Feijóo, exasperado, dispara contra todos tras el colapso del Ayuntamiento de Santiago
Gritos desde una y otra bancada, insultos, golpes en los tableros, una conselleira calificando de “vómitos” las palabras de una portavoz de la oposición antes de encararse con ella o la presidenta viéndose obligada a forzar la retirada de palabras del titular de la Xunta. Son algunos de los ingredientes que marcaron este miércoles la sesión de control al presidente del Gobierno gallego quien, visiblemente exasperado, hizo frente a las preguntas sobre el colapso del Ayuntamiento de Santiago rebuscando en los problemas presentes o pasados ligados de alguna manera con las fuerzas de la oposición para equipararlos con el inefable episodio político iniciado en 2011 por la victoria electoral de Gerardo Conde Roa.
PSdeG, AGE y BNG acudieron al Parlamento a preguntar por la, en palabras del socialista José Luis Méndez Romeu “ruina sin precedentes en la que se encuentra el Ayuntamiento de Santiago”, también tras el último capítulo de recambio del alcalde, Ángel Currás, por el conselleiro Agustín Hernández. “Dejó pudrirse la situación hasta que el hedor dejó a todos sin respiración”, acusó el nacionalista Francisco Jorquera, en un contexto en el que la viceportavoz de AGE, Yolanda Díaz, ve a la ciudadanía “harta” de corrupción y al presidente, “responsable” de todo lo sucedido en Compostela, comenzando por el nombramiento de Conde Roa. Todos pedían responsabilidades a la banda de enfrente y el presidente, el que más.
Como ya había sucedido en otras ocasiones, Feijóo saltó a la cancha decidido a intentar hacer olvidar lo vivido en la capital lanzando acusaciones por aspersión y colocando el foco en el resto de fuerzas políticas, especialmente en el PSdeG y en el Bloque, a los que reta a “dar la cara” como, asegura, él ha hecho en Compostela y propiciar el cese de los alcaldes socialistas de Lugo y Ourense, “imputados varias veces”. Desde el convencimiento de que los siete ediles compostelanos condenados por prevaricación no son “ningunos delincuentes” el líder de la derecha les reprocha a los demás grupos las imputaciones judiciales que hace pocos días no eran para él mismo motivo suficiente para dimitir. La del PP, defiende, es “una política limpia”.
Con el barro impregnando el debate desde el inicio sólo faltaba arrojarla al contrincante y, en estas condiciones, Feijóo decidió bucear en las mismas “miserias” ajenas en las que, afirma, no se va “a escudar”. Un concejal no electo del PSdeG en Ames o ediles del BNG en Ribeira y Vilalba que tampoco iban en la lista. El pago del abogado a un edil del Bloque de Monforte por parte del Ayuntamiento y el omnipresente caso de los ERE en Andalucía sirvieron para alimentar las respuestas presidenciales en un debate que se instaló definitivamente en la reyerta cuando Díaz subrayó que la mayor “diferencia” entre los populares y Alternativa “es que yo no tengo amigos narcotraficantes y usted, sí”. “Los gallegos pueden conocer en directo su calaña política”, respondió Feijóo, expresión aplaudida con fervor desde las bancadas del Gobierno y del PP pero retirada por la presidenta, la también popular Pilar Rojo, nuevamente sobrepasada.
Entre acusaciones de “transfuguismo” a AGE y reclamaciones de dimisión a PSdeG y BNG el presidente da por “garantizada la gobernabilidad” en Santiago con un alcalde, Agustín Hernández que, destaca, fue “miembro de la lista” del PP en 2011. La oposición se queda sin saber si, como preguntó Romeu, “va a hacer algo para impedir que se repitan estos sucesos”, o si, por el contrario, ironiza Díaz, va a reclamar “que le pongamos una medalla” por la manera en que ha cerrado el conflicto. En todo caso, ironiza Jorquera, mientras Feijóo le sigue “disputando a Houdini la condición de mejor escapista de la historia” lo invita a “registrar una pregunta” para la oposición “y le responderé”. También le hace otra invitación: “vuelva a ver el vídeo electoral del PP de Santiago en las pasadas elecciones”, anuncio que, a su juicio, se ha convertido en “premonición” por los acontecimientos que vinieron después.