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Euskadi podría cambiar el cuento y proteger al lobo

Desmontando el mito del lobo

Alba Díaz de Sarralde

El cuento podría cambiar: la amenaza no sería el lobo. El lobo sería el amenazado y, en Euskadi, estaría catalogado como tal. Han pasado seis años desde que la lucha del Grupo Lobo de Euskadi/Euskadiko Otso Taldea, ONG dedicada al Estudio y Conservación del Lobo en Euskadi, comenzó a luchar por este fin. Ahora, el Gobierno vasco ha acordado iniciar el procedimiento para estudiar si incluye al lobo en el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas.

Sin embargo, el cuento no tiene por qué tener un final feliz: solo se ha iniciado el proceso, la inclusión no es, por el momento, algo definitivo. De hecho, aunque estén contentos, desde el Grupo Lobo creen que no será fácil: “Probablemente haya presiones del sector ganadero o de las propias diputaciones”, afirma Andrés Illana, miembro de la asociación. Aun así, según la asociación, “no puede haber otra solución que no sea la catalogación de la especie”.

El Grupo Lobo, al igual que el Ararteko en su informe, lo tiene claro: “Una especie no se puede catalogar o descatalogar por presiones de sectores económicos, mirando si es beneficiosa o perjucidial para intereses particulares. La legislación dice que tiene que estar catalogada según su estado poblacional” ha sentenciado Illana.

El camino del Grupo Lobo no ha sido sencillo. Desde 2012, ha remitido sin respuesta su solicitud al Ejecutivo vasco hasta en tres ocasiones diferentes y ha impulsado iniciativas como recogidas de firmas. Su motivación: el peligro de extinción en Euskadi, donde solamente hay unos cinco ejemplares. Una situación que sería “irreversible” según la ONG. “El Catálogo es del País Vasco, no cabe decir que el lobo está bien en Asturias” comenta Illana.

Este junio, el Grupo Lobo llegó incluso al Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV): “La inacción administrativa gubernativa reiterada durante seis años nos fuerza irremediablemente a exigir vía judicial que el Ejecutivo vasco cumpla con la legislación que le obliga a proteger inequívocamente al lobo”, afirmó la asociación entonces. Ahora, Illana lamenta que el procedimiento se haya iniciado “tras haber tenido que poner una denuncia al TSJPV ante el silencio administrativo”. 

Además, según indicó, ese proceso administrativo debería haberse realizado de oficio por la Consejería de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda del Ejecutivo, en el marco de sus competencias, y con el conocimiento disponible acerca de la situación de los lobos en Euskadi, “desde hace largos años”. “No ha sido así, y el silencio como estrategia política y/o burocrática nos ha conducido a adoptar la vía judicial como única forma de que el Ejecutivo cumpla el ordenamiento jurídico suprarregional”, manifestó la asociación el pasado mes de junio.

Sin embargo, fue en 2015 cuando recurrió al Ararteko: ante la falta de respuesta del entonces Departamento de Medio Ambiente y Política Territorial del Gobierno Vasco, la asociación pidió ayuda al Defensor del Pueblo. Su resolución, emitida dos años más tarde, fue favorable. Y, para Andrés Illana, del Grupo Lobo, “no ha sido hasta que se ha ido al TSJPV que el Ararteko ha sacado su conclusión”.

La principal consecuencia de la inclusión sería la obligación de aprobar un plan de gestión del nivel de población del lobo en Euskadi, donde ha descendido considerablemente. Los planes de gestión están dirigidos a restablecer y mantener un estado de conservación favorable de una especie, para lo cual deben plantearse medidas para eliminar las amenazas existentes. 

La decisión del Ararteko se basó en el régimen de protección de esta especie recogido en el Convenio de Berna y en la Directiva Hábitats de la Unión Europea, las obligaciones de vigilancia y control que de ellos derivan. La Ley Vasca de Conservación de la Naturaleza es la que rige el Catálogo, que “tiene un ámbito de actuación y tiene que legislar las especies que tenemos o las que no tenemos”, según Illana. “La obligación de las administraciones es mantener el estado de conservación favorable de la especie, que es lo que exigen también desde la Unión Europea” ha añadido.

A nivel institucional, en el Parlamento vasco, EQUO Berdeak en Elkarrekin Podemos ha propiciado la apertura del debate. “Pretendemos abrir un debate sosegado y conciliador, escuchar a todas las voces implicadas y atender las necesidades de cada parte. Queremos evidenciar que la defensa y protección de esta especie es una oportunidad para todas y no una amenzaza como sostienen los sectores ganaderos, perjudicados por una desacertada gestión de la situación”, ha afirmado en ocasiones el parlamentario José Ramón Becerra.

Conflictos con la ganadería

Uno de los expertos que acudieron al Legislativo a petición de Becerra fue el jefe del Departamento de Cultura, Naturaleza y Patrimonio del Consejo de Europa, Eladio Fernández-Galiano. Se dirigió al Parlamento vasco en la Comisión de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda en el mes de mayo. Fernández-Galiano instó al Legislativo a llegar a consensos para la gestión de la especie, decidir cuántos lobos tiene que haber en el País Vasco y tomar las medidas oportunas para evitar conflictos.

“El lobo ha ido ganando terreno en sitios mayormente abandonados por la gente. En los últimos años obedece a un fenómeno de abandono rural, donde encuentra su nicho natural”, relató Fernández-Galiano a este periódico en el mes de mayo. 

El problema, según el experto, es la llegada de la especie a lugares donde se ha perdido la costumbre de vivir con el lobo: “Antes el pastor salía con dos mastines. Sabía que había lobo y el riesgo de ataques. Pero cuando desaparece, se crea una nueva manera de gestionar el medio rural, más cómoda. Dejan a las ovejas en el redil, sin vigilar... Y al volver el lobo les cambia la vida”. Afirma que cuando llega a lugares desacostumbrados a su presencia, “naturalmente, crea conflictos”.

Instó a la Comisión a hablar de números, ya que la desaparición de la especie “puede crear desequilibrios ecológicos”: “Tienen que decidir cuántos lobos quiere tener Euskadi, dónde y tomar las medidas para que causen el menor conflicto posible”. 

Illana afirma que en esta fase no se tiene que tener en cuenta a los ganaderos. “Ni a los ecologistas, ni a nadie” ha añadido. “Lo único que se tiene que tener en cuenta es la situación poblacional del lobo. Ahora mismo no hay grupos reproductores, así que está en riesgo de extinción y tiene que estar catalogada como máxima protección. Eso es así, no nos lo puede refutar nadie” sentencia.

“Las especies no se meten según los intereses de los sectores, se meten según su estado poblacional porque es lo que dice la ley” reitera Illana. Para el miembro del Grupo Lobo, el debate debe crearse a la hora de tomar medidas tras la catalogación del lobo, no en las fases previas: “Cuando se elabore el plan de gestión sí que hay que hablar con los ganaderos para ver cómo se puede compatibilizar la presencia del lobo con la ganadería. Porque nosotros también queremos ver ganadería extensiva, en el monte, y minimizar los riesgos de ataques”.

Ecologistas en Acción presentó en febrero un informe en el que, para evitar los conflictos con la ganadería extensiva, se propone la convivencia frente al ataque. Su objetivo fue promover medidas preventivas frente a la reducción de sus poblaciones, un proyecto realizado junto con ganaderos y ganaderas. 

La situación del lobo en Euskadi

En el País Vasco, actualmente solo existen unos cinco ejemplares según un censo del Departamento de Sostenibilidad y Medio Natural de 2016. Estos se encuentran en Carranza, Bizkaia: tres ejemplares en Ordunte y dos en Armañón. Aunque el informe afirme que pueda tratarse de dos manadas diferentes, desde el Grupo Lobo afirman que “no hay grupos reproductores” completos en Euskadi, que se trataría de ejemplares aislados.

A pesar de la reducida población en el territorio vasco, Ekologistak Martxan afirmó en 2016 que la Diputación “dirigió una serie de batidas que supusieron la muerte de, al menos, tres lobos” del único grupo que existía entonces. “A estas batidas siguieron otras, por lo que parece que lo que pretendía la Diputación era exterminar a todo el grupo”.

El último informe reflejaba que únicamente había una manada en Euskadi. “Sabiendo eso, la Diputación Foral de Bizkaia decidió unilateralmente cargarse todos los lobos del País Vasco” lamenta Illana. “Desde entonces, no hay constancia de que ese único grupo reproductor haya tenido crías”.

Según Ekologistak Martxan, la tardanza del Ejecutivo en dar respuesta a la petición registrada serían las conclusiones del estudio cuyos datos la avalaban: “Habría que añadir las declaraciones en la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento vasco del coordinador de dicho informe, que sostuvo en comparecencia pública que ante la situación actual de la especie y con la ley en la mano, el lobo en Euskadi debería de estar en el catálogo”.

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