Los pediatras detectan en algunos niños un síndrome grave que investigan si está asociado a la COVID-19
La Asociación Española de Pediatría ha alertado a pediatras y médicos de la aparición “en las dos últimas dos semanas” de casos de “shock pediátrico” del que aún no hay evidencia de relación con el coronavirus. Según una comunicación interna, los pediatras describen “un cuadro inusual” en niños en edad escolar y adolescentes que presentan afección cardiaca o una acumulación grave de toxinas en múltiples órganos. Es algo que ya se ha comunicado en otros países como Italia, Reino Unido, Francia o Bélgica, pero que se circunscribe a casos muy aislados.
La AEP hace un llamamiento a la calma y destaca que en España, debido a que la Atención Primaria deriva rápidamente a las sospechas no se ha visto “con tanta frecuencia” y apunta a que este cuadro clínico es “muy raro”. En Reino Unido, según ha publicado The Guardian, han sido 12 los menores ingresados. Advierten, además, de que aún no se ha establecido si estos casos son una coincidencia en el tiempo con la pandemia de coronavirus o hay algún tipo de correlación, explican en una nota de prensa.
En ello ha incidido el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, que destacó en su rueda de prensa diaria que no existe todavía evidencia científica sólida que establezca la relación entre este cuadro y la COVID-19. “Se está viendo en algunos niños”, pero “ahora mismo la valoración es complicada de hacer”, ha dicho.
Los pediatras explican que el cuadro clínico se caracteriza por dolor abdominal y síntomas gastrointestinales (diarrea o vómitos) que “pueden evolucionar en pocas horas hacia un shock” con taquicardia e hipotensión. Señalan que suele acompañarse de fiebre (aunque también se han detectado casos en los que no), de eritrodermia, que es una enfermedad inflamatoria de la piel, e inyección conjuntival (enrojecimiento de los ojos). Se solapa, explican, con dos posible enfermedades: la de Kawasaki, que causa inflamación de los vasos sanguíneos de todo el cuerpo o un síndrome shock tóxico, que es un tipo de infección grave que puede afectar a varios órganos.
La asociación ha explicado que el dolor abdominal y los síntomas gastrointestinales “se han asociado a inflamación cardiaca” y han sido observados en menores que han dado positivo en la prueba de coronavirus y también en niños y niñas que han dado negativo. En algunos de estos últimos, prosiguen, se han detectado anticuerpos.
En la gran mayoría de ocasiones la COVID-19 cursa de forma leve en los menores. Desde el inicio de la pandemia, 227 niños de 0 a 9 años y 234 de 10 a 19 han requerido ingreso hospitalario y 31 y 17 respectivamente cuidados intensivos. Por eso, la Asociación Española de Pediatría llama a la calma a las familias y explica que el shock pediátrico se da muy pocas veces, es “muy conocido”, “puede ser desencadenado por diversos agentes infecciosos” y “tiene un tratamiento muy establecido”. “Gracias a nuestro modelo español de Atención Pediátrica, en el cual los pediatras de atención primaria son el primer escalón en la atención sanitaria de los niños, es posible un diagnóstico de sospecha temprano ante patologías que requieren una intervención inmediata”, apuntan.
Al haberse dado en varios países a la vez, la asociación recomienda a los pediatras tener “un alto índice de sospecha” y mencionan que es prioritario reconocer estos cuadros para derivar urgentemente a estos pacientes a un centro hospitalario. El modelo sanitario español, recuerdan en la nota de prensa, “permite actuar ante los primeros síntomas” e inciden en que las familias deben estar atentas “a los síntomas de alarma de los niños, tanto por la COVID-19 como por otras patologías que siguen siendo motivo de acudir a las urgencias”. La asociación, por ejemplo, de fiebre elevada y manchas en la piel “es un motivo habitual de consulta”, recuerdan.
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