Los vecinos de Malasaña se unen contra la degradación: “Esto es un S.O.S.”
Mientras la lluvia limpiaba este martes las calles de Malasaña a las que no llegaron las mangueras municipales, un nutrido grupo de vecinos se encontraba en el interior del Espacio Pozas para trazar un plan de acción que ayude a superar la situación de degradación que vive el barrio. Convocados por Acibu, la asociación vecinal, decenas de personas enumeraban los problemas que sufren en su día a día y con los que sienten que les están “expulsando” de la que hasta el momento es su casa.
Ruidos, suciedad, botellón, alquileres vacacionales, los incívicos... la lista era larga y diferente en cada caso, pero todos los presentes compartían una sensación de desamparo por parte de los poderes públicos: “Parece que han decidido que en este barrio se puede hacer de todo. Hay impunidad”, se quejaba una vecina. Otros corroboraban este extremo narrando las decenas de quejas enviadas a Línea Madrid durante meses, todas sin respuesta.
La muerte por sobredosis frente al narcopiso de la calle Tesoro fue la gota que colmó el vaso para muchos y la muestra del punto de degradación al que creen que ha llegado Malasaña. “Es el peor momento del barrio en los 18 años que llevo viviendo en él”, recordaba una vecina. “Si este lugar está sobredimensionado, habrá que sobredimensionar también las soluciones”, proponía.
Entre las decenas de personas participantes en la reunión -el aforo de la sala se quedó pequeño, con grupos que siguieron el encuentro desde el pasillo- había vecinas que lucharon contra el botellón a principios de la década de los 2000 y otros más jóvenes, con poco tiempo como residentes pero gran interés en intentar mejorar su entorno. “Los vecinos somos una especie en peligro de extinción en este barrio”, se lamentaba el presidente de Acibu, Jordi Gordón, aludiendo a los múltiples problemas que viven. “Esto que estamos lanzando es un S.O.S.”, apostillaba.
La movilización vecinal llega después de uno de los veranos más agitados en Malasaña de los últimos años, con apuñalamientos a la luz del día en la Plaza del Dos de Mayo, botellones sin apenas multas, polémicas con los WC portátiles...
Pero ante los problemas, los reunidos lanzaron numerosas ideas y el compromiso de lanzar “una acción política que proteja los derechos de los que viven aquí”, proponía uno de los participantes en la reunión. “Tenemos que construir algo todos juntos”, añadía otro.
Por el momento los vecinos consensuaron volver a encontrarse la semana que viene, a la misma hora en el mismo espacio, para preparar un desayuno vecinal el sábado 20 octubre, a las 11.00 en la plaza Dos de Mayo. También acordaron publicar las imágenes de la degradación del barrio en redes sociales, bajo hastags que hasta ahora venían usando algunos particulares y asociaciones, como el de #salvamalasaña.
Los malasañeros que han iniciado este movimiento quedaron en continuar la conversación y las propuestas durante el desayuno que se celebrará en diez días. Muchos de ellos no se conocían hasta hoy. El tiempo dirá si su protesta se hace más grande y fuerte, pero por el momento tienen el mérito de haberse unido: hacía tiempo que en Malasaña no se veía a un grupo de vecinos con tantas ganas de pelear por su barrio.
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