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Convocatoria para frenar el desahucio de un padre con discapacidad y su hija de seis años en Tetuán

Número 12 de la calle de los Artistas, donde está convocada la resistencia al desahucio el miércoles 3 de julio

Luis de la Cruz

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“Ha ido todo muy rápido, no ha habido un mínimo destello positivo en el proceso ni ayuda por parte de los jueces, pareciera que han tenido prisa en que nos quedemos en situación prácticamente de calle”, explica Ángel Luis, vecino del número 12 de la calle de Los Artistas (Tetuán) que podría ser desahuciado junto con su hija de 6 años este mismo miércoles de su casa de toda la vida.

Es importante empezar el texto con las palabras del afectado porque los desahucios se han vuelto un fenómeno tristemente silencioso. Tampoco ocupan silla en lo programas de televisión, como hace unos años, los activistas por el derecho a la vivienda, que sin embargo no han parado de poner el cuerpo entre la policía, las comisiones judiciales y las personas desahuciadas. Mañana, la Organización de Vivienda de Tetuán, una de las asambleas de barrio que sigue en la brega, ha convocado un stop desahucios (una convocatoria en la puerta de la vivienda para intentar aplazar o parar el desahucio) el miércoles 3 de julio a las 8.30 h. en el número 12 de la calle de los Artistas.

Ángel Luis, de 48 años, afectado por una incapacidad, no ha conocido otro hogar en su vida que el de la calle Artistas –“salvo los cuatro años que viví en otro lugar con una pareja que tuve”, explica–.  Cuando era aún un niño pequeño, su padre abandonó a su madre y a sus cinco hijos, según relata. Crecieron allí y siguieron viviendo cuando ella falleció en 1998 (los hermanos heredaron un diez por ciento del inmueble cada uno y su padre la mitad de este). Su último hermano se fue hacia 2012 y él ha seguido viviendo allí, ahora con su hija.

Según su versión, su padre ya había intentado vender en el pasado el inmueble pero en aquella ocasión la justicia le dio la razón a él. Sin embargo, los avatares del último proceso judicial, durante el cual se ha producido un acercamiento de su padre con el resto de herederos, desembocó en una ejecución de título judicial, una subasta del inmueble y la orden de desahucio.

Ángel Luis cuanta que intentó buscar dinero debajo de las piedras para comprar el inmueble y se lo propuso al juez, que no quiso abrir esa vía. La casa salió a subasta sobre el mes de febrero y, finalmente, ha sido adquirida por un gran tenedor extranjero que, previsiblemente, la reformará para ponerla de nuevo en el mercado.

Ahora, dispone un diez por ciento de la venta de la casa para rehacer su vida, “29.000 euros que quedarán aproximadamente en 22.000 después de pagar impuestos”, concreta. De nada ha servido el informe de vulnerabilidad de servicios sociales, que podría haberles hecho beneficiarios de las moratorias de desahucios en vigor (el juzgado no ha querido contemplarlo).

Agobiado por las expectativas, Ángel Luis empezó a presentarse día tras día en servicios sociales, tratando de encontrar salidas vitales a la situación de su familia. Por medio de un trabajador público (que no un trabajador social) conoció la existencia de la Organización de Vivienda de Tetuán, que se reúne en la el CSO La Enredadera y los está acompañando en el proceso de desahucio.

Desde la adquisición del piso hasta la fecha de primer lanzamiento pasaron solo dieciocho días. “Yo no tenía ninguna experiencia y me vi rodeado de seis personas, que me decían que me tenía que ir, no sabes cómo me trataban”, cuenta el vecino de la calle Artistas con desasosiego. Se refiere al personal del juzgado, la policía municipal, el abogado de la nueva propiedad y su procuradora. Se consiguió un aplazamiento de una semana nada más. Y ya hemos llegado al 3 de julio, día del segundo lanzamiento.

Lo que más pesa a Ángel Luis es el colegio de su hija pequeña. Sabe que quedarse en el que ha sido su barrio toda la vida será complicado con los actuales precios de mercado –él cuenta con algunos ingresos “que no llegan”–. Pero, además, transmite durante la conversación la sensación de vértigo. “Todo ha sido muy rápido”, repite una y otra vez. Demasiadas cosas atesoradas en su casa de toda la vida para salir corriendo, demasiados noes recibidos en las puertas de la administración, mucha sensación de indiferencia en los juzgados…

El distrito de Tetuán es un caramelito inmobiliario y la calle de los Artistas una cuña entre el vecino distrito de Chamberí y la zona financiera de Orense. “Durante el primer lanzamiento solo veíamos pasar a gente con aspecto de ejecutivo”, explica un miembro de la Organización Vecinal de Tetuán. Ángel Luis, a quien la vida ha atropellado demasiado deprisa –y el tono del sector inmobiliario afecta a nuestras vidas tanto como las circunstancias familiares–  pide tiempo para él y su hija. Es mañana.

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