Un Camino de Santiago “de terror”: dos peregrinos sufren un ataque violento de madrugada en plena Vía de la Plata
Agustín Fernández y Desiré Sánchez viajaron desde Madrid hasta Sevilla para hacer el Camino de Santiago por la Vía de la Plata. Como en esta época del año “el enemigo es el sol”, salieron del albergue municipal de Castilblanco de los Arroyos a las 4.30 de la madrugada con el objetivo de alcanzar su siguiente destino antes de que apretara el calor. Sin embargo, esta pareja de peregrinos nunca llegó a Almadén de la Plata, como dicta el itinerario, porque su particular Camino se truncó en la etapa 3 de 37 que tiene este recorrido.
Después de tomar café en un bar del centro, iniciaron la marcha y se adentraron en la carretera que conecta Castilblanco con el citado municipio de la Sierra Norte sevillana. La oscuridad era “total”, como recuerda Agustín en conversación telefónica con SevillaelDiario.es, ya desde su ciudad natal. Así, la pareja avanzaba en la quietud de la noche hasta que, de repente, escucharon “pasos corriendo por detrás” que, en la espesura nocturna, resonaron como si se tratase de “un toro” en estampida. “Cuando logré enfocar, vi que alguien se abalanzaba sobre mí y me golpeaba fuerte con lo que me pareció un palo”, cuenta este peregrino que se recupera del susto y de las lesiones que sufrió como consecuencia del asalto.
Al ver cómo el atacante lo embestía contra el suelo, Desiré pensó “lo peor” y trató de protegerse resguardándose en el margen del arcén que colinda con el campo. Sin embargo, en la huida también cayó sobre el asfalto y el otro individuo —igualmente vestido de negro y con el rostro completamente “tapado” a excepción de los ojos— comenzó a asestarle golpes en las extremidades y la cabeza. De pronto, “sentí que paró” y entonces vio que su pareja había logrado incorporarse y plantarles cara, de modo que los dos asaltantes salieron corriendo sobre sus pasos. Versión que confirman fuentes de la Guardia Civil consultadas por este periódico.
Ataque sin amenaza
Afortunadamente, los dos estaban conscientes y pudieron reaccionar pidiendo auxilio al 112. Escasos minutos después, según alaban los dos peregrinos atacados en plena madrugada, acudió una dotación de la Guardia Civil y una ambulancia, cuyos sanitarios los atendieron sobre el terreno (a la altura del kilómetro 17 de la carretera SE-5405, según indican fuentes del instituto armado). Y, a continuación, los trasladaron hasta el Hospital Virgen Macarena de la capital andaluza, donde continuaron realizándoles pruebas, pues habían sufrido fuertes golpes en la cabeza (él recibió cinco puntos de sutura y ellas dos), así como magulladuras y contusiones. “Tenía la mano muy hinchada, explotando de dolor”, rememora ahora Desiré, quien no se explica todavía el motivo del asalto, pero asegura que fue “un susto horroroso”.
Lo extraño de este episodio “de terror” —como lo califica esta peruana que vino a España a estudiar un máster— es que los agresores ni los amenazaron ni les robaron nada. “Venían a toda velocidad, con los brazos en alto, directos a atacar”, narra en este sentido la peregrina, destacando que “fueron directos” a Agustín sin pronunciar palabra, con tanta virulencia que pensó que “lo habían matado”. Aunque se sienten afortunados porque ambos comparten la sensación de que el desenlace “podría haber sido peor”. Lo cierto es que el suceso puso fin a su aventura en pareja. Tras denunciar lo ocurrido ante la Guardia Civil en La Rinconada, ambos regresaron a Sevilla.
El suceso “ha sorprendido mucho” entre los miembros de la asociación Amigos del Camino de Santiago de Sevilla “Vía de la Plata”. Al respecto, su presidente, Juan Ramos, asegura a este periódico que “no es nada habitual” que se produzcan sucesos de este calibre en el histórico Camino de la Plata. En relación con el tramo en el que se ha producido el incidente, explica que se trata de una etapa “muy larga”, de 30 kilómetros en total, de los cuales la mitad, se recorren por carretera. Al ser especialmente exigente en su tramo final, Ramos entiende que los peregrinos madruguen para emprender el camino aún de noche porque, si no, se enfrentan a que “les pille el calor”.
Un susto que puede salir caro
Mientras la Guardia Civil investiga los hechos, la pareja que ha sido víctima del ataque nocturno mantiene su propia hipótesis. De acuerdo con el testimonio de Agustín, el día anterior, un mendigo del pueblo se le acercó en el albergue municipal para pedirle dinero. Y “se fue enfadado porque no se lo quise dar”, como rememora el madrileño. Esta escena podría guardar relación con el asalto, según el compañero de Desiré, a juzgar por la complexión “muy delgada” del atacante, que le recordó a la del mendigo, y por el detalle de que no escucharan su voz durante la agresión, “por miedo a que lo reconociera”, como sospecha la víctima.
En cualquier caso, ellos mismos señalan que se trata de una “suposición” porque, de otro modo, no alcanzan a entender el motivo de semejante “acto de violencia” tan repentino: “Aparecieron de la nada, como si hubiesen estado esperando”, apostilla en línea similar su acompañante, que cuenta que han hablado con otros peregrinos que pasaron por la misma zona minutos “y a ellos no les ha pasado nada”. Si bien el informe de la Guardia Civil elaborado el propio 13 de julio recoge que la pareja fue “abordada por dos varones sin mediar palabra”, por lo pronto se contempla como una “tentativa de robo” que se frustró cuando Agustín “se encara” con ellos y entonces los agresores “emprenden la huida”.
Más allá del susto, esta pareja que llegó a Sevilla desde la capital española, lamenta que el incidente les vaya a salir caro. La cuestión es que Desiré tuvo que sacarse un seguro médico como requisito indispensable para su estancia por estudios y lo hizo con Adeslas, pero, denuncia, la aseguradora ha rechazado asumir los costes derivados de las pruebas que le realizó el hospital público tras el incidente, alegando que debería haber acudido a un centro autorizado por la propia compañía de seguros. “La ambulancia me llevó a este sitio, yo estoy con un dolor terrible, él estaba lleno de sangre. Qué voy a hacer, me parece ridículo, se trata de una urgencia”, lamenta mientras cicatrizan las heridas. Pero las incógnitas continúan abiertas.
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