El coronavirus pone en jaque a los vendedores de los mercadillos de la capital grancanaria

Mercado de Vegueta, en Las Palmas de Gran Canaria

Alba Morales

Las Palmas de Gran Canaria —

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Plazas vacías, puestos huérfanos y personas sin trabajo. Esta es la situación a la que se enfrentan los comerciantes del Mercadillo de Cultura y Artesanía de Vegueta y del Rastro de Las Palmas de Gran Canaria. El cierre en el conjunto histórico hace más de un mes y en el Parque Blanco desde mediados de agosto pone en jaque y genera preocupación entre los vendedores. 

“La gente está desesperada porque esta situación ya es insostenible”. Iliana Lago, presidenta de Veguearte, la asociación de artesanos de Las Palmas de Gran Canaria, y vendedora de artesanía en el Mercadillo de Cultura y Artesanía de Vegueta se muestra así de contundente. La feria nació en 2002 y cuenta con 30 puestos que funcionaron durante dos meses tras el estado de alarma con todas las medidas de seguridad. “Hemos cumplido con todas las normativas sanitarias”, esto es,  el uso de gel hidroalcohólico “antes de tocar el producto y después de”, las mascarillas y una distancia de entre un metro y medio y dos.

¿Por qué ahora no pueden continuar con su actividad? Una incidencia acumulada (IA) de más de 50 casos por 100.000 habitantes en la capital y la imposición de medidas agravadas por el color rojo del semáforo COVID impiden que comerciantes como Iliana retomen su modo de vida. Las ayudas que se están otorgando no les compensa. Lago refleja su pesar. “Es una ayuda y nosotros lo agradecemos, muchísimo porque cualquier ayuda es buena, pero no es suficiente”. La situación llega hasta tal punto que la presidenta afirma que “hay personas que están tirando de bancos de alimentos, que están tirando de la jubilación de los padres... Sin necesidad, porque hasta ahora se veían sustentados por ellos mismos”.

La incertidumbre que ronda entre los comerciantes del mercadillo los llevó a contactar con el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. “Ellos nos dicen que le han transmitido a Sanidad del Gobierno de Canarias un plan a seguir en caso de COVID”. Plan de contingencia COVID. Así se llama. Recoge las medidas para actuar en caso de sospecha de contagio. “Dentro de ese plan se han apuntado todas las medidas que nosotros les hemos pasado como soluciones para nuestros mercados, que son pequeños. Tanto el Mercadillo de Cultura y Artesanía de Vegueta los domingos como los eventos de Veguearte”, puntualiza Iliana Lago. Medidas que, añade, se podrían tomar si el semáforo siguiera en rojo en Gran Canaria. “Yo realmente tengo fe en que el Gobierno de Canarias vea que el plan puede ayudar a que nosotros podamos trabajar y a que se contenga el virus en caso de un rebrote en los mercados”. De momento, hasta que no reciban una respuesta de Sanidad y el semáforo mantenga su color, no podrán volver a sus actividades.

El sentimiento por el cierre del mercadillo de Vegueta es de frustración. “Se supone que la normativa del Gobierno de Canarias es para todos por igual. Pero ¿por qué unos sí y otros no?”. Lago hace mención a los mercadillos y rastros que permanecen abiertos en la isla y a las grandes superficies. “No entiendo por qué hay un agravio comparativo respecto a nosotros” sabiendo que existe “menos probabilidad de contagio, porque estamos al aire libre, que trabajamos una o dos veces a la semana y que encima solo durante medio día”.

“Todas las medidas que marque el Gobierno nos parecen bien, pero siempre y cuando nos permitan a nosotros cumplir con toda esa normativa y poder trabajar porque somos familias que dependemos de esto”. En esta línea, la presidenta deja la puerta abierta a manifestarse si el mercadillo se mantiene cerrado. “El daño ya está hecho”, sentencia.

Una medida “de responsabilidad”

“Yo creo que todo el mundo entiende que esto es una medida de responsabilidad clarísima sustentada en datos objetivos suministrados por el Gobierno de Canarias”. Pedro Quevedo, concejal de Turismo, Empleo y Desarrollo Local en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y diputado en el Congreso por Nueva Canarias, argumenta de esta forma los cierres en ambos mercados de la capital. 360 puestos en el rastro con una afluencia de entre 1.000 y 2.000 personas los domingos y 30 en el mercadillo de Cultura y Artesanía de Vegueta no son manejables de acuerdo con la máxima de 10 personas en reuniones públicas. El Mercado Agrícola de San Lorenzo ha escapado de estas consideraciones. Con 20 puestos y dedicado a la alimentación, cumple con “una actividad permitida y se puede controlar el acceso, las entradas y las salidas, que es lo que estamos haciendo”.

“Están mejorado las cifras, aunque se mantenga el semáforo rojo”. Quevedo confirma una mejoría beneficiosa tanto para la ciudad como para los comerciantes. “Con ellos podemos en determinadas ubicaciones mantener unas separaciones amplias y poner señales en el suelo como hicimos la última vez. Podemos conseguir una separación razonable mucho más controlado que en el rastro, donde es imposible”.

Los buenos datos no implican que haya que relajarse. El concejal reseña que “tenemos un problema en Las Palmas de Gran Canaria, donde todavía estamos por encima de 50. Claramente hemos mejorado muchísimo, pero todavía estamos por encima del índice acumulado de 50 por 100.000”. De ahí el semáforo rojo y el cumplimiento de las normas de salud pública. Normas que llevan a Quevedo a rememorar el debate entre economía y salud, pero cuyo vencedor lo tiene claro. “Como se nos vaya al garete la salud de la gente detrás va la economía”.

El devenir económico de los comerciantes también ha pesado y por ello el Consistorio trasladó el miércoles un plan de contingencia COVID a la Consejería de Sanidad con la esperanza de que este domingo tanto el rastro como el mercadillo de Vegueta puedan retomar su actividad. “Nos pueden decir que no porque objetivamente y con los datos en la mano, eso es no”.

“Nosotros hemos apostado porque esa actividad se desarrolle con seguridad y con dignidad. Nosotros no hemos cambiado, sino que seguimos en la misma dirección. Y ahora vamos a pelear”. El concejal mantiene su compromiso con los vendedores en plena segunda ola de la pandemia de COVID-19, pero destaca que en el caso del rastro el intento es mucho más difícil.

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