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¿Qué tal si hacemos algo de política?

Pedro Sánchez subraya que España necesita un Gobierno "cuanto antes"

Gloria Elizo

Cuentan que al señor presidente le cuentan sus asesores que tiene el viento a favor y el futuro es límpido y brillante, como un Consejo de Ministros monocolor de primavera. Que ha sido elegido por el destino para encarnar al tiempo la moderación, la gobernabilidad y el progreso. Lo que la CEOE entiende por moderación, el IBEX por gobernabilidad y los grandes medios por progreso. Que ha sido designado… Y que no necesita más.

Cuentan que al señor presidente le cuentan sus asesores que él es la única opción frente a esos radicales a derecha e izquierda que gritan a su alrededor, que no necesita la pequeña gran coalición con Ciudadanos, porque puede ofrecer a sus estafados sponsors esa centralidad de neoliberalismo bonito que insistentemente reclaman. Y que no necesita el apoyo de Unidas Podemos, porque puede ofrecer a sus votantes un asidero firme frente al miedo a una derecha cada vez más voxciferante.

Cuentan que al señor presidente le piden sus asesores un poco de paciencia. Que el tiempo pasa volando y unas nuevas elecciones solo aumentarán el hartazgo sobre la política. Y que él triunfará sobre la decepción como el mal menor… en funciones. Que sí, que como mal menor le votarán todos los pensionistas, todos los jóvenes precarizados, todos los inquilinos expulsados de sus barrios, las mujeres, los expatriados… le votarán como mal menor esos catalanes y vascos que temen –con razón- el último rebrote del nacionalismo español más excluyente.

Cuentan que al señor presidente sus asesores le han prometido una España bipartidista donde él y solo él represente el gatopardismo tranquilo, la interlocución con el poder económico (y mediático) y el miedo de la mitad de la población a la derecha. Que con eso se gana y se gobierna. Que no hará falta cambiar nada, que Calviño podrá seguir cortejando a Merkel, la CEOE diseñando con Valerio la mochila austriaca y Marlaska nombrando comisario a los viejos amigos de Eugenio Pino y Fuentes Gago.

Cuentan que le han dicho que solo se precisa otro mes más de ducha escocesa con los demás partidos, ahora sí, ahora no, ahora te insulto, ahora te pido el voto, ahora te doy un ministerio, ahora no me fío de ti, ahora te lo quito, ahora te pido la abstención, fue culpa tuya, que no quisiste. Y mucha presencia de VOX en los debates y los telediarios. Y que cuando la perdiz caiga mareada, él pondrá las urnas para recoger el fruto de la desorientación, el miedo y el hartazgo.

Que todos los medios se pondrán a sus pies. Y desaparecerá -de los medios- la corrupción en España. Y el paro. Y la precariedad. Y el problema territorial. La cloaca seguirá en el sótano, los presos en la cárcel y los banqueros en el ático… y la ciudadanía volverá a ser solo esa voz tranquila que comenta en el telediario la última ola de calor o la primera nevada.

Cuentan que al señor presidente le cuentan sus asesores que la realidad no importa. Que solo importa el relato. Y que él es el príncipe valiente que triunfa sobre los monstruos de los pantanos. Que no importa el desempleo, la economía, la corrupción, los alquileres, los servicios públicos, los refugiados, la brecha salarial o el cambió climático... Que solo importa el relato. Y el relato lo escriben esos medios que hacen rey o villano a golpe de titular. Que en España nada ha cambiado.

Y cuentan que, al final, al señor presidente le han contado que, si de verdad algo hubiera cambiado en España, que si al final el plan fallara y todo fuera mal… él no tiene nada que perder, que si al final la gente se empeñara en hacer más caso a su cuenta corriente que al telediario, a los corruptos que a los fichajes, a la dignidad que a la resignación, que incluso si los votantes de Unidas Podemos siguieran empeñados en no desaparecer -otra vez- bajo la presión de las encuestas, la decepción de la impotencia o el nuevo partido democrático de la nueva nueva izquierda… el señor presidente solo volvería al punto de partida… como presidente en funciones.

Y que –incluso- si al final gana la derecha y España suma una nueva derrota a su ya larga historia de oscuridades, retrocesos y miseria… ¡qué más le da! Él siempre habrá sido el presidente bonito y todos sus ministros tendrán bien engrasada la puerta –giratoria- de salida.

Que pagan los españoles…

Y ya no es enfado sino tristeza lo que algunas sentimos ante el tiempo y la oportunidad perdida. Y no es que hayamos tenido mucha confianza nunca en el PSOE, para qué engañarnos. Y no es que no sepamos hace tiempo que la cloaca sabe cómo ser convincente y el IBEX cómo pagar traidores.

Pero algunas también tenemos nuestros asesores: el jueves, a la salida del Congreso, se me acercó una señora y me dijo con justificada vehemencia: “Por qué no os dedicáis a hacer un poco de política para la gente y mandáis lo del relato a tomar por c…”.

Señor presidente, no sabemos muy bien qué le importa más: si su figura, su futuro, el de España o el de los españoles. Pero algunas tenemos un plan: pruebe a escuchar a la gente… no son empresarios, ni directores de periódicos, ni jefes de Estado del Consejo Europeo, pero a cambio son fáciles de encontrar, de hecho están por todas partes.

Señor Sánchez. Sólo hay que bajarse del coche oficial y escuchar. ¿Qué tal si hacemos algo de política? La de verdad, la del servicio público, el interés común y la regeneración democrática. Señor Sánchez. Háganos caso a nosotras también. Y decida después de oír a todas las partes. Yo le presto gratis a mis asesores.

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