Cómo el coronavirus influye en tu ansiedad

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Quizás te sientas más intranquilo de lo normal. Tu sueño está trastocado y fumas más (si es que fumas). Comes más de la cuenta, o puede que tengas menos apetito de lo habitual. No dejan de aparecer en tu cabeza pensamientos acerca del futuro, de todos los posibles desenlaces nefastos que puede tener esta historia. Todo esto es fruto de la ansiedad, y es un mecanismo que tu cuerpo pone en marcha ante situaciones de peligro o de incertidumbre, como puede ser esta que estamos atravesando, donde nunca sabemos cómo puede ser el día de mañana.

La ansiedad se caracteriza por ese componente de preocupación hacia el futuro, y por toda la sintomatología física (nerviosismo, taquicardia, tensión muscular...) que nos prepara para lo que percibimos como peligroso en nuestro entorno. En cualquier otra circunstancia, un peligro puede ser algo real y tangible (un perro rabioso que nos persigue) o algo más “moderno” y abstracto, pero que también hace que se desencadenen estas reacciones, como puede ser ponerse nervioso ante un examen o al hablar delante de un grupo de personas, donde los “peligros” son suspender, o quedar mal delante de otros si decimos alguna tontería, respectivamente. Extrapolando estos ejemplos a la situación del coronavirus, la ansiedad se activa ante el “peligro” de perder nuestro trabajo o negocio (es decir, nuestra fuente de ingresos) o porque no, el miedo a no recuperar la vida “normal” que hasta entonces teníamos. El propio oxímoron tan de moda últimamente, la “nueva normalidad”, asusta.

Entonces, ¿qué podemos hacer? Primero entender que lo que nos pasa es completamente normal. Además, te recomiendo algo que se dice mucho, y que, aunque parezca un tópico, no lo es. Desconecta de las noticias. Estar bombardeado constantemente por titulares no ayuda en la gestión de las preocupaciones. Elige una hora el día para mantenerte informado y despreocúpate (nunca mejor dicho) el resto del día. Además, céntrate en las fuentes oficiales y que puedan ser prácticas para solucionar tus problemas (por ejemplo, conocer las posibles ayudas del estado). Si la ansiedad aparece por una situación de incertidumbre, la mejor arma para combatirla es la información (veraz). Por último, sé que es complicado, pero intenta vivir en el presente. En lugar de planear determinados aspectos a largo plazo, donde la incertidumbre inunda el espacio tiempo, intenta planificar dentro de lo posible qué hacer durante el verano, o, si no estás de vacaciones, intenta planificar tu semana o tu día. Proyectarte constantemente en el futuro, no te traerá más que ansiedad.

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