Desgraciadamente,vuelve a ser necesario recordar nuestro rechazo a la violencia machista, tras los 51 asesinatos de este año en nuestro país, y esto solo dentro de los supuestos que marca la actual ley integral contra la violencia de género de 2004, que no recoge el sentido real de la conmemoración del día 25 de Noviembre en toda su extensión. Esta sería mucho más amplia pues este día conmemora la violencia ejercida contra la mujer por el hecho de serlo, por ser considerada inferior por sus agresores, no solo se trata de meros asesinatos a manos de parejas o exparejas en una suerte de venganza.
Resulta increíble si nos paramos a pensarlo bien, que en pleno siglo XXI las mujeres sigamos reclamando igualdad en el más amplio sentido de la palabra englobando los entornos políticos, sociales, culturales y económicos. Y resulta además vergonzoso que las mujeres sigamos pasando miedo por la tremenda inseguridad que sufrimos, ante la creciente relajación en nuestro paísde la consideración en la gravedad de las agresiones de lo cual nos ha advertido incluso la ONU.
Qué duda cabe que la mejor herramienta para la prevención de estos delitos sigue siendo la educación. Educar en valores y conocimiento de los derechos sociales, educar en diversidad afectivo-sexual, educar en otras formas de construcción de masculinidades, alejadas de la identidad basada en la violencia, la fuerza o la imposición, educar para eliminar el sexismo de la vida cotidiana que según muchos expertos ya se encuentra presente en los menores a la edad de tres años y que suele acabar generando individuos machistas.
Pero hoy día, con la actual coyuntura política en algunas comunidades autónomas, nos encontramos con una nueva amenaza que quiere echar por tierra todo lo conseguido hasta ahora por miles y miles de mujeres que lucharon a lo largo de la historia para conseguir sus derechos. Los avances conseguidos,como el reconocimiento de las víctimas hayan denunciado la agresión o no, la inclusión de los menores en los protocolos de valoración de riesgos o la devolución de las competencias en la materia a los ayuntamientos, así como las sentencias conseguidas, como la de la manada de Pamplona, han enfurecido a los agresores que empiezan a sentir sus seculares privilegios amenazados y han surgido movimientos y partidos nuevos que nos quieren hacer retroceder décadas, llegando a impedir la lectura de manifiestos institucionales para el 25N contra la violencia machista en algunos parlamentos y ayuntamientos donde son fuerza de gobierno o socios indispensables.
No lo vamos a permitir. Debemos mantener los logros conseguidos y seguir avanzando frente a quienes quieren meter los avances en un cajón y volver a recluir el problema dentro del ámbito intrafamiliar, aunque el 85% de esa violencia intrafamiliar sea violencia machista. Debemos exigir el cumplimiento íntegro de la ley de 2004, el pacto contra la violencia de género de 2017 que aunque lejos de ser el pacto feminista que necesidad nuestropaís, recoge algunos avances en la materia, así como el cumplimento íntegro del convenio de Estambul ratificado por España en al año2014.
En definitiva, avanzar en su erradicación creando ámbitos de reflexión, que hagan de la coeducación esa necesaria vía de transmisión desde la infancia, de los valores de igualdad y respeto hacia todas las personas en su diversidad y legislar y hacer cumplir esa legislación, para eliminar de una vez una lacra que nos deshumaniza a todas, como es la violencia machista.
#NiUnaMenos #YoSíTeCreo
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