¿Se ha preguntado alguna vez cuál es el sentido de su existencia? ¿Qué le da sentido a su vida? El trabajo, el amor, la familia... Cuidado, quizás se esté perdiendo la vida buscándole un significado que quizás nunca encuentre... ¿No es mejor vivirla?
Sinopsis: Qohen Leth es un buen trabajador, comprometido y cumplidor, que lo único que desea de la “Dirección” es que le permita trabajar desde casa, ya que espera una llamada muy importante para él. Y su deseo se verá cumplido, pero a cambio deberá finalizar un complejo proyecto que determinará el significado de su existencia.
Esta historia escrita por Pat Rushin (profesor de Escritura Creativa en la Universidad de Florida) está inspirada en el libro de Eclesiastés conocido como “Profesor” o “Predicador”, en el cual se plantea la cuestión acerca del valor o importancia de la vida; y algunos autores la señalan como el fin de una trilogía que su director, Terry Gilliam (El rey pescador, Miedo y asco en Las Vegas, El imaginario del Doctor Parnassus...) habría iniciado con Brazil y continuado con Doce Monos.
Como es habitual en sus films, no es un guión masticado para simplemente visualizar, sino que hay ciertos mensajes o lecturas ocultas tras una quasi extravagante puesta en escena.
Buena parte del mérito de cualquier película de Gilliam hay siempre que atribuírselo a sus intérpretes, capaces de dar vida a personajes y situaciones a veces surrealistas, y ésta no es una excepción. Al frente del elenco y cargando el mayor peso interpretativo de la película encontramos a un exquisito Christoph Waltz (Malditos bastardos, Django desencadenado...), con un personaje que roza lo “asensorial” y de una compleja profundidad. Junto a él, Lucas Hedges (Moonrise Kingdom, Una vida en tres días), una interesante aportación profesional en el film; Mélanie Thierry (Largo Winch, Babylon) con un personaje ambiguo que defiende bastante bien; y David Thewlis (El nuevo mundo, Siete años en el Tíbet...), que se sale de su línea habitual pero otorgando la credibilidad necesaria para su personaje.
Con un peso un poco inferior, casi cameos, Tilda Swinton (Quemar después de leer, Flores rotas...), Matt Damon (Syriana, Elysium, etc.) o Ben Whishaw (El perfume, El atlas de las nubes...), entre otros, dan cierta presencia y toque de color a la película.
La dirección artística creo que es uno de los apartados a destacar en este film (más que otros como su fotografía), gran trabajo realizado por Adrian Curelea (Bunraku) a la hora de crear ese “mundo” en el que se refugia el protagonista y aquél otro del que huye.
La banda sonora es obra de de George Fenton (La parte de los ángeles, Hitch: especialista en ligues...), siendo una ecléctica recopilación de versiones, géneros y melodías que contribuyen de sobremanera a ambientar la extraña atmósfera que se respira en la película, algunos de ellos grandes temas que, bien utilizados, ganan más peso que en su simple interpretación.
Una película recomendada para valientes que no teman enfrentarse al autoanálisis a través de la interpretación y visión de un excéntrico director.
Sobre este blog
El cine ha sido siempre una de mis pasiones, y como Historiadora del Arte lo
considero la suma y resultado de todas las artes conocidas. Actualmente escribo un
blog de crítica y artículos sobre el tema en algunos diarios digitales, con el objetivo
de acercar el cine en todas sus manifestaciones al público. Espero que disfrute
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