Intersexuales: desconocidos por la sociedad y poco amparados por la ley
Más de un mes después de haber celebrado las fiestas del Orgullo 2019 en muchas ciudades de España y del Mundo, aún hoy hay personas que al leer o escuchar eso de “movimiento LGTBI” se atascan cuando se ponen a descomponer sus siglas. Lesbianas, gays, transexuales, bisexuales y… ¿la “i”, de qué? De intersexuales.
Daniel Espinosa tiene 23 años. Es de Cádiz, estudia Educación Social y es intersexual. Aunque no lo supo hasta hace 3 años. Cuando se lo comunicaron después de haber acudido al médico en varias ocasiones tuvo que buscar por su cuenta qué significaba lo que le acababan de decir. Y, entonces, comenzó a atar cabos. Su madre recordó que al nacer los médicos le dijeron que tendrían que operarlo por una pequeña malformación sin importancia en su zona genital. En ningún momento le explicaron nada, en ningún momento se habló de intersexualidad.
Su caso no es más que una muestra del desconocimiento que hay acerca de la intersexualidad por parte de la sociedad y que pone a estas personas en situación de vulnerabilidad. A comienzos de julio, la diputada de Ciudadanos en el Parlamento Andaluz, María Teresa Pardo, instaba al resto de diputados a preguntar por la calle o a sus propios compañeros qué es la intersexualidad. “Hagan ustedes la prueba, pregunten qué es una persona intersexual porque, quizás, no sepan la complejidad de esta situación”.
¿Y qué significa ser intersexual? Según recoge la Real Academia de la Lengua Española, la intersexualidad es la cualidad por la que un individuo tiene características sexuales del género femenino y del género masculino. Es decir, es ese estado biológico en el que se tienen caracteres intermedios entre el hombre y la mujer. Como recalcan muchas de las personas entrevistadas en este reportaje, es importante no llamar hermafrodita a alguien intersexual, puesto que la primera palabra se correspondería con el género animal y aquí estamos hablando de personas.
La pregunta que María Teresa Pardo planteaba al resto de diputados la hacía durante la votación de una Proposición No de Ley para apoyar a las personas intersexuales. Con ella se le quiere dar más amparo legal y proporcionarles ayuda e información tanto a ellos como al personal sanitario y educador que los trata.
“Los protocolos se han quedado antiguos”
La propuesta, elaborada por el Partido Socialista, se aprobó en comisión de igualdad con 14 votos a favor (de PSOE, Adelante Andalucía, PP y Ciudadanos) y dos en contra (Vox). En 2017 se aprobaba en Andalucía la ley LGTBI y en ella se hacía una mención a la intersexualidad en su artículo 29. Sin embargo, con este artículo se le da la posibilidad al personal sanitario de realizar intervenciones quirúrgicas en los casos en que lo consideren oportuno. Esto es algo que expertos como Daniel J. García, doctor en Derecho y especialista en los derechos de intersexuales y transexuales, critican con dureza, considerándolo “un horror”. El motivo de estas intervenciones se debe a querer “normalizar” su situación pero puede tener efectos secundarios irreparables como, además de esterilidad, dolor, dependencia farmacológica o pérdida de sensibilidad sexual, según señala el experto. Por no hablar de que estas “mutilaciones” (como las llama J. García) que se les practica en edades muy tempranas determinan el género al que van a pertenecer el resto de su vida y, en muchas ocasiones, estas personas se han sentido del sexo contrario en su etapa adulta, lo que les ha supuesto una dificultad añadida.
Manuel Machuca, médico y colaborador activo de la Asociación Adriano Antinoo de Sevilla, señala que “es un tema delicado y no hay que criminalizar a toda la clase médica por ésto pero sí es cierto que los protocolos se han quedado antiguos”. Machuca aboga por “poner orden y entendimiento entre ambas partes, el personal sanitario y los intersexuales”.
Otra traba: el ejército
Pero estas no son las única traba con las que se encuentran estas personas. A comienzos de este año, el actual Gobierno aprobaba la imposibilidad para las personas intersexuales de hacer la carrera militar, es decir, de pertenecer al Ejército o a la Guardia Civil. El 11 de enero de 2019 se recoge en el Boletín Oficial del Estado la orden por la que se aprueba el cuadro médico de exclusiones para el ingreso en los centros docentes militares de formación. En el epígrafe referente al aparato urogenital incluye las “disgenesias, hipogenesias y agenesias gonadales y genitales” como motivos para quedar excluido del Ejército.
Cuando una persona poco familiarizada con estos términos lee este apartado, quizás no repare en que estas tres palabras mandan a los intersexuales a buscar otra profesión. De forma resumida podemos decir que estos tres conceptos se refieren a malformaciones o anomalías en algún órgano, en este caso, en los genitales.
Esto es algo que los profesionales de la medicina ya han manifestado en varias ocasiones, que no tiene explicación porque no hay ningún impedimento físico en estas personas para desempeñar dichos oficios.
La anécdota del general intersexual
Durante la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos hubo un general del ejército conocido como “el padre de la caballería” que salvó de la muerte al presidente George Washington. Su nombre era Casimir Pulaski, era polaco y tenía cuerpo de mujer. Aunque su aspecto físico era el de un hombre, Pulaski tenía características del género femenino. Pero esto no se ha sabido hasta mucho después de su muerte; concretamente 150 años después, cuando se ha realizado un estudio genético de sus restos óseos. Un héroe de guerra que, posiblemente, fuera intersexual y que demuestra la cuestionable medida de que los intersexuales no puedan acceder a la carrera militar.
Al hilo de la ley de Defensa, Laura Audí Parera, especialista en Bioquímica clínica, sostiene en su artículo Las anomalías de la diferenciación sexual para la Revista Española de Pediatría que “estos problemas en el desarrollo sexual no tienen por qué comportar ninguna discapacidad”, algo que también queda recogido en una información que el portal Civio publicó en febrero de este año. A su vez, Manuel Machuca considera que “esto es una falta de información que tiene el gobierno porque la mayoría de personas intersexuales puede hacer una vida normal puesto que su única anomalía está en los genitales”.
Desde eldiario.es Andalucia se ha contactado con el Ministerio de Defensa para que pueda justificar el porqué de estas exclusiones, pero no ha recibido respuesta alguna.
La historia de Daniel Espinosa
Así que Daniel, el chico intersexual gaditano de 23 años, se enfrenta a esta y a otras muchas discriminaciones. Porque su historia empieza desde el principio, y Daniel no siempre tuvo aspecto de chico. Cuando nació, Dani era una chica. Sin embargo, sus genitales presentaban una ligera malformación que decidieron “reparar” en el quirófano, tal y como informaron a su madre. Durante su infancia Dani ya tenía características propias del género masculino y cuando llegó a la etapa de la pubertad comenzó a desarrollarse de una manera algo particular. Tenía la espalda ancha, bastante musculatura y mucho vello pero también se le ensancharon las caderas. “Estaba como en medio de ambos sexos y la gente, de hecho, no sabía si era chico o chica”.
A pesar de estas características, a Dani, al igual que a otras chicas, le bajó el periodo, aunque de manera muy irregular. Ante este desconcierto, tanto él (entonces ella) como su madre decidieron acudir al médico para tratar de dar respuesta a lo que le estaba sucediendo. La primera vez que fueron a la consulta tenía 14 años; la segunda, 17. En ambas ocasiones las respuestas fueron las mismas: es normal que con esas edades el periodo presente irregularidades y “como no encajas en ningún género recibí acoso y burlas por mis rasgos físicos. Yo creo que la mayor dificultad es darse cuenta en la adolescencia porque es un proceso traumático en el que nadie te da la información necesaria para descubrirse a uno mismo y lo que nos queda es el autodiagnóstico”.
Sin embargo, el tesón de Dani y su deseo por ser un hombre, porque así era como se sentía, hicieron que a los 19 años tomara la decisión de transicionar al género masculino. Y en ese momento fue cuando se dio cuenta de que él, en realidad, era intersexual.
Fueron unas pruebas en el endocrino las que demostraron que el nivel de testosterona en Daniel era muy elevado y que, por el contrario, el de estrógenos era menor del considerado normal. Daniel tenía un tipo de intersexualidad conocido como compleja o indeterminada. Y el problema venía porque al haberlo intervenido quirúrgicamente al nacer, ahora tenía que hacer la transición al género masculino como una persona no intersexual. “Cuando me lo dijeron fue chocante porque ni siquiera sabía bien qué era la intersexualidad y la información que me daba la doctora era completamente difusa. He tenido que ir recopilando datos y si no es por mí mismo no me doy cuenta de nada”.
Cuando a Dani le comunicaron su intersexualidad la madre conectó a qué se debía esa intervención a la que lo sometieron cuando era un bebé. Además, debido a eso y a tener que transicionar al género masculino, el cambio del nombre en el DNI lo tuvo que solicitar como una persona transexual y no como alguien intersexual, lo que supuso un proceso más lento y problemático.
Dani considera “súper necesario que a nivel legislativo no impongan dos géneros cuando un bebé nace” porque se les quita esa decisión a las personas intersexuales. “Estamos socialmente muy limitados. Nosotros no tenemos definido el género y no tendrían que obligarnos a ello”. Por eso pide que den más facilidades para que puedan definirse como intersexuales. “Hay quienes no quieren transicionar hacia ningún lado y no hay ninguna ley que nos proteja como persona intersexual”.
Puesto que Dani está estudiando Educación Social, también cree que en lo educativo deben dejar de imponer la dicotomía entre hombre y mujer. “A mi en el cole no me enseñaron qué era un intersexual. Deberían explicar la diversidad sexual que existe y que transmitan que no tienes que ser un chico o una chica sino que también existe el género binario o fluido”.
El jurista Daniel J. García plantea sus reticencias respecto al tercer género (fluido) que ya se puso en uso en países como Alemania. García tiene dudas sobre si eso podría provocar más rechazo social por tratarse de una minoría las personas que escojan esta opción. De igual modo, cita el caso de los baños mixtos, considerando que si existe la opción de tener baños para mujeres, para hombres y también baños mixtos, quienes entren en éstos pueden ser tachados de “raros”.
A pesar de que vamos en el camino de mejorar la situación de las personas intersexuales, lo cierto es que aún hoy existe un desconocimiento sobre su realidad que genera prejuicios equívocos al respecto y que llevan a creer que están incapacitados para hacer una vida normal y ejercer cualquier profesión.