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Váyase, señor Feijóo

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La frase “España va bien” la inventó Aznar como eslogan cuando según él España iba bien, fundamentalmente porque la gobernaba él y tenía como todopoderoso vicepresidente económico al ilustre delincuente Rodrigo Rato. Seguramente España no iba tan bien como él creía y Rodrigo Rato no fue el autor del milagro económico español, porque Aznar se aprovechó de la bonanza mundial, aunque él repetía la frase como si hubiese descubierto la pólvora.  

En todo caso esas tres palabras no sonaban bien en la boca de Aznar, que es como Ayuso: los dos se limitan a repetir las frases de titulares vacuos de Miguel Ángel Rodríguez plasmadas en lemas cortos de apenas tres vocablos. España va bien. Váyase, señor González. Etcétera, etcétera, etcétera. 

La vana pero eficaz estrategia electoralera de MAR se adelantó a Twitter, a través del cual solo puedes dirigirte a los demás con frases cortas sin apenas posibilidad de desarrollarlas de entrada por muchos hilos que las acompañen.

Como la derechona no encuentra ningún fundamento para refutar los magníficos (aunque siempre mejorables) números del crecimiento económico español y la creación de empleo, ha salido de nuevo en tromba como una manada para lanzar consignas irracionales y viscerales contra este gobierno, al que acusa de tener una mala tasa de desempleo, a pesar de que sabe que la economía va bien. 

En eso también se equivoca porque la tasa de paro en España es hoy con Pedro Sánchez mucho menor que con Mariano Rajoy. El secretario económico del PP, Juan Bravo, quiso desmerecer ayer los buenos números económicos y tuvo el atrevido cinismo de afirmar que el paro juvenil en España es aún muy alto cuando con Rajoy era muchísimo más elevado.

Tradicionalmente España ha sido un país con alto para juvenil estructural, por lo que es un mal endémico español. Aun siendo alto, también es verdad que Sánchez ha reducido el paro juvenil en siete puntos en relación al que dejó Rajoy. Y no solo el paro juvenil sino el paro en general. 

Para entendernos, con Rajoy España llegó en 2013 al 27% de parados mientras que con Sánchez tenemos hoy el 11%, la cifra más baja que solo logró Aznar en su época de vacas gordas y con la economía mundial en auge. Los mejores datos de empleo los tuvimos con Zapatero. Las predicciones para este año recién estrenado es bajar un punto más el paro. 

La oposición española hace trampas cuando critica la tasa de desempleo en España ya que no la compara con el periodo inmediatamente anterior gestionado por el partido conservador. Al actual Gobierno de España no se le puede exigir que llegue al pleno empleo en cinco años sino que en este lustro baje la tasa de paro, que es justo lo que ha hecho. 

El menor paro en España se consiguió con Zapatero en 2007, bajando de los dos millones de desempleados. Su sucesor Rajoy lo subió a seis millones y medio. Con Pedro Sánchez el paro en España ha disminuido sustancialmente, nada menos que cuatro millones con respecto a Rajoy, por lo que lo ha dejado en menos de tres millones. También el juvenil y el femenino. Por lo tanto, resulta tan ridículo como suicida que la oposición dispare de esta manera al gobierno porque el tiro le sale siempre por la culata. Sin embargo, sigue insistiendo, por lo que debe creer que sus compatriotas son bobos de baba o tontos del bote. 

Los parados de hoy en España son algo más dos millones y medio mientras que durante el anterior gobierno conservador de Rajoy ascendió la cifra de desempleados a casi seis millones y medio de personas. La diferencia en unos pocos años es tan exagerada que no sé cómo el vicesecretario de Economía del PP es capaz de aseverar públicamente lo que dice sin que sus palabras le golpeen como un boomerang.

España va bien, aunque siempre será manifiestamente mejorable cualquier cifra hasta que no nos acerquemos al pleno empleo. La peor defensa de la oposición española para atacar al gobierno está justamente en la economía y el empleo. Pero como sabe que se trata de dos asuntos muy sensibles, capitaliza groseramente una discusión bizantina para que la minoría progresista insatisfecha deje de votar a un gobierno de izquierda.

Los progresistas tienen razones más que plausibles para quejarse de algunas políticas desarrolladas por Sánchez, como su tibieza e indecisión para llevar a la práctica lo que siempre ha preconizado sobre el Sáhara o Palestina, entre otras, aunque en el terreno económico haya menos que echar en cara. La subida del salario mínimo interprofesional y las ayudas para los más desfavorecidos difícilmente se habrían logrado con un gobierno conservador. 

Lo cierto es que, por mucho que disguste a los patriotas de hojalata, España va bien, al menos en lo que respecta a crecimiento económico y creación de empleo. Claro que podría ir mejor pero también peor y la gente no está para hacer experimentos de nuevo con la reforma laboral de la derecha. La gente se quiere cada vez más. 

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