Es difícil cambiar lo que uno es, y más aún lo es cambiar lo que uno siempre ha sido. Hay veces que no se puede luchar contra natura, y en determinado momento de nuestras vidas sencillamente es que no se quiere. ¿Y por qué hacerlo?...
Sinopsis: El día de su centenario cumpleaños el alcalde y la comitiva local se encuentran con una fiesta sin aquél al que habíase de homenajear: Allan ha desaparecido. Tras una larga vida llena de personas y experiencias, no puede resignarse a esperar visitas en una residencia. Él siempre ha vivido en libertad, y así debe seguir siendo...
Basada en la novela homónima del escritor sueco Jonas Jonasson, el guionista y director Felix Herngren (Adult Behavior, Every other week -me disculpo por citar los títulos en inglés, pero creo que será más fácil de identificar para el lector que los originales en sueco-) nos trae esta extraña y sorprendente historia acerca del significado del concepto “estar vivo”.
La película sorprende primeramente por la excentricidad de su guión, pero también incorpora elementos a los que no estamos -desafortunadamente- demasiado acostumbrados (gracias al cine norteamericano), como es un aspecto naturalista de la imagen, con una luz aparentemente ausente de focos, con encuadres que se corresponden con los planos de la visión humana o un granulado y movimientos de cámara “imperfectos” (característicos del cine que realizan algunos directores europeos con Lars von Trier (Melancholia, Nymphomaniac...) o Niels Arden Oplev (trilogía de Millenium, la original, no la “versión” estadounidense).
Ciertamente, en este tipo de historias resulta imprescindible contar con actores capaces de llevar a la “realidad” papeles tan heterogéneos y extraños como los que aquí aparecen. El complejo hacer del protagonista recae sobre Robert Gustafsson (Lust, Alfred...); acompañado de un gran Iwar Wiklander (Las huellas imborrables, Alfred), muy creíble en su peculiar papel, y del pobre David Wiberg (Sound of Noise), al que toca lidiar con los anteriores. El elenco incluye otros tantos nombres, que si bien cumplen muy bien con sus personajes, tampoco resultan excepcionalmente destacables como los tres protagonistas de la trama.
La música viene de la mano de Matti Bye (Elkland, y un sinfín de cortos...), destacando por su ironía y acompañamiento a los quasi esperpénticos momentos que en este film encontraremos.
Una película con lectura moral y reflexión personal que le desconcertará con su sutil (y a veces no tanto) humor y las referencias que a los principales hitos de la historia del siglo XX se hacen en tono de comedia irónica. Una explosión de naturalidad es esta película.
Si usted es de los que se empeñan en complicar las cosas, y decide ver este film, plantéese lo siguiente: “¿es que no tiene dinamita”?...
Sobre este blog
El cine ha sido siempre una de mis pasiones, y como Historiadora del Arte lo
considero la suma y resultado de todas las artes conocidas. Actualmente escribo un
blog de crítica y artículos sobre el tema en algunos diarios digitales, con el objetivo
de acercar el cine en todas sus manifestaciones al público. Espero que disfrute