El fin del champú en miniatura en los hoteles españoles está cerca
Aunque los viajeros frecuentes pueden llegar a estar aburridos, para muchas personas, pasar una noche en un hotel es una celebración y unas pequeñas vacaciones. Las suaves sábanas, el mullido colchón, la cálida moqueta, la televisión de pantalla gigante y, cómo no, la colección de artículos de aseo en el cuarto de baño.
Es común encontrarse con una botellita de champú, otra de gel de baño, acondicionador, pastilla de jabón, loción corporal, y dependiendo de las estrellas, colonia, pasta de dientes, crema de afeitar y enjuague bucal.
Un pequeño tesoro, demasiado lujoso para usarlo durante nuestra estancia, más aún si como es habitual, llevamos nuestro propio jabón, champú, dentífrico y otros productos.
Cuando llega el momento de marchar, ponemos todas esas miniaturas en la maleta, y las conservamos en casa en una bolsa a la espera del siguiente viaje o para agasajar a una visita que nunca llega.
Años después, descubrimos el tesoro olvidado de docenas de miniaturas en un armario, muchas de ellas inservibles, y las botellas van a la basura. Si por el contrario usamos las miniaturas, el destino de las botellitas es el mismo, ya que el personal de limpieza del hotel las desechará.
La ONG Clean Conscience en el Reino Unido, dedicada al reciclaje de estos y otros productos, estima que 200 millones de miniaturas de baño terminan en los vertederos de aquél país cada año. El polietileno de alta densidad de esas botellitas tardará cientos de años en descomponerse, y sus restos terminarán en los ríos y océanos.
En Europa, cada persona genera de media casi 180 kg de residuos de envases al año. Los envases son uno de los principales responsables, ya que representan el 40% de los plásticos y el 50% del papel utilizados en la UE. Si no se toman medidas, los residuos de envases de plástico podrían aumentar un 46% de aquí a 2030, según la Comisión Europea.
No más miniaturas
La regulación europea a la que España pretende adherirse con la nueva Ley de residuos y suelos contaminados para la economía circular, fue aprobada el año pasado y desde el 1 de enero prohibe los plásticos de un solo uso en los embalajes de alimentos.
Dentro de la misma regulación, se prohíbe el uso de los envases de un solo uso para alimentos y bebidas dentro de restaurantes y cafeterías y los botes de champú en miniatura y otros envases en los hoteles.
Si se implementan todas las medidas de estas leyes antes de 2030, las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de los envases se reducirían en casi un tercio, el equivalente a las emisiones totales de un país de tamaño medio. El consumo de agua se reduciría en 1,1 millones de metros cúbicos.
Además de los beneficios para el medio ambiente, la desaparición de las emisiones de estos envases también pueden suponer un ahorro para todo el mundo.
Según un estudio de la Universidad de Oxford, eliminar las emisiones de los combustibles fósiles, y hacer una transición hacia energías renovables, aunque requiera una inversión, terminará ahorrando al mundo más de 11 billones de euros en 2050.
¿Qué hacer cuando ya no haya botellitas de jabón esperándonos en nuestra habitación de hotel? Muchas cadenas ya han comenzado a usar dispensadores rellenables como una forma mucho más lógica y sostenible de proveer de estos productos a sus clientes.
SI no nos gustan estas opciones, siempre podremos llevar los nuestros de casa en nuestras propias botellas reutilizables. Pocos echarán de menos la bolsa de miniaturas olvidada en el armario.
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