Cara a cara con los gorilas de montaña en el Impenetrable Bwindi
El Impenetrable Bwindi hace honor a su nombre. Las montañas crean un verdadero muro verde oscuro que contrasta con el esmeralda clara de las tierras de cultivo y los prados. La frontera entre las tierras salvajes y las tierras domadas por los hombres es clara. No es como en otros lados dónde los árboles van ganando espacio de manera paulatina: uno allá; dos acá; tres en aquel lado; quince más allí y, después el bosque. Aquí uno va caminando entre los prados y la selva se aparece como una ola de frondas tupidas que se desparrama ladera abajo como un tsunami de hojas, malezas y gritos de animales que inunda en pocos años cualquier trozo de tierra que las manos humanas no trabajen. Los locales lo llaman ‘El lugar de la oscuridad’; esa manía de los bichos de dos patas de denostar todo lo que no controlan. Entre los troncos de los árboles se desarrolla una tupida maraña de bambú y arbustos que hace difícil dar cuatro o cinco pasos seguidos. Por eso lo de Impenetrable. Llueve mucho. Y las nieblas son frecuentes. Las montañas, que se elevan aquí hasta los 2.600 metros de altitud, son visitadas de manera frecuente por las nieblas que se ‘encaínan’ (como dicen en los Picos de Europa –en el norte de España-) enredándose en las copas húmedas.
Las precarias carreteras ugandesas no entran en el Impenetrable. Sólo se puede acceder a los bosques a pie. En rutas guiadas y en grupos reducidos. 120 privilegiados al día (en grupos de hasta ocho turistas) que recorren extenuantes rutas de hasta seis horas y que pagan unos 750 euros para tener el privilegio de ascender hasta este verdadero santuario de la vida. Más de 120 especies de mamíferos; casi 350 de aves; una treintena de reptiles y anfibios; insectos a miles (entre ellos dos centenas de mariposas); más de 150 tipos de árboles distintos; 200 especies de helechos… 32.000 hectáreas que concentran uno de los mayores paraísos de biodiversidad de la tierra. Un refugio. Uno de los últimos reductos del gorila de montaña. Para eso viene la mayoría de la gente que llega al país.
Uganda es un destino poco conocido entre los viajeros y viajeras. No tiene nada que envidiar a otros vecinos como Kenya o Tanzania. Sin ir más lejos, en el Parque Nacional del Valle del Kidepo se pueden ver cuatro de los cinco grandes de la fauna africana. En este extenso parque nacional, que ocupa un área de transición hacia la Sabana muy cerca de la frontera con Sudán, conviven el león, el leopardo, el elefante y el búfalo en un vecindario de ilustres que incluye jirafas, hienas, cebras, zorros… Sólo faltaría el rinoceronte, que se está tratando de reintroducir en el país a través de iniciativas como la del Santuario de Rinocerontes de Ziwa , un proyecto que intenta que este fantástico animal vuelva a poblar las sabanas verdes ugandesas. En el Parque Queen Elizabeth hay también bichos a punta pala aunque su punto fuerte es la Península de Mweya, dónde puedes ver hipopótamos. El catálogo de atractivos del país es inmenso (ElLago Victoria y elnacimiento del Río Nilo; LasCataratas Murchison; recorrer en canoa las riveras del Lago Eduardo o sumergirse en los bosques que rodean a los volcanes de la frontera con Ruanda (en el Parque Nacional Mgabinga) –tenemos que hacer un post general sobre el país-. Pero el objetivo fundamental de los viajes es penetrar el Impenetrable.
Las caminatas empiezan muchas horas antes de que los turistas lleguen al punto de reunión. Horas antes, los guardabosques siguen las pistas que dejan las distintas familias de gorilas a lo largo de la noche. Mientras los grupos se van reuniendo, los guías van recibiendo la información para iniciar la marcha. El terreno es duro; las caminatas largas y si no puedes seguir el ritmo no esperan por ti. Hay que ir preparado. Pero el esfuerzo, los arañazos, los resbalones en el barro y el sudor merece la pena. El ruido del bosque es ya una experiencia única: una evocación de la aventura en su sentido más clásico. Pone los pelos de punta. Y el momento del contacto es único. No te puedes acercar a menos de siete metros; debes hacer caso a todo lo que diga el guía y tener precauciones como el de no mirar a los ojos a los míticos espaldas plateadas. Las visitas a las familias duran una hora (son muy estrictos en este sentido) y hay que disfrutar ese tiempo al máximo. Haz un par de fotos y deja la cámara. Es el consejo que te damos.
Los gorilas son primos lejanos de la humanidad. Comparten con nosotros el 97% de su información genética; un dos por ciento menos que nuestros primos más cercanos, los chimpancés. Pero aún así hay un halo de humanidad en sus rostros. Son individuos con personalidades marcadas. Algunos son atrevidos y extrovertidos: se acercan más de lo que permiten las normas y se plantan cerca de los viajeros y los miran con curiosidad. Otros son tímidos y esquivos. Otros desafiantes… Dentro de Hay cuatro zonas de observación en Bwindi: Buhoma, Ruhija, Rushaga y Nkuringo. Buhoma es el más fácil de hacer; Ruhija y Rushaga son de dificultad media y Nkuringo es de dificultad alta, pero también el más espectacular por el paisaje que atraviesa (una verdadera jungla en sentido estricto con grandes helechos) y por la Familia Nkuringo, uno de los más famosos grupos de gorilas del país. En Bwindi se pueden visitar once grupos familiares que tienen sus territorios en las diferentes partes del parque nacional:Mubare, Habinyanja y Rushegura en Buhoma; Nshongi –el grupo más numeroso-, Misaya, Bweza,Kahungye y Busngye en Rushaga;Oruzogo, Bitukura en Ruhija y Nkuringo en el área del mismo nombre. El resto de los gorilas del Impenetrable (hay unos 400 en total) viven en el corazón del bosque sin contacto con los humanos. Otros atractivos del parque son las comunidades de pigmeos batwa que aún viven en el entorno de Bwindo y las plantaciones de té.
Mgahinga Gorilla National Park.- Los volcanes de Virunga ocupan la confluencia de las fronteras de Uganda, Congo y Ruanda. Al igual que sucede con el Impenetrable Bwindi, el bosque lluvioso es el protagonista del paisaje (impresionante aquí por la presencia imponente de los volcanes cubiertos de verde). La porción de Virunga que queda en territorio ugandés es mínimo, pero aún así es otro lugar dónde es posible ver gorilas de montaña en libertad.
VISADO: El visado para entrar a Uganda se realiza a través de la siguiente aplicación web. Necesitas pasaporte en vigor, certificado de vacunación de la Fiebre Amarilla y una tasa de 50 dólares estadounidenses. Se puede hacer en el Aeropuerto.
PERMISOS Y TASAS PARA VER LOS GORILAS : Visitar los gorilas de cualquiera de los parques nacionales ugandeses requiere de un permiso previo expedido por la Autoridad Medioambiental de Uganda. La tasa de entrada al parque es de 40 dólares estadounidenses y el permiso para visitar alguna de las familias es de 600 dólares –en Ruanda cuesta 1.500 dólares-. Esta tasa te permite hacer fotos, pero no grabar video de forma profesional. La hora de video cuesta 4.500 dólares. En la página web de la Uganda Wild Life puedes encontrar toda la información al respecto y el listado de precios de cada una de las actividades. Las peticiones y preguntas se realizan a través de la página de booking . Hay que solicitar el permiso con unos seis meses de antelación aunque si puedes hacerlo antes mucho mejor. Obvio que hay agencias que arman las excursiones y que se encargan de todo .
EL CAOS DE KAMPALA : En la capital de Uganda hay poco que ver. Esta ciudad caótica situada en la orilla norte del Lago Victoria es famosa en África por su tránsito caótico y sus enormes Slums (barrios de chabolas). Aún así hay cuatro o cinco visitas destacables: la Nommo Gallery (Victoria avenue Nakasero, 4; Tel: (+256) 41 4234475), especializada en arte tribal africano; el Museo Nacional de Uganda (Kitante Hill plot 5), con interesantes colecciones antropológicas y la reproducción de casas tradicionales de las diferentes etnias del país; elMercado de Pescado de Ggoba (a orillas del lago y muy cerca de las fuentes del Río Nilo) y las Tumbas de los reyes de Buganda (Masiro Rd; Tel: (+256) 4127 3600; E-mail: kabakafdtn@utlonline.co.ug ), mausoleos de los reyes de Buganda desde principios del siglo XIX hasta mediados del XX. Kampala también tiene fama de tener la mejor oferta de ocio nocturno de la región.
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