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Opinión - Nos están destrozando la vida. Por Rosa María Artal

La (peligrosa) psicología de Instagram

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Frases budistas, “paseos conscientes” y consejos vacíos. Hoy vengo a hablar del peligro que suponen para nuestra salud mental los supuestos influencers expertos en psicología y “bienestar emocional”. Si bien el título apela a la red social conocida como Instagram, lo mismo se aplica a cualquier otra red social.

La popularidad de las redes sociales va en innegable aumento. Hoy en día es raro escuchar que alguien no tiene creada una cuenta en alguna de dichas plataformas. Todos las utilizamos en mayor o menor medida, con mayor o menor acierto. Esto, unido a la digitalización de los servicios, ha dado lugar que haya cuentas públicas, gestionadas por supuestos psicólogos, que están destinados a aconsejar a sus seguidores acerca de la vida que tienen que llevar si quieren sentirse “plenos” emocionalmente.

De esta manera, las redes están plagadas de supuestos gurús, expertos en saber lo que te hace sentir bien, que ponen en tu conocimiento una serie de consejos psicológicos (algunos como “vive el presente”, “no dejes que nada te afecte” …). Y es completamente normal que te sientas identificado con más de un consejo que leas (especialmente porque son bastante generales) ¿A quién no le reconforta un paseo o un día relajante en la playa? El problema viene de convertir eso en soluciones a problemas psicológicos, y, sobre todo, en generalizar. Lo que le va bien a una persona, no tiene porqué irle bien a otra. A una persona le puede reconfortar una sesión de yoga, de igual manera que a otra escuchar heavy metal a todo volumen (aunque esto último no quede igual de “bonito” publicarlo en una cuenta de Instagram sobre bienestar emocional). La cuestión es que cada persona es un mundo.

No permitamos que esos falsos gurús de Internet, que dicen ser expertos en tu bienestar emocional, condicionen tu salud mental. Un truco bastante útil para detectar a estos falsos gurús es que saben de todo. No te aconsejarán sólo de psicología, sino que también saben de nutrición, de ejercicio físico y un sinfín de ámbitos más. Y quien mucho abarca poco aprieta. Otra forma de reconocer a estos falsos gurús es que son expertos en crear conceptos que suenan bien, sobre todo añadiendo el adjetivo “consciente” y “emocional” a cada una de las facetas de nuestra vida: “hambre emocional”, “relaciones conscientes”, y un largo etcétera. Conceptos contra los que no pueden luchar las técnicas psicológicas usadas en las terapias que aplican los verdaderos profesionales, ya que no tienen nombres tan “biensonantes”, como pueden ser las técnicas de modificación de conducta o las de reestructuración cognitiva. Seamos, honestos, estas últimas técnicas, aunque cuenten con muchísimo apoyo científico, no conseguirían tantos likes en un post de Instagram.

Todos estos consejos vacíos de Instagram no están ahí porque funcionen en sí, sino porque están de moda. Y la salud mental no debería ser una moda, los tratamientos deberían estar contrastados y validados a través de procedimientos científicos. De hecho, existen, y se aprenden en la universidad (y otras instituciones que proporcionan formación reglada). Además, por aquí llega el tercer y último truco para detectar fácilmente a este tipo de personas: “la universidad no enseña nada, donde se aprende de verdad es en la calle”, los oirás decir. Aunque aquí también hay que tener ojo, en muchos casos estas personas también tienen una titulación universitaria en psicología (aunque denigren de esta manera la profesión). Por tanto, no tengas miedo en indagar sobre la especialización que tiene la persona que te ofrece los servicios, ¿tiene formación relacionada con la problemática que va a tratar contigo?

Antes de responder, quiero aclarar que existen muchos profesionales muy bien formados que utilizan el Instagram y otros medios para publicitar sus servicios y realizar tareas de divulgación muy bien fundamentadas. No confundamos a estos últimos con los falsos gurús de la psicología. La clave está en conocer la formación de la persona que nos ofrece los servicios.

¿Acaso dejarías que te operase un cirujano que dice haberse formado en la calle, que te ofrece consejos por Instagram? No hagas lo mismo con tu bienestar psicológico. Valóralo. Y si sientes que peligra, acude a un profesional, a uno de verdad. Dejemos el Instagram para lo que fue pensado: entretenimiento.

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