El puerto de València solo tiene dos medidores de calidad del aire y uno no recoge todas las emisiones de los buques
“Las emisiones de óxidos de azufre, que tienen su origen en el combustible de grandes buques que son de los más tóxicos que existen, forman aerosoles de sulfatos (SO4) que incrementan los riesgos para la salud humana y contribuyen a la acidificación de los sistemas terrestres y acuáticos”.
Así explica la federación Transport & Environment, de la que forma parte Ecologistas en Acción, las características nocivas del dióxido de azufre en su estudio sobre la contaminación del aire causada por cruceros de pasajeros de lujo en aguas europeas.
Sin embargo, la estación de medición de calidad del aire de la Autoridad Portuaria de València (APV) ubicada en la zona de Natzaret (río Turia), el barrio más afectado por el tráfico portuario por su cercanía a los muelles, no registra ni el dióxido de azufre ni el de nitrógeno, según pone de relieve Ecologistas en Acción en su informe 'La calidad del aire del Estado español' (página 145), realizado con datos de la propia APV recogidos el pasado año.
Según el estudio, el puerto de València, el líder de España y cuarto de Europa en tráfico de contenedores, cuenta con tan solo dos estaciones de medición ubicadas entre los muelles de Levante y Poniente (Cabanyal, según el estudio) y la mencionada de Natzaret.
La primera, la más fiable al registrar capturas de datos prácticamente todos los días del año, registra niveles de partículas PM10 del 11% cada día y una media anual del 26%. Ambos valores superan las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero son inferiores a los exigidos por la legislación española, más laxa que la europea.
Este dispositivo no arroja datos de PM2,5, mientras del resto de elementos contaminantes (dióxido de nitrógeno y ozono troposférico) no se sobrepasan los nieveles recomendos por la OMS.
Tampoco en el caso del dióxido de azufre, donde la medición no alcanza el 1%, de ahí que se califique con un 0%. Al respecto, fuentes de Ecologistas en Acción han explicado que “tanto estas partículas como las de nitrógeno son las más difíciles de captar por la rapidez con la que se dispersan y requieren de un determinado número de medidores dispuestos de una forma específica”.
La estación de Natzaret tan solo mide las partículas de PM10 y PM2,5. El dispositivo capturó datos en un 69% de los días del año, un punto por debajo del 70% recomendado para su fiabilidad, y registró un valor diario de niveles de PM2,5 del 6%, tres puntos por encima de lo que marca la OMS, pero 19 menos de lo que marca la normativa española.
Tanto la media anual como las partículas de PM10 quedan por debajo de lo recomendado por la OMS.
Desde la organización ecologista han comentado que resulta llamativo que el puerto de València, pese a sus enormes dimensiones, cuente tan solo con dos estaciones de medición de aire, las mismas que el de Castellón y dos menos que el de Alicante. Ninguno de estos puertos de la Comunitat Valenciana, ni la mayoría de los grandes puertos españoles, miden el dióxido de azufre según el informe.
Por ejemplo, ninguna de las ocho estaciones de medición del puerto de Mallorca, uno de los que cuenta con mayor tráfico de cruceros, mide el dióxido de azufre. En el caso del de Barcelona, solo dos de las seis estaciones miden este contaminante.
Desde la APV destacaron que ninguna de las mediciones realizadas supera los límites legales y remitieron a la memoria ambiental de 2017.
El impacto de los cruceros en el puerto de València
Como informó eldiario.es, el estudio de la federación Transport & Environment sitúa al puerto de València entre los 50 de Europa con mayor contaminación en el aire como consecuencia de la actividad de los cruceros, en concreto, está en el puesto 46 de un ranking que encabezan Barcelona y Palma de Mallorca, seguidos de los puertos de Venecia, Civitavecchia y Southampton.
Según el informe, con datos del año 2017, las 56 escalas de cruceros analizadas en el puerto de València emitieron 4.917 kilos de dióxido de azufre, es decir, casi cinco toneladas. Solo el año pasado atracaron un total de 194 buques.
Ante el déficit de información, fuentes de Ecologistas en Acción han explicado que los datos se recaban a través de “un sistema de informacion geolocalizada que da en tiempo real los barcos que transitan en un puerto y dice el tipo de buque, los motores y el tipo de combustible que utilizan”.
Según comentan, “este sistema mide las emisiones, que difiere mucho de las medidas de las estaciones que están en lo ciudad que miden cómo llegan estas emisiones que salen de las chimeneas de los barcos al núcleo urbano”.
La Autoridad Portuaria de Valencia (APV) aprobó a finales del pasado año una modificación del proyecto de ampliación norte que implica, entre otras cosas, trasladar los dos muelles de cruceros ubicados en esa zona, alejada del casco urbano, a los antiguos astilleros de Boluda, ubicados más cerca de la ciudad, junto al barrio de Natzaret, un cambio por el que los vecinos han presentado alegaciones.