Hacia otro modelo de residencias de mayores: Canarias necesita más plazas públicas, pero también atención más personalizada

Una usuaria y una trabajadora en una residencia de mayores. EFE

Jennifer Jiménez

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“El nuevo modelo residencial comienza en casa”. Es una de las principales conclusiones del documento presentado este lunes por la asociación estatal de directores y gerentes en servicios sociales con diez ideas y treinta propuestas de mejora de estos centros en todo el país. La pandemia ha evidenciado la importancia de avanzar hacia una atención a la dependencia más flexible, que permita “compaginar y cambiar” los diversos servicios y prestaciones, que abogue por facilitar más teleasistencia y ayuda a domicilio, o que en el caso de se apueste por un centro, este sea lo más parecido posible a un hogar.  En Canarias, la mayoría de las plazas en residencias son de titularidad privada (5.842), especialmente en la isla de Tenerife, frente a las públicas (4.152). Pese a estas casi 10.000 plazas, el Archipiélago cuenta con un déficit de 7.500 para alcanzar la ratio fijada de cinco plazas por cada 100 mayores de 65 años. No obstante, en el cambio de modelo debe primar una atención “más personalizada”. 

En las Islas viven 369.963 personas mayores de 65 años, lo que supone un 16,54% del total de la población de las Islas (2,2 millones). Además, actualmente hay reconocidas 33.476 personas como dependientes, de las que reciben una prestación 25.542, la mayoría de ellas una cuantía para ser atendida con cuidados familiares (9.727), una prestación vinculada al servicio (7.246), atención residencial (3.966), así como centros de día o de noche (4.738). Entre las prestaciones menos desarrolladas se encuentran las que precisamente la asociación liderada por José Manuel Ramírez concluye que se debe fomentar como la ayuda a domicilio o la teleasistencia (con apenas 1.047 beneficiarios). 

La asociación estatal de directores y gerentes en servicios sociales concluye en su documento que “casi todas las personas deseamos vivir en nuestra propia casa el mayor tiempo posible”. De hecho, las estadísticas reflejan que “solo un 4% de las personas mayores que viven en residencias están allí por voluntad propia”. Por ello, remarca que “siempre que sea posible, la mejor alternativa residencial es su casa”. Hasta ahora, el modelo tradicional ha ofrecido a las personas dependientes elegir entre una oferta reducida y compartimentada, es decir, entre ayuda a domicilio, plaza en residencias, teleasistencia… . “Los planes de atención individualizada (PIA) de la dependencia deben ser flexibles para compaginar y cambiar los diversos servicios”, subraya el documento. 

Residencias más pequeñas y no aisladas

La pandemia ya puso de manifiesto que cuanto más grandes son las residencias más letal ha sido el virus. Así se evidenció, por ejemplo, en la macrorresidencia de Santa Rita, en Tenerife, afectada por el mayor brote de coronavirus en estos centros en Canarias. El nuevo modelo, remarca la asociación, debe fomentar las residencias más pequeñas, es decir, con no más de 15 personas, que cuente con sala de estar y comedores integrados, además de una superficie no inferior a 4 metros cuadrados por residente. También propone que un 75% de las habitaciones  sean individuales, con una superficie no inferior a 15 metros cuadrados. Dichas unidades de convivencia, insiste el texto, deben contar con un ambiente hogareño, por lo que también será fundamental que se permita  el acceso de los familiares a la habitación del residente y a los servicios del centro y que incluso incluya la posibilidad de que los familiares o allegados puedan comer en dicho centro con el residente cualquier día. 

“Las personas mayores tienen todo el derecho a seguir disfrutando de la vecindad, en el entorno donde tienen sus referencias”. Es otra de las máximas de la asociación, que además destaca que “resulta cruel” que estas personas “tengan que desarraigarse y perder sus referencias en su edad más adulta” o que se encuentren lejos de sus familiares, lo que dificulta que puedan ser visitadas. Por ello, la propuesta es que los centros residenciales sean considerados un “servicio de proximidad”, ya que “ubicar las residencias en lugares alejados es excluir a las personas mayores de la vida local”. En este punto, el documento subraya que “hay que evitar el aislamiento, facilitando la integración de la residencia en la vida vecinal y comunitaria, de ahí la importancia de su ubicación en entornos urbanos”. 

Para avanzar hacia una atención personalizada, la asociación recomienda que exista un profesional de referencia para no más de cinco personas residentes, pero también que se incrementen las plantillas y que se mejore su remuneración. Otro aspecto fundamental es fomentar la colaboración con el servicio público de salud, respetar la dignidad de los usuarios, de manera que se eliminen las sujeciones físicas o farmacológicas en personas en situación de dependencia, lo que supone un “maltrato”. “Resulta denigrante la imagen de pasillos, salas de estar o comedores de un centro residencial, llenos de personas en sillas de ruedas sujetas con un cinturón”, lamenta la asociación, que añade que esta “podría ser la imagen emblemática de un modelo que es necesario superar”. 

Otro aspecto en el que insiste el documento, que se remitirá al Ministerio y a las comunidades autónomas, es que hay que dejar de “infantilizar” a las personas mayores, que “tienen una trayectoria vital y una experiencia que no se puede denigrar en su edad adulta, tratándolas como personas inmaduras, a las que se tiene que entretener con actividades repetitivas, sin significado, sin utilidad”.En este sentido, añade que hay muchas formas de ocupar el tiempo de las personas mayores en un centro residencial y de desarrollar habilidades sin recurrir a esas “prácticas infantilizadoras” y como ejemplo apunta la importancia de desarrollar un plan de actividades de vida cotidiana y de ocio y tiempo libre, diseñado en base a los gustos y aficiones de cada persona tales como jardinería, huerto, maquillaje, música, literatura, cine…. 

La asociación también aboga por establecer niveles de calidad de los centros residenciales y que sean consensuados y evaluados por las administraciones, de manera que se utilicen como referencia para los precios de concertación de plazas o para la prestación vinculada. Así mismo, para pasar de modelos de residencia “institucionalizados”, es decir, “asistenciales, hospitalarios, masificados…” hacia otro más “hogareño” será necesario también flexibilizar las normas, modificando, por ejemplo, el requisito de la edad. “La evolución de la esperanza de vida en la sociedad y los grandes cambios en el envejecimiento han hecho obsoleto la referencia de edad de 65 años para éste y otros servicios dirigidos a ”personas mayores“, concluye el documento. 

Plan Canarias te cuida

El Gobierno de Canarias ya había adelantado que trabaja por un nuevo modelo de cuidados. De este modo, los fondos europeos van a jugar un papel importante para el cuidado de personas dependientes, en su mayoría realizados por mujeres.  El plan Canarias te cuida pretende fomentar planes de apoyo y cuidados de larga duración, planes de modernización de servicios sociales y accesibilidad. Hay personas que prefieren ser cuidadas en casa, otras que abogan por el cohousing, el modelo de viviendas compartidas que fomenta el envejecimiento activo y por el que cada vez se interesan más personas. “La idea es que existan varias opciones y se pueda elegir”, explicó hace unos meses la viceconsejera Sylvia Jaen a esta periódico. La colaboración y el diálogo con el área de Formación Profesional y con el Instituto de Capacitaciones Profesionales será fundamental en los próximos años, cuando se irá demandando cada vez más perfiles de profesionales relacionados con los cuidados, tanto de menores como de personas mayores en las Islas.

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