No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.
Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com
¿Por qué no dejamos de ver a lo diferente como algo sensual? La sociedad y sus modas y convenciones tienen mucho que ver con ello y el standard 90-60-90 y la piel tersa hasta los cien años.
El arte está rompiendo con la creencia de que lo imperfecto es sinónimo de poco atractivo, desmontando el mito de la asexualidad y manifestando creaciones en las que ponen de relieve el erotismo y la sensualidad de personas con diversidad funcional.
Hace unos días me preguntaba una amiga “¿Existen en España playas nudistas para personas como nosotras”? Ella va en silla y todos conocemos las limitaciones de accesibilidad en cualquiera de nuestras playas, pues imaginen en una nudista. Ella decía, entre risas “y si no me ponen tablitas para acceder, que me traigan a un maromo que me lleve al agua”. Efectivamente, el colectivo debería tener derecho a desnudarse, sea en la playa o en una película romántica de Hollywood. Pero ¿un cuerpo “imperfecto” desnudo pone, vende? La respuesta es obvia.
Cumplir con los cánones de belleza es completamente ridículo a estas alturas. Aunque sigue costando, creo que vamos avanzando como sociedad y las mujeres desquitándonos de toda la maquinaria publicitaria para ser modelos de la Pasarela Cibeles. Hemos comprendido que no hay más cuerpo perfecto que el imperfecto, el diferente y que incluso lo «imperfecto», puede ser tan atractivo, bello, sensual y erótico como el de cualquier otra mujer (u hombre).
El tratamiento de la discapacidad como seres asexuados e infatilizados durante toda la vida en las personas con discapacidad es una injusticia y una insensatez por parte de la sociedad. Las familias, en gran parte, le otorgan a esa persona ese papel, a veces por paternalismo y otras por desconocimiento o falta de herramientas. La realidad es que la sexualidad es un derecho y las personas con diversidad han de tener la posibilidad de practicarlo. ¿Por qué no dejamos de ver a lo diferente como algo sensual? La sociedad y sus modas y convenciones tienen mucho que ver con ello y el standard 90-60-90 y la piel tersa hasta los cien años. «la mujer con discapacidad –física, sobre todo– generalmente es considerada como persona incompleta que no cumple con los cánones de belleza establecidos socialmente para las mujeres» (Shum, 2006: 39-40).
Desde las altas esferas podemos decir que La Organización Mundial de la Salud explica que “la sexualidad conforma una parte integral de la personalidad de cada uno: hombre o mujer; es una necesidad y aspecto básico del ser humano que no puede separarse de otros aspectos de la vida”.
Lo curioso y grotesco del asunto es que aunque los cuerpos con diversidad funcional, especialmente en mujeres, no se perciban como sensuales/sexuales sino más bien asexuados, es precisamente en este colectivo donde más agresiones sexuales se encuentran. Tal es el caso que muchas mujeres quedan embarazadas, incluso por miembros de su propia familia.
Sobre el tema que nos ocupa, la creencia de que lo imperfecto es sinónimo de poco atractivo, por suerte, el arte ha tratado desmontar el mito de la asexualidad y ha manifestado creaciones en las que ponen de relieve el erotismo y la sensualidad de las mujeres y hombres con diversidad funcional.
Olivier Fermariello es uno de los artistas que plasman la sexualidad dentro de la diversidad. A través de sus retratos fotográficos muestra diferentes parejas dentro de lo “no normativo” en las que aparecen por ejemplo mujer con acondroplasia, desnuda en un sofá junto a su pareja. Sus hermosas imágenes son un soplo de aire fresco y una bofetada a la idea de lo normal/perfecto como hermoso o sensual.
Su finalidad es clara y una pregunta al colectivo: “Me pregunto hasta qué punto una persona con discapacidad está dispuesta a ir en la dirección de una batalla contra el último tabú en el ámbito de la discapacidad. Estas imágenes son la respuesta a mi pregunta”.[1]
La imagen que ilustra este texto es la escultura “Alison Lapper embarazada”, realizada por el artista inglés Marc Quinn. La obra muestra el cuerpo desnudo de la artista Alison Lapper. En esta exquisita composición, que ocupó la emblemática plaza de Trafalgar Square, vemos dos rupturas: por un lado la mujer sin brazos y piernas muy cortas y por otro lado su avanzado embarazo. Qué escándalo, decían y dirán algunos. Sin embargo, el autor mostró con gran sensibilidad el cuerpo de una mujer bella, sensual y embarazada, algo que rompe claramente con los cánones de belleza establecidos y con la creencia de que alguien con un cuerpo tal pueda quedarse embarazada. Pero hombre, por favor, dónde vamos a ir a parar. La pieza fue retirada de la La Plaza, pero afortunadamente no terminó guardada en un armario, llegando a ser la pieza central durante la ceremonia de apertura de los Juegos Paralímpicos de Londres.
También son algunos los films que se han atrevido a mostrar esta realidad, desde Las Sesiones, cinta de la que ya hemos hablado anteriormente hasta la película española Malas temporadas del director Manuel Martín Cuenca, donde puede verse a su protagonista, Ana, con paraplejia completamente empoderada y decidiendo sobre quien compartir su sexualidad. En el film se muestran escenas en las que Ana y su amante aparecen desnudos, tumbados sobre la cama después de haber practicado sexo. No les hago spoiler para que la vean, que merece la pena. En palabras de Marta Senent Ramos “este es quizás el único film español que muestra la sexualidad de una mujer con diversidad funcional con naturalidad y sin barreras”.
Ni que decir tiene que el documental Yes We Fuck! es una de las filmaciones que más se han atrevido a mostrar otras realidad sexuales, cómo viven su sexualidad y afectividad las personas con discapacidad y lo reivindican, además como acto político.
Animo a normalizar los cuerpos diversos, lo diferente, que los saquemos a la luz, nos desnudemos delante o detrás de las cámaras, rompamos con lo establecido y comencemos la verdadera revolución de los cuerpos.
[1] Extraído de Marta Senent Ramos. Erotismo y seducción en mujeres con diversidad funcional
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No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.
Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com