación, se harán lineales y los coches entrarán desde la calle de la Paz y saldrán hacia la calle del Mar. El flujo de vehículos por la calle del Mar bajará porque solo pasarán los que salgan del aparcamiento y los vecinos. Todo lo que configuran las actuales rampas se rellenará de tierra y se plantarán árboles de gran porte.

Es una zona con una gran presión turística y con gran número de terrazas, ¿cómo lo afrontan para que el espacio no quede colonizado por mesas y sillas?

Tanto desde la perspectiva de la comisión de participación como desde el propio Ayuntamiento las decisiones van en la línea de que las terrazas de los bares sean un elemento más que no tenga ningún protagonismo, es decir, se quedarán como están o incluso menos, de forma que dejaremos libre prácticamente toda la plaza, que tendrá espacios más arbolados, espacios menos arbolados, de plaza abierta, donde se podrán hacer actividades de carácter colectivo, para colocar mercadillos, ferias y la 'escuradeta' para darle un carácter más estable e interesante desde la perspectiva tipológica de las casetas, de forma que tengan también las instalaciones correctas, sin impedir que la plaza siga siendo peatonal y siga siendo un espacio para jugar y para pasear.

A partir del cruce con Poeta Querol, ¿qué vehículos podrán circular en el tramo por la calle de la Paz y San Vicente y cómo se resuelve la salida de coches desde la calle de la Corretgeria?

En principio la circulación será libre, solo que habrá un aviso de si hay disponibilidad de plazas en el parking, de manera que, si buscas aparcar y está completo, el vehículo se podrá desviar por Poeta Querol. En cuanto a la calle Corretgeria, hay varios garajes y los vecinos podrán salir por la plaza de la Reina hacia la calle del Mar por un paso restringido que se habilita. Es un sistema que en la mayoría de plazas europeas existe. Que sea peatonal no quiere decir que no pase ningún vehículo, pasan de una forma restringida los vecinos que tienen su garaje, pero es compatible como en algunas calles peatonales de València.

La peatonalización de esa plaza abre un nuevo escenario que es el de la peatonalización del centro de la ciudad, porque es un proyecto que no se puede desconectar del de la plaza del Mercado y del Ayuntamiento, ¿no?

Sí, la organización de la plaza de la Reina y su finalización bajo la perspectiva de esa voluntad de transformación del espacio público en beneficio del ciudadano por parte del Ayuntamiento se materializa claramente en la plaza de la Reina y forma parte de la reforma interior, por lo tanto de toda la red que forman la calle de San Vicente, Plaza del Ayuntamiento, el antiguo Barri de Pescadors y la calle de la Paz fundamentalmente. Y la plaza del Mercat como elemento representativo por su importancia como equipamiento urbano. De forma que efectivamente son la representación de esa voluntad de mejora y de cambio de la ciudad.

Es un cambio de concepto, pasamos de unas plazas que eran casi estaciones de autobuses a unas plazas que serán para el viandante.

Sí, la plaza de la Reina en este momento no tiene escala porque está llena de autobuses y de cosas. Lo primero que hemos hecho en el proyecto es limpiarla, quitarle todos los elementos que no permiten disfrutar de ella. De manera que de la estación de autobuses que es ahora pasará a ser un espacio totalmente diferente, una plaza mayor que ha sido el objetivo del Ayuntamiento durante 100 años sin acabar de rematarlo. Nunca se acabado de tener claro qué hacer en la plaza, de qué forma abordarla y siempre ha sido un nudo de comunicaciones de autobuses, de coches. Por eso no se puede disfrutar en este momento.

¿Se han tenido en cuenta los diferentes actos festivos que pasan por la plaza de la Reina?

En el proyecto hay una distribución funcional dentro de la plaza, zonas para niños, para la gente, se han tenido en cuenta todas las ceremonias que la ciudad hace, el Corpus, la Ofrenda de las Fallas, todas esas tradiciones de la ciudad están recogidas en el proyecto para facilitarlo.

Hablaba de San Vicente y calle de la Paz. ¿La peatonalización de la plaza induce prácticamente a peatonalizar estas vías?

En esta primera actuación, efectivamente, en la calle de la Paz se incorpora una disminución de la sección entre Poeta Querol y la plaza de la Reina mediante una ampliación de aceras y la incorporación de aceras a imagen del tramo de la calle de San Vicente en el tramo que va a la plaza del Ayuntamiento. El diseño de las aceras y calzada será muy similar.

Entonces lo normal sería que el resto de la calle de la Paz en un futuro acabara también haciéndose así también, ¿no?

Bueno, dentro del proyecto de momento es hasta Poeta Querol. Ahora bien, por ejemplo creo que la calle de San Vicente ha tenido un recorrido positivo, la gente puede pasear, ver los escaparates y también pasa el tráfico, todo es compatible y positivo desde el punto de vista del ciudadano y del viandante.

Hablaba de un proyecto de 100 años que no se acababa de concretar. ¿Pero de alguna manera no se ha perdido mucho tiempo en llegar a esta concepción de que el centro debe disfrutarlo el ciudadano en lugar del vehículo rodado?

Claro, es que València iba en dirección contraria a las políticas de Europa, de los principales países europeos. Ha sido una situación un poco extraña. Se iba profundizando en la ciudad de València en ampliar la velocidad media de los vehículos como un objetivo prioritario hasta hace cuatro días, lo cual no coincidía con las políticas europeas, ahora lo que se está haciendo es coger el mismo viento que la mayoría de ciudadades europeas están aplicando ya hace años. Son políticas de realentización de la velocidad, de mejora del espacio público, de la calidad de vida, de las plazas, de la mejora para poderla utilizar por parte del ciudadano. Yo creo que ese es el principal cambio y es un cambio importante porque la tendencia de la ciudad iba en una dirección y ahora, al invertir el ritmo, algunos ciudadanos se pueden sorprender por los cambios. Hay que hacer un poco de reflexión en ese aspecto. La ciudad mejorará en función de que los cambios que se hagan sean a beneficio del ciudadano.

¿Esto desembocará en la peatonalización de la plaza del Ayuntamiento?

Sí, la plaza del Ayuntamiento es una pieza fundamental. Se decidió hacerla en el año 1900 como resultado del desarrollo del Barri de Pescadors, el traslado del Ayuntamiento como edificio civil principal a la plaza, la construcción de los grandes edificios de Correos, Telefónica, el Banco de España en la calle de las Barcas, el primer hotel, el primer cine. Todo eso significó un cambio revolucionario en la ciudad. La reforma interior tuvo una importancia muy grande en el cambio de la ciudad. Todas estas piezas forman parte de esa planificación y están vinculadas. Es muy importante que se tenga en cuenta el conjunto, de forma que las acciones que se desarrollen sean el resultado de una transformación de toda esa red de calles y de plazas que son las principales y que tienen que dar otra imagen y otro carácter para beneficio de todos.

Por tanto, como decía, entramos en otra concepción del uso de la ciudad, pero parece que a algunos sectores les cuesta porque siguen instalados en la costumbre de llegar con el coche a todas partes, cuando luego tampoco saben muy bien donde dejarlo.

Problemas y contradicciones hay muchos porque nos encontramos con muchos parkings que favorecen la entrada de vehículos, pero al mismo tiempo eso dificulta que las calles sean más cómodas y más amables. Toda esta problemática se tiene que resolver como se ha hecho aquí, con una comisión de participación y con un diálogo permanente para trasladar las nuevas propuestas a la ciudadanía en general, porque las ciudades se hacen en común, se hacen compartiendo también las ideas y los objetivos.

Ha estudiado el antiguo Barri de Pescadors y de alguna manera lo que pasó ahí es que hubo una cierta conjunción de intereses a favor de la reforma interior.

Sí, fue una época que he estudiado a fondo y es muy controvertida. En aquellos momentos se planteó el proyecto de Gran Vía de 1,5 kilómetros que atravesaba completamente la ciudad, desde la puerta de Russafa hasta la de Portal Nou. Esa Gran Vía de 30 metros no se llegó a hacer y hubo una controversia con otro proyecto alternativo que era la transformación de la plaza del Ayuntamiento y el Barri de Pescadors como configuración de la transformación de la ciudad. Entonces este fue el proyecto que ganó y esta es la ciudad que ha dejado, una gran plaza muy representativa, muy potente desde la perspectiva urbana y morfológica aunque no sea una plaza regular. No tiene por qué serlo, hay muchas plazas en el mundo que no lo son. Pero tiene un tamaño equivalente a las grandes plazas parisinas que aquellos concejales de época republicana en la ciudad tenían como referencia. Por tanto, la plaza del Ayuntamiento responde a esa referencia europea de gran ciudad y la plaza de la Reina también, aunque al estar al lado de la Catedral tuvo más dificultades.

El tema del estudio del Barri de Pescadors puede ser un buen ejemplo de cómo ciertas cosas sí que piden un cierto criterio y que los agentes de la ciudad coincidan.

Sí, hay una corriente equivocada entre urbanistas y estudiosos de la ciudad de que la reforma interior no tenía un criterio claro. Yo no estoy de acuerdo. Hay un plano de 1870 que planifica todas estas actuaciones y la realidad construida es muy parecida muchos años después a ese plano municipal, por lo tanto, sí que había una planificación o varias simultáneas, que es un poco la manera valenciana de hacer los procesos urbanos, que las planificaciones suelen ser el producto de un debate, más que fruto de un proyecto posteriormente debatido.

Usted ha trabajado en muchos proyectos de esta ciudad. ¿En este momento, además de este, tiene alguna otra cosa en marcha?

Hay otro proyecto muy importante también que estamos haciendo. Es la transformación del Mercado de El Grau, que forma parte de una plaza. Un mercado que tiene su origen en 1902, y que fue el primero que se hizo en València. Lo hizo el arquitecto municipal Rafael Alfaro, arquitecto mayor en aquella época. Fue el primer mercado de hierro de fundición a la manera europea. Es un proyecto en una escala modesta, pero muy importante como equipamiento para el barrio y para todo el distrito Marítimo. La recuperación del mercado tendrá unos efectos dinamizadores de la zona y de la propia actividad porque habrá 21 paradas nuevas y un espacio dedicado a actividades de carácter cultural. Tiene una configuración especial casi desconocida, por ejemplo unos patios interiores que se ajardinarán, y cuenta formalmente con un espacio interior muy atractivo. Ahora no se ve porque una pared lo oculta, pero todo eso se transformará en unas cristaleras que, bien iluminado, permitirán verlo todo desde la calle, incorporándolo así al espacio público. El proyecto ya está aprobado y está en fase de licitación. Es muy importante para todo el Marítimo.

¿La transformación del frente marítimo es una asignatura pendiente?

Hicimos el plan especial del Paseo Marítimo y la dirección del Paseo Marítimo cuando estaba en el Ayuntamiento a finales de los 80. La transformación del frente marítimo es una cosa pendiente también de esta forma de trabajar en esta ciudad históricamente, de ese proceso continuo de desarrollo urbano. El proceso siempre está encima de la mesa. La ciudad estuvo 25 años para decidir dónde se ponía la Estació del Nord.

¿Y en qué punto está ese proceso de mejora de la fachada marítima, de El Cabanyal, la dársena, el PAI de El Grau...?

La estrategia de transformación del distrito Marítimo se está trabajando con mucha intensidad y mucha atención. Estoy seguro de que el interés que están despertando ahora los poblados marítimos es el resultado del convencimiento de que la transformación va en la buena dirección. En el caso del PAI de El Grau, la crisis y las dudas del Ayuntamiento sobre la estrategia de hacer o no aperturas frenó el asunto. Finalmente el proceso de decisión va en la dirección de respeto al patrimonio, que es lo correcto.

¿Y cómo ve la evolución de El Cabanyal? ¿Se acabará convirtiendo en un barrio de moda?

El Cabanyal tiene unos espacios públicos de enorma calidad. Tiene la primera línea marítima que es espectacular, con la playa, tiene el paseo marítimo, tiene los espacios verdes, los parques en segunda línea, que son de una calidad y de un tamaño importantes para toda la ciudad. Lo que hay que hacer es revalorizar eso, que es lo que están haciendo los planificadores que están trabajando en el proyecto y en hacer una norma para poder desarrollar el plan. Trabajan en la solución urbanística, normativa para que no pierda calidad y para que no pierda su mofología. Materiales, parcelación, perfiles de las calles... Eso es lo importante.

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