Tamames, según Carrillo y otros viejos camaradas
Ramón Tamames era un profesor de prestigio en la Transición. Y en esos ejes cruzados del PCE, entre el partido del interior y el partido del exterior; entre el partido de obreros y el partido de intelectuales; Tamames encarnaba el partido del interior y de intelectuales. Pero no sólo eso, el ahora candidato de Vox a la moción de censura contra Pedro Sánchez, hace medio siglo ya demostraba una manera de actuar que se ha ido consolidando con el tiempo.
Según cuenta el ex secretario del PCE Santiago Carrillo en sus memorias (Planeta, 2008), Tamames le planteó que Marcelino Camacho, número dos de la lista, fundador de CCOO y con nueve años de cárcel en Carabanchel a sus espaldas, debería renunciar para cederle su escaño si no salía elegido.
“La noche del escrutinio”, relata Carrillo en sus memorias sobre lo que ocurrió aquel 15 de junio de 1977: “en nuestro domicilio de la calle Castelló –que nos había donado Teodulfo Lagunero y que por estar situado en lo que entonces se denominaba zona nacional de Madrid tenía los aires de un búnker–, cuando empezaron a caer los primeros resultados, se produjo una visible desilusión en alguno de nuestros camaradas, que indudablemente esperaban más. Quien la manifestó claramente fue Ramón Tamames, el cuarto de nuestra candidatura por la circunscripción capitalina, cuya elección era en ese momento dudosa. Aislándose conmigo en el despacho que yo ocupaba, me planteó que Marcelino Camacho debería renunciar para cederle su escaño si él no salía elegido”.
Sobre este momento, el ex líder del PCE en la Transición apunta: “Aun comprendiendo las ganas –y sin duda los títulos– que Tamames tenía de ser diputado en aquellas Cortes que debían ser Constituyentes, la gestión me causó malestar. ¿Cómo iba a plantearle yo en aquel momento a Marcelino Camacho, quien también tenía sus méritos, que probablemente tendría que ceder su puesto? Salí del paso diciéndole a Ramón que estuviera tranquilo, pues en caso necesario yo le cedería mi puesto en el Congreso. Ninguna cesión fue necesaria pues Tamames resultó también elegido”.
En aquellas elecciones de 1977, el PCE sacó el 9,33% de los votos y logró 20 escaños. Y, efectivamente, consiguió cuatro diputados por Madrid: Santiago Carrillo, Marcelino Camacho, Simón Sánchez Montero y Ramón Tamames.
El gesto de Tamames, no obstante, era una señal de lo que ocurría con algunos dirigentes del PCE a finales de los setenta y principios de los ochenta. “Mi malestar tenía un fundamento más amplio que el caso concreto que se me planteaba”, abunda Carrillo: “Empezaba a darme cuenta del efecto que el reducido resultado iba a producir en una serie de camaradas, que habiendo merecido sobradamente el cargo de diputado por su participación en la lucha democrática y que al no ser elegidos iban a sentirse frustrados, máxime cuando iban a tener que ver en los mismos bancos de la izquierda a muchos conocidos suyos que 'no habían dado un palo al agua' bajo eI franquismo y que sin embargo habían conseguido escaño [con el PSOE]. Esta situación iba a tener mucha influencia en los problemas internos que habría de conocer el PCE. Y la responsabilidad de ella iba a atribuírseme a mí, no a la 'reprobación militar', ni a otros factores objetivos que indicaban que la recuperación comunista, de lograrse, iba a requerir tiempo”.
Generales en el Gobierno
En el momento en el que Santiago Carrillo recuerda el contexto de la moción de censura de Felipe González contra Adolfo Suárez, en mayo de 1980, explica: “La moción de censura permitió a Alfonso Guerra pronunciar un brillante discurso de presentación y a Felipe González lucir sus indudables cualidades de hombre político debatiendo el programa de Gobierno. El debate fue un serio golpe para Suárez, del que no le repuso la moción de confianza que poco más tarde iba a hacer aprobar. Su suerte, en cierto modo, estaba echada”.
“A partir de ahí”, prosigue Carrillo, “se incrementaron las conspiraciones de todo género. Empezó a hablarse de un 'Gobierno de gestión', que parecía contar con el beneplácito de algunos socialistas. Tarradellas habló de 'un viraje'. Hasta Ramón Tamames se pronunció por la entrada de algún general en el Gobierno, por dos veces seguidas, a lo que yo contesté desautorizándole públicamente. La rebelión de los barones de UCD contra Suárez era cada vez más visible. El presidente estaba cada día más aislado, como tuve ocasión de comprobar en una importante entrevista, en la que ya se le daba por fracasado, dos meses antes de su dimisión”.
Este episodio, el de Tamames abogando por incluir militares en el Gobierno, levantó más sospechas en Carrillo, según explicaba en una entrevista con Pablo Iglesias en 2011, hasta el punto de afirmar que podría haber sabido algo del golpe.
“Yo tengo la convicción ahora de que Tamames sabía algo”, decía Carrillo, “porque hizo dos veces declaraciones a favor de un gobierno presidido por un militar. Y las dos veces yo tuve que hacer declaraciones públicas desautorizándole. Y toda la evolución posterior hacia la derecha de Tamames me hace pensar que él sabía algo”.
Bronca
“Imagina”, relata un viejo militante comunista. “Acto central de campaña en la plaza de Agustín Lara, de Madrid, con Simón Sánchez Montero y Marcelino Camacho. Quedan todos en la sede del comité provincial, Atocha, 20. Llega Simón, llega Marcelino, pero Tamames, candidato a alcalde, no llega”.
“La plaza, llena”, prosigue. “Se va echando la hora y Tamames, que no aparece, y es el orador central. En Atocha quedamos un grupo de camaradas muy jóvenes de la UJCE [Juventudes del PCE], con la consigna de que, en cuanto aparezca Ramón, le llevemos al lugar del mitin por la vía más corta. El coche del partido ya llevó a Simón y Marcelino, pero es todo cuesta abajo y Tamames presume de deportista”.
El viejo militante continúa: “Por fin, llega. Se baja majestuosamente de un taxi y le decimos lo que hay. Y allí mismo nos monta un pollo espectacular: 'Que si qué es esto, que si sabemos quién es él, que qué es eso de que le lleven corriendo unos niñatos...' El espectáculo era tremendo. El tipo grita y gesticula como un poseso. La gente, que lo conoce por la tele, se para a mirar. Nosotros no sabemos dónde escondernos”.
“En eso”, rememora la fuente, “baja un veterano del partido con 20 años de cárcel en la mochila. Se va tranquilamente hacia él, le agarra de las solapas y le dice: 'Ramón, siempre has sido y serás un gilipollas'. Y termina con un: 'Anda, tira p'allá con los chavales, que te están esperando...' Tardamos 10 minutos en llegar a la Corrala”.
“No te podré creer en la vida, Ramón”
Esta semana, el concejal de Más Madrid Félix López-Rey ha compartido un antiguo vídeo en el que aparecen él mismo –entonces edil de IU en Madrid– abroncando a quien hasta ese momento había sido su compañero de formación, Ramón Tamames, después de haberse pasado al CDS y dar sus votos para desalojar de la alcaldía a Juan Barranco para encumbrar a Agustín Rodríguez Sahagún (CDS) con los votos del PP de José María Álvarez del Manzano.
“Al obrero de Palomeras, al obrero de San Blas, al obrero de Orcasitas, lo has engañado”, le echaba en cara López-Rey, visiblemente molesto ante las cámaras de TVE. “Le has traicionado, Ramón”, recalcaba el concejal. “Les hablabas de giro copernicano, ¡pero qué giro copernicano era ese!”, prosigue en el vídeo. “No te podré creer en la vida, Ramón, me has decepcionado totalmente, yo te admiraba”, zanja López-Rey mientras el Tamames de la época trata de explicar su postura a trompicones y con palmadas en la espalda.
López-Rey recuerda en Twitter que Tamames “pasó de ser concejal de Izquierda Unida a votar como tránsfuga a favor de la derecha”. “En los barrios nunca lo entendimos”, dice. “Abrió las puertas a la derecha en Madrid. Les dio su voto y gobernaron 25 años. Tamames ya nos decepcionó”, insiste López-Rey en su mensaje. El ahora concejal de Más Madrid y futuro número dos de Rita Maestre en las próximas municipales de mayo, advierte de que “de aquellos polvos vienen estos lodos”.
“Ahora quieren repetir la fórmula con España. No le subestimen”, pide López-Rey.
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