Tres mujeres asesinadas en Canarias en 2020 y más control de los agresores: el impacto de la pandemia en la violencia machista
“El control de las mujeres es el elemento esencial en la VG dentro de las relaciones de pareja, situación que ha sido potenciada por la pandemia”. Es una de las conclusiones que puede extraerse del estudio Impacto de la pandemia de la Covid-19 en la violencia de género en España presentado este lunes por la delegada del Gobierno contra la violencia de género, Victoria Rosell y Miguel Lorente, que integró el equipo de la Universidad de Granada que elaboró el estudio.
Durante el estado de alarma, dos mujeres fueron asesinadas en la provincia de Las Palmas por sus parejas y una en Santa Cruz de Tenerife por su expareja. El año anterior a la pandemia, en 2019, en Canarias fueron asesinadas seis mujeres, pero el estudio evidencia que el aislamiento generó un mayor control por parte de los agresores. Así, “cuando aumenta el control sobre las mujeres las agresiones son menos graves, pero cuando disminuye la intensidad aumenta en relación con el tiempo que ha permanecido controlada”.
Las tres claves sobre el impacto de la pandemia de la COVID-19 en la violencia de género se traducen en que se potencian los factores que utilizan los agresores habitualmente para ejercer la violencia (aislamiento, justificación, control...) en circunstancias que dificultan su identificación; dificulta que las mujeres puedan salir de la violencia por la falta de oportunidades y limita el acceso de las mujeres a los recursos asistenciales.
El informe remarca que “la violencia continuada genera un aumento del riesgo de letalidad que aumenta la probabilidad de que se produzcan homicidios cuando el agresor percibe que pierde el control sobre la mujer. Esta situación se relaciona fundamentalmente con la ruptura de la relación”. Durante el confinamiento, por ejemplo, el control ha sido constante y estas circunstancias son las que han dado lugar “a una disminución significativa del número de homicidios por violencia de género, especialmente en el periodo del confinamiento”.
Sobre ello, ya había reflexionado la directora del Instituto Canario de Igualdad, Kika Fumero, que explicó ese año a este periódico que el aumento de llamadas al 112 fue producto de la desescalada, ya que “muchas mujeres intentaron salir por todos los medios de sus hogares porque la violencia había sido constante durante 24 horas durante el confinamiento”. Durante ese período no podían “ni salir a dar a un paseo ni quedar con amigas. Ellos tampoco podían salir y bajar el nivel de estrés y de violencia que se vivía en los hogares. No había escapatoria porque estábamos confinados y por tanto sabíamos que esa exposición a la violencia constante y sin tregua iba a producir en la desescalada que muchas mujeres dieran la alarma y tomaran la determinación de poner fin a la situación que estaban viviendo”, afirmó.
Más sobre este estudio
El informe también pone de manifiesto que la respuesta de las mujeres ante la violencia de género tiene dos grandes patrones. El primero “gira alrededor de la reacción ante la violencia y se manifiesta en conductas como las llamadas al 016, la interposición de denuncias, la ruptura de la relación...” El segundo patrón conlleva la permanencia bajo la relación violenta, “situación que conduce a un aumento de las consecuencias psicológicas y a un mayor estrés con posibilidad d de necesitar medicación ansiolítica e hipnótica, sobre todo si no se diagnostican las causas de las alteraciones psicológicas y la violencia de género permanece invisible, y de alteraciones más profundas que pueden conducir al suicidio”.
Sobre este último punto, el suicidio, también se pronuncia. Así, detalla que se ha producido un aumento superior del suicidio entre mujeres que entre hombres. Y es que, “las mujeres han sufrido un mayor impacto por la pandemia. Este resultado está relacionado con las mismas circunstancias que generan el aumento de la violencia de género por lo que deben considerarse como elementos de la misma realidad”.
El estudio concluye que el impacto general de la pandemia sobre la violencia de género aún no se ha resuelto, y se refleja, “entre otras consecuencias, en el porcentaje de población que tras la pandemia incluye la VG entre los problemas graves, que es del 0,5%, cuando antes de la pandemia era del 6,4%”. Además, apunta que los “factores externos que actúan para facilitar la salida de las mujeres, a raíz de los análisis sobre la evolución de desempleo femenino, indican que deben incluirse entre las referencias y medidas dirigidas a gestionar el riesgo y mejorar la protección de las mujeres”.
Otros datos de Canarias
En Canarias también es importante destacar la utilidad de campañas impulsadas desde esta comunidad autónoma como mascarilla-19, la clave para denunciar la violencia machista en las farmacias, que aún continúa. Desde abril de 2020 a noviembre de 2021 la han utilizado 54 mujeres.
Las denuncias por violencia de género registradas en los órganos judiciales de Canarias durante el pasado año 2021 aumentaron un 0,9% en comparación con 2020. Si hace dos años los juzgados del Archipiélago habían registrado 8.926 denuncias por violencia machista, en 2021 el número fue 9.002, 76 más. Así se evidencia en los datos difundidos este viernes por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial. No obstante, en la totalidad del territorio nacional, donde el número denuncias se incrementó un 9,35%.
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