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Pájaros herrerillos para combatir plagas sin pesticidas

Colocación de una caja nido

Madalina Panti

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Una cámara web facilita el seguimiento de la pareja de herrerillos que se ha establecido en una de las cajas nidos de Graus, colocadas para que los páridos o las aves rapaces se instalen en ellas y actúen como bioplaguicida natural. El objetivo es intentar conseguir ecosistemas con un equilibrio biológico que permita su autorregulación natural, es decir, dejando que el proceso siga su curso y que retome las actividades agrícolas tradicionales. “Hay que intentar recuperar la agricultura tradicional, con rotación de cultivos y menos pesticidas, cuidar esas zonas porque la agricultura extensiva da cabida a que no exista un ecosistema variado y esto da fruto a una auto regulación del campo”, explica Héctor Pérez, presidente de la asociación UECO.

El proceso comienza con el estudio biológico previo de las aves que pueda haber en la zona, la fabricación de cajas nido según cada ave y la colocación en espacios adaptables. Además, necesitan un seguimiento continuo a través de webcam y visitas presenciales para controlar el ciclo biológico y valorar su efectividad , “solemos ir unas tres veces al año para ver si está dando frutos o no. Y si en dos años no se ocupan, hay que buscar nuevas localizaciones”, explican desde UECO. En el caso de su asociación, Pérez comenta que las realizan ellos si se tratan de cantidades pequeñas y para cantidades mayores, Carlos Perallón, carpintero especializado en cajas nido, se encarga de la elaboración. 

UECO nació durante el confinamiento con el ánimo de visibilizar la ornitología. Una de sus principales acciones es la colocación de cajas nido, para que puedan tener un espacio en lo alto de los árboles donde cobijarse y crecer. “Tenemos un 86% de ocupación de los campos, hay necesidad. Las cajas nidos son un lugar idóneo para la reproducción y para el asentamiento de estas especies” indica su presidente. Su apuesta por la supervivencia de estas especies se nutren de proyectos por todo el territorio nacional. Recientemente colaboran con la Diputación Provincial de Huesca en Graus, en el Centro de Investigación y Experimentación en Truficultura (CIET) con la instalación de cinco cajas nido en los alrededores. 

Menos uso de pesticidas e insecticidas

Las ventajas de la presencia de estas aves están demostradas tanto a la hora de disminuir los daños en los campos como en el uso de pesticidas e insecticidas, que, además, pueden representar un peligro “por posible mala praxis y también para el entorno de los animales”, tal y como apunta Luis Tirado, delegado de la Sociedad Española de Ornitología en Aragón. Recuerda el caso especial en pandemia cuando se fumigaron las calles con lejía diluida, cuyos vapores provocaron la muerte de animales. “El problema es que matan lo que quieres matar y todo lo demás y hay muchos invertebrados que no son plaga y cumplen su papel, el pulgón que te querías cargar también es depredador natural. Además al eliminar los insectos hacen que no tengan disponibilidad de alimento las golondrinas, por ejemplo”, incide Tirado. 

La población de estas aves se ha reducido notablemente en los últimos años, en torno a un 40%, según explica Pérez. Las golondrinas o los vencejos “están reduciéndose mucho, más en el campo pero en las ciudades se percibe menos”, asegura Luis Tirado.

El cernícalo es un ave rapaz diurna que ayuda a que desaparezcan roedores de tamaño pequeño, topillos o insectos y en verano también insectos, saltamontes, lagartijas o pequeños anfibios. Los mosquitos desaparecen gracias a aves como las golondrinas, los aviones o los vencejos. Por la noche le toca el turno a las lechuzas, mochuelos y autillos para luchar contra roedores, insectos o polillas. “En Castilla la Mancha hay unos proyectos contra el topillo que estropea los campos y con la lechuza y los cernícalos que está demostrado que en época de cría se llegan a comer entre 3.000 y 7.000 topillos en esos tres meses de cría. Con el tema de los páridos, que se comen insectos, está demostrado que se comen 26.000 kilos al año en época de cría, de gusanos por ejemplo. Y los murciélagos, aunque no son aves, comen alrededor de 3.000 insectos al día más o menos en las horas del atardecer o la noche”, indica Pérez.

Desde la Sociedad Española de Ornitología (SEO BirdLife), que acumula alrededor de 19.000 socios, también se apuesta por la conservación de estos animales y su hábitat. Las consecuencias del cambio climático ya son notables como por ejemplo la ampliación del verano, lo que facilita la reproducción y la puesta de las larvas de los mosquitos, “ahora hay mucha mosca negra aunque este el mosquito tigre en la costa. Gracias a las golondrinas, los aviones y los vencejos en las ciudades, hay menos mosquitos. En Zaragoza vamos por 80 o más cajas nido colocadas, sobre todo ahora que llega la época de la piscina” recalca Luis Tirado. 

Los pájaros en la ciudad

Para los amantes de la naturaleza ha sido complicado poder afrontar el confinamiento pero han encontrado otras alternativas de ocio . Los socios de SEO Birdlife se han nutrido de las nuevas tecnologías para contabilizar especies vistas a través de sus ventanas. Los efectos de observar aves son notables ya que, según un estudio de la revista Bioscience, alivia la ansiedad y la depresión.

El confinamiento domiciliario y la ausencia de ruido proveniente del tráfico, las personas en las calles y gran parte de la actividad industrial y comercial, ha supuesto un enorme respiro para el medio ambiente. En un estudio de la revista  Science, sitúan esta reducción desde marzo a mayo de 2020 en un 50% del ruido. Esta disminución ha permitido ver merodear y escuchar el canto de los pájaros, lo cual es clave para poder identificar a las especies.

El futuro de la naturaleza está en manos de los ciudadanos, pequeños y mayores, tanto en el pueblo como en la ciudad.  Uno de los problemas más frecuentes es la destrucción de nidos sin querer en las ciudades, por lo cual es esencial educar y sensibilizar, “es ilegal porque está penalizado con 5.000 euros por huevo pero tiene que haber soluciones, desde recipientes convencionales para poder cogerlos y cuando acabe la reproducción situarlos mejor o nidos artificiales”. Desde SEO BirdLife proponen un ejercicio de ciencia ciudadana que consiste en apuntar los nidos de las especies detectadas, “conforme se va aumentando la lista, apoyamos al  órgano ambiental del ayuntamiento de turno, para crear una ordenanza en el futuro o para avisar por si quieren hacer obra” resume Tirado. 

También defienden la necesidad de apostar e investigar, “en Aragón tienen que invertir en turismo ornitológico, que haya una infraestructura donde la gente pueda visitar con respeto la naturaleza y conozca el entorno, tenemos ecosistemas muy variados en poco espacio y eso crea una diversidad de especies, falta esa inversión de naturaleza y biodiversidad” concluye Pérez.

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