El “Coloso en Bolas”, la megalómana estatua de Antonio López que casi acompaña a los arcos de la M-30
Casi nadie llama Puerta de la Ilustración al monumento y poca gente nombra de las Reales Academias a la glorieta de la Avenida de Ilustración que se encuentra frente al centro comercial La Vaguada. Son, para el común de los vecinos, los arcos. La icónica arcada fue diseñada por el artista Andreu Alfaro –tiene canción, el Andreu, amic de Raimon– y erigida durante las obras de construcción del propio tramo urbano de la M-30 que transcurre entre los barrios del Pilar, de la Paz y Peñagrande.
Lo que poca gente sabe es que la obra de Alfaro en acero inoxidable iba a estar acompañada de otros tres grandes monumentos, nonatos a la postre: una fuente llamada El Verraco, de Juan Benet, construida en hormigón armado, acero y cristal ; dos acequias, realizadas por Pablo Palazuelo, y la más espectacular y que dio más que hablar en la época, El Caminante, una escultura figurativa de 20 metros de alto diseñada por Antonio López.
Cuando se estaba instalando Puerta de la Ilustración, a finales de 1989, la viga de hormigón de 20 metros que sustenta la estructura se hundió y acabó 14 metros por debajo de la rasante, en el túnel de la línea 9 de metro que pasa por debajo. Como el incidente se produjo a las cuatro de la madrugada, no hubo que lamentar peores consecuencias.
Aunque la instalación de las otras tres obras se cayó “por razones presupuestarias”, el incidente selló definitivamente el proyecto en su fase más espectacular. En realidad, solo fue el más sonado de una serie de hudimienrtos en obras que fueron muy accidentadas desde que comenzaran en 1986. La razón hay que buscarla en el carácter arenisco de las tierras del antiguo Arroyo de la Veguilla y sus vegas. “Hay escombreras y viajes de agua, a veces tan fuertes, que se oye fluir el agua desde la superficie”, declaró en El País el responsable del MOPU.
La propuesta escultórica del pintor Antonio López consistía en una estatua de 20 metros de alto en bronce. Un hombre joven andando, cuyos diseños trascendieron, llamado oficialmente El caminante y que los vecinos llevaron al imaginario barrial con el nombre de El coloso en bolas. La estatua, que se hubiera instalado en el cruce de la avenida con la calle de Betanzos, fue muy polémica y comentada. Las inevitables distorsiones del boca a boca llevaron a afirmar a algunos que los coches pasarían entre las piernas del joven de bronce.
El recorrido de El Caminante no terminó aquí. Se pensó entonces colocarla en la cooperativa de vivienda de UGT Promoción Social de la Vivienda (PSV) a través de una colecta entre los cooperativistas “y entre todos los madrileños”, a quienes se iba a pedir participaciones de quinientas pesetas para sufragar el gasto. El final de la cooperativa promovida por el sindicato en el sur de Madrid es de sobra conocido: quiebra, escándalo por una operación que afectó a 20.000 cooperativistas, intervención del gobierno del PSOE, cárcel para el gerente de PSV por apropiación indebida sin lucro personal y cierre de la carrera del histórico dirigente Nicolás Redondo.
El proyecto de la Avenida de la Ilustración se vendió a los vecinos como “la nueva Castellana” y no fueron las obras artísticas las únicas realidades que se evaporaron en el tránsito del proyecto a la piedra. En los bulevares iba a haber fuentes, templetes y chiringuitos que nunca llegaron a instalarse (aunque sí que hay una zona de terrazas muy frecuentadas en uno de sus tramos).
El proyecto tenía un ánimo seductor y estaba animado, probablemente, por la importante lucha vecinal que se había producido poco antes en el Barrio del Pilar en contra de La Vaguada –se consiguió el parque y el centro cívico junto al centro comercial– y continuó con plantaciones vecinales en contra de la autopista, por la construcción de parques y dotaciones para el barrio. Es en este contexto en el que el Ministerio de Obras Públicas vende El Caminante como “una especie de exaltación épica del habitante urbano, del héroe anónimo moderno”.
En estos momentos, se está acometiendo una reforma integral en los bulevares de la Avenida de la Ilustración, cuya novedad más reseñable es la aparición de un carril bici, que transcurrirá en ambos sentidos y estará segregado del tráfico mediante una mediana arbolada. Como en la comunicación pública de casi todas las obras, las simulaciones informáticas del resultado final muestran un espacio urbano idílico poblado de vecinos. ¿Llegará de nuevo la realidad con las rebajas o se parecerá está vez fielmente a lo proyectado?
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