Profesores en huelga en la escuela concertada: “Hasta en las huelgas el alumnado es el centro”
Los sindicatos de la enseñanza concertada -ELA, STEILAS, LAB, CCOO y UGT- no van a dar su brazo a torcer. A los ya 24 días de huelga se suman las jornadas convocadas del 1 al 4 de abril y no descartan convocar más jornadas de paro en mayo si la situación no mejora. Javi Durana es, desde hace 17 años, profesor de inglés en la ESO y Bachillerato en el colegio Presentación Maria de Vitoria y también enseña inglés en un curso formativo de enseñanza superior para estudiantes de primer ciclo de infantil. Durana es consciente de que la situación que él está viviendo como profesor en el colegio debe mejorar, pero es más consciente aún, que las profesoras de niños de 0 a 3 años, casualmente un colectivo muy feminizado, son las que se están llevando la peor parte. Esa es una de las razones principales por las que se suma a la huelga:
“Este colectivo está particularmente precarizado, trabajan el mayor número de horas, con unos horarios bochornosos y sus condiciones son bastante duras. Ella se coordinan pero si tienes a tu cargo a 20 niños de dos años, por ejemplo, no les puedes dejar solos en ningún momento, no puedes ni ir al baño en caso de una urgencia”, comenta este profesor en una entrevista telefónica con eldiarionorte.es.
Al igual que Durana, Eneko Lozano también se suma a la huelga. Lozano lleva 21 años dando clase de física en la ESO y bachillerato en un colegio de Donosti. Asegura que sus condiciones laborales se fijaron hace 30 años, momento en el que, recuerda, “tan sólo” iban a clase con el cuaderno y el libro, ponían “un par de exámenes” y les quedaba tiempo de sobra para preparar sus clases. Con la digitalización y la especial atención a alumnos con problemas como TDAH, por ejemplo, la situación ha dado un giro de 180 grados.
“A la hora de poner un examen de física, tengo que hacer 4 exámenes diferentes para una misma clase, que está muy bien pero todo esto con las mismas condiciones de hace 25 años. Luego vinieron las nuevas tecnologías, en la mayoría de los centros se han quitado los libros y se nos ha convertido a los profesores en editoriales, en editores. Generar material digital supone un montón de trabajo y un montón de horas. Antes hacíamos un examen y un control ahora con la nueva ley de educación y la evaluación por competencias nos supone recoger muchos más trabajos que los que recogíamos antes. Yo hoy en día por ejemplo en la mayoría de las clases pongo tres exámenes y recojo dos trabajos, tengo 280 alumnos. Entonces son un montón de horas que trabajamos en casa porque la estructura sigue siendo la misma que hace 25 años, pero se nos han ido sumando un montón de cosas”, asegura Lozano.
Sentados alrededor de una mesa, Maite, Ana, Jon y Carlos -nombres ficticios- cuentan su visión del conflicto a este diario. Maite es especialista en apoyo educativo; Ana, profesora de euskera en la ESO y Bachillerato; Jon es profesor de Formación Profesional (FP) y Carlos, es personal de administración y servicios. Todos ellos, cada uno desde su trinchera particular, están viviendo esta disputa con hastío e impotencia pero sin perder la esperanza. Todos ellos son conscientes de que, a pesar de las huelgas, se han organizado de tal manera que el rendimiento académico de los alumnos no se verá afectado.
Maite, que trabaja desde hace 16 años en un colegio de Bizkaia del que prefiere no decir el nombre por las represalias que pueda llegar a tener, asegura que el trabajo de las especialistas “ha estado siempre un poco en el aire”:
“Kristau Eskola se acuerda de la inclusión y del alumnado con necesidades especiales sólo cuando van a hacer campaña de matriculación. Dicen que apuestan por la inclusión y bajo mi punto de vista no es verdad. Ellos cogen un dinero que reciben del Gobierno Vasco y lo trasladan a las aulas. Es necesario que los propios centros pongan más dinero para que esos chavales no estén solos. Hay casos de chavales con Sindrome de Down que están solos en clase, en primero de primaria, hay casos de chavales con paranoias que de repente rompen cristales porque están solos en las aulas, casos de agresiones...y nosotros pensamos que sí que tienen que estar integrados pero hay que cuidarlos porque tienen el mismo derecho que el resto del alumnado”, indica Maite, a quien ante la situación con su colegio y la dirección de éste, tuvo que cogerse la baja durante un mes.
Las especialistas en apoyo educativo no son consideradas docentes, por lo tanto, no reciben cursos de formación. Tampoco se les prepara para el tipo de alumnado con el que van a trabajar y, en ocasiones, trabajan con niños con distintas patologías y dificultades.
Al escuchar a Maite, Ana asegura que ella no tiene problemas con la dirección de su colegio pero sí con algunos de sus compañeros que prefieren no sumarse a la causa. Ana, es consciente de que para los profesores de Bachillerato, que es donde se suscita una mayor preocupación por pérdida de temario durante los días de huelga, ir a la huelga puede resultar más complicado pero incide en que son profesionales y que si es necesario, muchos de ellos adelantan materia o, en su caso, dejan temario a los alumnos durante los días que no está.
“Otra parte que está siendo especialmente dura son los compañeros que no se están solidarizando con la causa. A mí se me está haciendo duro el enfrentarme, no es fácil tener compañeros que se van a beneficiar de algo que a ti te está costando no sólo dinero, sino un astío, un cansancio...y ver que no se soluciona nada, los sindicatos en un lado, el Gobierno Vasco en otro y nosotros en el medio, muchas veces viendo la jugada. Yo salgo por principios porque creo sinceramente que lo que se reivindica es justo pero es mucho tiempo ya, es desgaste”, afirma Ana, quien no puede evitar emocionarse al decir esas palabras.
Al otro lado de la mesa, Jon explica que si no se hubieran organizado correctamente los días de huelga, en su caso, sus alumnos de FP podrían haber perdido el plazo para realizar las prácticas en empresas y, con ello, retrasarse un curso escolar. Pero hasta la hora de elegir los días han pensado en los alumnos.
“En Formación Profesional durante las últimas huelgas, si se hubiesen establecido las huelgas de otra manera, los alumnos se podrían haber quedado sin ir a prácticas en empresa y podrían haber perdido un año, eso es poner de nuestra parte. Hasta en las huelgas el alumnado es el centro”, a asegurado Jon.
Por último, Carlos, es consciente de que su colectivo, el personal de administración y servicios, son “los invisibles” del sistema, ya que, ni siquiera aparecen en las últimas propuestas que han publicado desde la patronal.
“Somos los que tenemos los salarios más bajos y jornadas muy parciales. Por ejemplo, los que cuidan el comedor son personas que tienen 2 horas al día, imagínate el salario. De las cosas que está ofreciendo Kristau Eskola, el personal de administración y servicios se queda afuera ¿entonces qué, soy invisible? La gente está muy mosqueada. No se nos ve pero estamos ahí y ¿qué contamos para las patronales? Pues absolutamente nada. Entonces en ese sentido dices ¿por qué estamos en huelga? Porque estamos hasta las narices de que seamos invisibles” señala Carlos, quien lleva trabajando 15 años en un centro de Bizkaia.
Con la última oferta de Kristau Eskola, los salarios de los profesores de infantil y primaría se verían incrementados en un 4,22 % respecto al convenio de 2009, los no licenciados del primer ciclo de la ESO cobrarían un 4,34 % más, el salario de los licenciados de este ciclo subiría el 12,93 % y el de los profesores del segundo ciclo de secundaria y los de bachiller lo harían en un 3,09 %. Oferta con la que, según indican han llegado al final de su recorrido. No obstante, estos docentes y no docentes no van a perder la esperanza y van a seguir “luchando por lo que consideran que es justo” porque ellos no es que “quieran trabajar menos”, es que buscan que sus “condiciones mejoren”.
El conflicto está motivado por la falta de acuerdo en la negociación del convenio en el sector, que lleva sin renovarse desde hace diez años, y afecta a 250 centros de iniciativa social, que representan el 70 % de la enseñanza privada concertada vasca. En esos colegios trabajan cerca de 9.000 personas y estudian alrededor de 120.000 alumnos. A mediados de este mes se vivieron cuatro días consecutivos de huelga, que se suman a las dos semanas largas que se han perdido desde que se inició el curso.
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