Móviles, baterías y cargadores: ¿qué materiales pueden reciclarse y quién se encarga?
Hoy en día, tener un teléfono móvil es una necesidad y ha representado un cambio social muy importante en el ámbito del acceso a la información. En España se estima hay más de 70 millones de terminales. De ellos, se desechan unos 20 millones al año por obsolescencia, fallos técnicos o desperfectos físicos.
De esta importante cantidad, alrededor del 25% de los dispositivos son reacondicionados y reintroducidos en el mercado para su reutilización o bien son exportados a un mercado secundario. Un 10% se recicla y cerca de un 5% (unos tres millones) de los dispositivos quedan almacenados en los hogares, según datos de una empresa de telefonía que opera en nuestro país.
Del resto de terminales nada se sabe, pero se intuye que muchos van a parar a vertederos o son incinerados. La estrategia de venta de las empresas del sector es producir cada vez más rápido nuevos modelos actualizados, de manera que se generan desperdicios innecesarios e insostenibles.
Qué partes se reciclan y cuáles no
Cada componente del terminal está fabricado con diferentes sustancias que marcan el grado en que puede reciclarse. Del cargador se recicla el 100% y del teléfono, alrededor del 97% de los materiales son reciclables. A excepción de la batería.
Aunque todavía podemos encontrar baterías de terminales antiguos con otros componentes, hoy en día solo se fabrican baterías de iones de litio o de polímeros de litio. En el proceso de reciclaje del móvil, se separan y son enviadas a una planta de tratamiento físico-químico o bien se almacenan en un depósito de seguridad.
El reciclaje de los móviles forma parte de la denominada minería urbana. Basta echar un vistazo a la siguiente figura sobre los elementos de la tabla periódica que se utilizan para fabricar un smartphone y los porcentajes que se pueden reciclar de cada elemento, para comprobar todo el material valioso que contienen.
En España, los terminales móviles se recogen y se reciclan a través de los sistemas integrados de gestión de aparatos eléctricos y electrónicos. Mediante tratamientos físico-mecánicos se logra recuperar en las instalaciones autorizadas metales valiosos como aluminio, hierro, cobre, plomo, paladio, oro y plata.
En el 2016 se desecharon en el mundo 435.000 toneladas de móviles con un valor en materias primas de 9,4 billones de euros.
¿Y qué pasa con las baterías?
El problema de las baterías de móviles es evidente. Si no se gestionan adecuadamente, pueden llegar a ser muy contaminantes. Las actuales de iones de litio contienen elementos como el cobalto, el níquel, el manganeso, el litio y el grafito, muy dañinos para el medioambiente, pero también valiosos si se recuperan.
El escaso número de acumuladores que se recogen, la variabilidad del precio del litio en el mercado y el alto coste del proceso de reciclaje son algunos de los factores detrás de la baja tasa de reciclaje de los últimos años. A nivel mundial, se estima que unas 180.000 toneladas de baterías por año llegan al final de su vida útil. De esta cantidad, en su mayoría procedente de smartphones, tabletas y portátiles, solo se recicla el 54% (unas 97.000 toneladas al año). El 90% de ellas provenientes de teléfonos móviles
China procesa el 75% de las baterías de móviles y Corea del Sur el resto de las baterías que se producen en Norteamérica y Europa. El resto del mundo solo gestiona 12.000 toneladas al año. Se estima que en Europa solo se recicla un 5% de las baterías puestas en el mercado.
Uno de los principales recicladores de baterías europeo, la alemana Accurec, con una capacidad de tratamiento de 4.000 toneladas al año, recibe muchas de las baterías de ion litio desechadas en nuestro país. La española Envirobat tiene una capacidad de tratamiento superior a las 3.000 toneladas de pilas y baterías.
La aplicación de los principios de la economía circular a estos residuos hace que se conviertan en recursos. Una de las estrategias clave en este aspecto es el reacondicionamiento de terminales. Una reciente encuesta de una popular distribuidora que ofrece productos reacondicionados en España, demuestra el buen funcionamiento de este tipo de iniciativas. El 73% de los participantes aseguraba que compraría un teléfono reacondicionado si llevara garantía y el 57% lo haría si tuviese un precio competitivo.
Dado el ritmo de ventas de los últimos años, el aumento en la cantidad de terminales que van a desecharse en el futuro supone un incentivo para emprender en este campo. Los fabricantes, por su parte, tendrán que adaptar sus productos en pos de la sostenibilidad, haciéndolos más modulares y fácilmente desmontables para reutilizar sus componentes en teléfonos u otros aparatos electrónicos distintos, antes de proceder a su reciclaje.
El impulso de la I+D+I en el campo de las baterías y el abaratamiento de su procesado son otras de las medidas necesarias para cerrar el círculo. No nos olvidemos de una cosa: al final, es el consumidor quien decide lo que compra y por qué lo compra. Tengamos en cuenta a partir de ahora la sostenibilidad en nuestras decisiones.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original aquí.original